SANTO DOMINGO República Dominicana.- La Sociedad de Arquitectos de la República Dominicana condenó lo que consideró como otro atropello al patrimonio natural, “a una obra referente de la Arquitectura y el Paisajismo de este país, como lo es el Jardín Botánico Nacional, Dr. Rafael María Moscoso”.
La SARD expresó que no se opone al progreso, sin embargo, consideraron que una propuesta de índole urbano en la manera que se ha desarrollado, con la ampliación y ensanchamiento vial de la avenida República de Colombia en toda la vía frontal Oeste de este simbólico entorno vital, no parece ser la más adecuada.
Entienden que esta vez no sólo ha lesionado una cantidad de valiosas especies arbóreas endémicas y flamboyanes ya de tamaño adulto de una manera irreversible; “con esta intervención se lesiona el capital natural de la ciudad y la memoria histórica de una de las esquinas más atractivas del país”.
“Al intervenir esa franja de la vía, el problema persiste más adelante; pero ya el daño está hecho, y el perímetro de la obra paisajística del arquitecto Benjamín Paiewonsky, y su área protegida han sido mutiladas, violando así de nuevo leyes existentes”.
Lea completo el comunicado de la SARD
Comunicado de la Sociedad de Arquitectos de la República Dominicana, (SARD), ante la agresión al Jardín Botánico Nacional y demás obras patrimoniales.
La Sociedad de Arquitectos de la República Dominicana una vez más eleva su voz a las autoridades de la nación ante otro atropello al patrimonio natural, y a una obra referente de la Arquitectura y el Paisajismo de este país, como lo es el Jardín Botánico Nacional, Dr. Rafael María Moscoso.
La SARD no se opone al progreso; los miembros de ésta sociedad se suman al desarrollo y a la solución de problemáticas urbanas que derivan del sistema de tránsito, como son los taponamientos vehiculares, que a toda vista existen en el Gran Santo Domingo. Nueva vez una propuesta de índole urbano en la manera que se ha desarrollado, con la ampliación y ensanchamiento vial de la Ave. República de Colombia en toda la vía frontal Oeste de este simbólico entorno vital, no parece ser la más adecuada.
Esta vez no sólo ha lesionado una cantidad de valiosas especies arbóreas endémicas y flamboyanes ya de tamaño adulto de una manera irreversible; con esta intervención se lesiona el capital natural de la ciudad y la memoria histórica de una de las esquinas más atractivas del país. Al intervenir esa franja de la vía, el problema persiste más adelante; pero ya el daño está hecho, y el perímetro de la obra paisajística del arquitecto Benjamín Paiewonsky, y su área protegida han sido mutiladas, violando así de nuevo leyes existentes.
Los espacios verdes del Jardín Botánico, intervienen no sólo en producir oxígeno, proteger de los ruidos, regularizar la humedad, y servir de áreas de esparcimiento, sino que la historia urbana los van convirtiendo en símbolo y en una zona sagrada de la ciudad.
Las obras patrimoniales en todas las naciones son respetadas, veneradas y protegidas. Desde un tiempo a la fecha, cada día aparecen sorpresas de modificaciones a monumentos históricos y sitios en la ciudad sin el estudio correspondiente, sin el sentido de preservar esta zona como patrimonio universal de la humanidad, como lo declarara la ONU en mil novecientos noventa. Casos de demoliciones establecidas en edificaciones de valor arquitectónico en el frente marino de la Ciudad Colonial de Santo Domingo (CCSD), sin los permisos correspondientes y aprovechando un día de asueto. Así también la demolición de las chimeneas de la Planta eléctrica de Timbeque, y en la estructura del Hospital William Morgan, donde se pudo buscar una solución alternativa y proteger dicha obra diseño del Arq. Marcial Pou, con gran valor patrimonial.
Santo Domingo de Guzmán, amanece cada día con intentos de intervenciones al patrimonio arquitectónico, urbano y natural a partir de iniciativas no consensuadas provenientes de diversas entidades públicas y empresas de construcción de capital privado sin el debido protocolo de consenso ciudadano, ni los técnicos de gestión del patrimonio para su ejecución, y no teniendo como concepto esencial que la historia sea la protagonista.
Todas estas agresiones a la arquitectura, el paisaje y a la urbanística de nuestras ciudades riñen con el sentir ciudadano. Están cargadas de improvisación, y representan una violación a las leyes y normas del país y esto debe terminar ya. Las demás obras citadas en este comunicado también son hitos de la arquitectura dominicana; estas obras han sido eliminadas del inventario patrimonial, o han sido modificadas de manera incorrecta. La ciudad no solo se está quedando sin patrimonio arquitectónico, sino que cada vez más se está destruyendo el paisaje de la memoria urbana
La SARD condena la improvisación para el logro de objetivos de intervención que impactan el medio ambiente y el patrimonio construido, la indefensión en que vivimos y la lenidad con que se actúa ante todos estos casos. Apelamos al buen juicio de las autoridades pertinentes para de ahora en adelante, reparar de alguna manera lo ya dañado, poner coto a los atropellos continuos en la ciudad, en el paisaje urbano, en las obras emblemáticas, y a la vez resarcir a la ciudadanía simplemente haciendo lo correcto.
DIRECTIVA SOCIEDAD DE ARQUITECTOS DE LA REPÚBLICA DOMINICANA, SARD.