Moscú (EFE).- Más de 80 vuelos cancelados y kilómetros de atascos en las carreteras son algunas de las consecuencias que sufre Moscú por la tormenta de nieve que recorre toda Rusia central, la peor en lo que va de invierno.
Una copiosa nevada, acompañada de fuertes vientos con rachas de hasta 20 metros por segundo, ha puesto en alerta a los servicios de emergencia moscovitas ante el temor de que la capital rusa quede colapsada por un fenómeno natural calificado de anormal por los meteorólogos.
Con lo peor de la tormenta aún por llegar, los tres aeropuertos internacionales de Moscú han cancelado ya mas de 80 vuelos y han advertido de que otros muchos sufrirán importantes retrasos.
La situación es aún peor en San Petersburgo, a orillas del mar Báltico, donde la nieve empezó a caer desde primera hora de la mañana y la ventisca obliga a sus habitantes a aferrarse al mobiliario urbano para andar por la calle, como se pudo ver en las imágenes de la televisión rusa
Los atascos en la circunvalación que rodea la ciudad superan ya los 11,5 kilómetros, pese a que los autoridades recomendaron a primera hora a los automovilistas que dejaran sus coches en casa.
Tras varios días con temperaturas mínimas por debajo de los 20 grados centígrados bajo cero, el termómetro ha subido vertiginosamente en pocas horas hasta los 9 grados bajo cero y lo seguirá haciendo hasta acercarse mañana a los 0 grados.
Todo esto se ha traducido en una brusca bajada de la presión atmosférica y amenaza con golpear a Moscú con la temida lluvia helada, una precipitación en forma de agua que se convierte en hielo en las capas bajas de la atmósfera.
La alta temperatura en las capas medias de la atmósfera, a una altura de 1,5 kilómetros, derrite la nieve, que luego se congela poco antes de tocar suelo, explica el fenómeno el Centro Meteorológico de Rusia.
La lluvia helada ya hizo estragos en Moscú en 2010 y 2013, cuando provocó la caída de árboles y postes de electricidad y dejó carreteras y aceras como auténticas pistas de patinaje sobre hielo, un peligro para coches y peatones.
La situación es aún peor en San Petersburgo, a orillas del mar Báltico, donde la nieve empezó a caer desde primera hora de la mañana y la ventisca obliga a sus habitantes a aferrarse al mobiliario urbano para andar por la calle, como se pudo ver en las imágenes de la televisión rusa.
La tormenta de nieve, que abarca grandes extensiones de la parte europea de Rusia, no amainará hasta mañana por la tarde, según los meteorólogos.
A las temperaturas anormalmente cálidas para esta época del año les seguirá a partir de este miércoles otro brusco cambio en sentido contrario, con el retorno de los termómetros a registros muy debajo de la norma, a mínimas de hasta 24 grados bajo cero en Moscú a medida de que avance la semana. EFE