Guatemala, 6 ene (EFE).- La seguridad alimentaria y nutricional en América Latina está estancada o al menos, no ha mejorado: unos 34 millones de personas siguen sufriendo de subnutrición, el 47,7 % de los niños menores de 5 años padece anemia y el 49,8 %, aproximadamente 1,3 millones, tiene desnutrición crónica.
Las cifras "no han variado ostensiblemente en la región, siguen siendo las mismas y siguen siendo preocupantes", reconoce en una entrevista con Efe en Guatemala el director regional para América Latina del Programa Mundial de Alimentos (PMA), el peruano Miguel Barreto.
América Latina y el Caribe produce suficientes alimentos para satisfacer las necesidades de todos sus habitantes, pero el problema central de la inseguridad alimentaria sigue siendo el mismo: la falta de acceso a los nutrientes, una dieta poco variada, la alta vulnerabilidad a los desastres naturales y la desigualdad social.
En Guatemala, por ejemplo, la "dieta estática" está basada en maíz, fríjol, algún vegetal y, "de vez en cuando", un huevo. Es necesario acercar productos ricos en fosfato o hierro "sin impactar en el coste de la canasta básica"
Con el verbo educar enraizado en su discurso, Barreto, consciente de que es necesario revertir esta situación, aboga por afrontar unas situaciones que ya son "casi cotidianas" con políticas públicas y programas orientados al cambio de hábitos alimenticios: "No todos aquellos que dejan de ser pobres extremos comen mejor".
Es decir, no hay una relación directa entre la reducción de la pobreza y la mejora de la seguridad alimentaria de la población, por lo que hay que invertir en "educación nutricional" y promoción de productos con niveles de micronutrientes que suplan las carencias de la dieta local de las poblaciones más vulnerables.
En Guatemala, por ejemplo, la "dieta estática" está basada en maíz, fríjol, algún vegetal y, "de vez en cuando", un huevo. Es necesario acercar productos ricos en fosfato o hierro "sin impactar en el coste de la canasta básica", abunda.
Identificar los micronutrientes de los que carece la población, como ya hizo el PMA en Guatemala con un estudio innovador y único, ayudará a que el país centroamericano deje de ser el que más desnutrición crónica infantil tiene de toda la región: casi la mitad de los niños menores de 5 años padece esta lacra.
"Hay que generar evidencia de cuál es realmente el problema para poder solucionarlo", insiste Barreto, y recuerda que en Bolivia o Perú se realizaron estudios parecidos que ayudaron a detectar los obstáculos y atajarlos, pues a veces, insiste, el problema está en que la población no sabe cómo utilizar los micronutrientes.
Sobre si es posible que el presidente de Guatemala, Jimmy Morales, cumpla su promesa y reduzca en 10 puntos la desnutrición crónica infantil en menores de 2 años durante su mandato (2016-2020), el director regional del PMA reconoce que es "bastante, bastante complicado", pues los resultados requieren de 5 a 10 años para ser visibles.
Pero al margen de ello, continúa, "lo adecuado es que los Gobiernos promuevan una mesa de diálogo" que permita que esta problemática se aborde "a largo plazo" -más allá del periodo de Gobierno y del color del partido político- y con la implicación de todos los sectores.
El éxito de algunos países en el combate a esta lacra, como Chile, México o Uruguay, pasó por mantener el plan, las estrategias, las metas y las intervenciones: "Afrontar los problemas de desnutrición requiere de un acuerdo nacional que vaya más allá de un periodo de Gobierno".
Barreto, cuestionado por si la situación en América Latina es crítica, reconoce que hay cuatro puntos complicados: el Corredor Seco centroamericano, la zona alto andina, Haití y la inmediatez ante los desastres, factores para los que el PMA está colaborando con los Gobiernos.
Preliminarmente, avanza, "la situación estructural de pobreza y vulnerabilidad en el Corredor Seco" requiere de un tratamiento especial para solucionar los problemas a largo plazo. Durante 4 años la zona ha sufrido una sequía continua que, según las cifras iniciales, ha "complicado" los índices de la desnutrición aguda.
Hace más de 20 años, el fotógrafo sudafricano Kevin Carter sorprendió al mundo con la imagen de un niño sudanés famélico vigilado de cerca por un buitre. Los críticos vieron sensacionalismo y otros solo una realidad que continúa hoy en día. También en América Latina. EFE