Ginebra, 4 jul (EFE).- El aumento del uso de productos derivados de los cuernos de rinocerontes o de partes del cuerpo de los tigres como símbolo de ostentación de riqueza está poniendo aún más en peligro la supervivencia de estos dos animales, denunció hoy la ONU.
El Comité permanente de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Salvajes de Fauna y Flora (CITES) se reunirá la próxima semana en Ginebra para analizar la implementación de las normas sobre comercio ilegal de especies protegidas.
Uno de los puntos más relevantes de la agenda será el aumento del comercio ilícito de cuernos de rinocerontes y de partes de tigres, explicó hoy en rueda de prensa el secretario ejecutivo de CITES, John Scanlon.
"Estamos observando un preocupante cambio en la demanda de algunas especies. Antes estas especies se buscaban porque se creía que algunas de sus partes curaban enfermedades o alargaban la vida. Ahora observamos que se usan para mostrar riqueza".
Se espera que durante las sesiones de la próxima semana -del 7 al 11 de julio- Sudáfrica, Vietnam y República Checa presenten informes al respecto del tráfico de cuernos de rinocerontes, dado que son el primer país exportador de tráfico ilícito, el primer receptor y uno de los principales intermediarios, respectivamente.
"El comercio ilegal es mayor que la capacidad que los rinocerontes tienen de reproducirse", lo que representa una gran amenaza.
De hecho hasta el 2007 la población de rinocerontes en el mundo se había estabilizado y parecía que la amenaza había desaparecido, sin embargo a partir de 2008 comenzaron a detectarse actos de caza ilegal en forma creciente, con 88 casos anuales, al siguiente año 15, hasta el millar contabilizado el año pasado.
Con respecto a los tigres, cuya piel es la más requerida, "solo hay 3.000 ejemplares viviendo de forma salvaje", recordó Scanlon, destacando la importancia de proteger la especie antes que su declive sea irreversible.
Los 19 miembros del Comité Permanente y los 400 participantes en la conferencia también analizarán el caso de los elefantes, cuya matanza se basa en el comercio ilegal de marfil.
En la última década se ha detectado un incremento de la caza ilegal de elefantes por lo que su supervivencia está amenazada dado que la especie no puede reproducirse al mismo nivel que es diezmada.
Ocho países donde existe comercio ilegal de marfil -Camerún, Congo, Egipto, Etiopía, Gabón, Mozambique, Nigeria y República Democrática del Congo- deberán presentar una actualización de lo hecho hasta la fecha para frenarla, y de lo que pretenden hacer en el futuro cercano.
Otros seis países -Angola, Camboya, Catar, Emiratos Árabes, Japón y Laos- también deberán presentar un informe de sus planes para combatir el tráfico ilegal.
El Comité hará hincapié en la necesidad de que se implemente el plan de acción sobre el elefante africano; en que aumenten los controles de los mercados nacionales de marfil; que se incremente la colaboración entre países africanos y asiáticos para evitar el contrabando de marfil; y que se lleven a cabo acciones conjuntas de represión del comercio ilegal a través del Consorcio Internacional de Combate al Crimen sobre Vida Salvaje (ICCWC, en sus siglas en inglés).
"Existen varias formas de luchar contra el contrabando ilegal. Para la demanda, se puede luchar haciendo campañas de comunicación para que una persona individual deje de comprar un bolso o un elemento ornamental producido con una especie protegida, pero también se debe luchar de forma contundente contra el crimen organizado que controla el comercio ilícito", explicitó Scanlon.
"En muchos casos nos enfrentamos a bandas organizadas a escala internacional y hay que actuar a través de Interpol".
Los delfines también estarán sobre la mesa, tras la aceptación de las Islas Salomón, principal exportador de estos animales, de parar el comercio hasta hacer una investigación sobre la sostenibilidad de la especie.
El estado de los tiburones, los antílopes tibetanos y los guepardos, entre otros, también serán analizado, así como el cumplimiento que los 180 estados miembros de la Convención hacen tanto de lo establecido por el convenio como de sus propias obligaciones individuales. EFE