Santo Domingo. –  Marisol Encarnación es una estudiante de medicina del barrio La Piña de Santo Domingo Oeste y está aprendiendo a ver los alimentos desde una perspectiva muy distinta: la del aprovechamiento a partir de la creatividad, que hace posible que productos descartados tradicionalmente sean ahora reutilizados para alimentar a su familia y más aún, convertirlos en fuente de ingresos y mejorar sus condiciones de vida.

“Nunca pensé que se podían elaborar tantos platos con alimentos que creemos que no sirven y después vemos que se les puede sacar provecho.  Ya empecé a vender mi bizcocho de coco y yuca que aprendí en los talleres y mis planes son montar un negocio propio en mi comunidad”, explica esta joven que aprendió a preparar bizcochos y mermeladas con excedentes de productos que ha aprovechado y ahora vende en su barrio.

Recogida alimentos.
Recogida alimentos.

Marisol es parte de un grupo de familias que participaron en un programa de innovación social que ejecuta la FAO y el Comité Nacional para la Prevención y Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos de la República Dominicana, para reutilizar las frutas y los vegetales en buen estado que se desperdician diariamente en el Mercado de Santo Domingo.

De la mano de las solidarias chefs Inés Páez y Catherine Lemoine, estas familias residentes en parajes cercanos a este mercado, como La Cuaba, La Piña y Villa Linda, recibieron clases de cocina para aprender a reutilizar los comestibles de forma innovadora, así como entrenamiento en inocuidad y manipulación de alimentos.

El programa de innovación también comprende capacitación en emprendedurismo y planes de negocios impartidos por el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), para que las familias -que en su mayoría integran la red de apoyo social del Programa Progresando con Solidaridad (PROSOLI)- aprendan técnicas para iniciar pequeños negocios en base a estos alimentos recuperados.

“Aprendí que muchos alimentos que uno desecha regularmente porque entiende que no sirven, como los tallos de las verduras, tienen mucha utilidad y les dan muy buen sabor a las comidas”, explica Ana Lisbeth, madre de dos niñas del barrio La Cuaba.

Tanto Marisol como Lisbeth resultaron ganadoras de un concurso elaborado en el marco de este proyecto en el que, a través de PROSOLI, participaron 72 personas de 4 comunidades, quienes presentaron 16 propuestas de negocios.

Marisol Encarnación
Marisol Encarnación

Ana Lisbeth fue escogida como primera ganadora con una propuesta de muffins de zanahoria, mientras que Marisol ganó con un bizcocho de yuca y coco. La tercera ganadora fue Alexandra Canario de Villa Linda, con la preparación de un sazón natural.

La meta: Cero Desperdicio

En la República Dominicana 2.5 millones de libras de alimentos se van a la basura cada semana, mientras el 13,5% de la población padece subalimentación.

Frenar la pérdida y el desperdicio de alimentos en toda la cadena alimenticia es una de las metas de la FAO, ya que con los comestibles que son desperdiciados diariamente se podría alimentar a esa población subalimentada, ahorrar el gasto innecesario en recursos naturales como el agua y disminuir el impacto ambiental.

Julien Bulliard
Julien Bulliard

Los mercados metropolitanos de abasto se han visualizado como puntos estratégicos para el aprovechamiento de alimentos. Estimaciones recientes del Mercadom indican que semanalmente se desperdician 24,026 libras de frutas y vegetales en la fase de comercialización, estimándose pérdidas de 1, 249,352 unidades de alimentos al año, principalmente frutas y vegetales, que podrían ser aprovechados por estas comunidades cercanas.

“Semanalmente retiramos mil libras de alimentos del Merca Santo Domingo, con los que suplimos de productos frescos a los más necesitados. Pero, además, apoyamos a las comunidades que buscan salir de la pobreza, a través de un modelo de emprendimiento en el que participamos varias instituciones que trabajan para echar adelante esta iniciativa”, explica Julien Bulliard, Gerente del Banco de Alimentos de la República Dominicana.

Este banco de alimentos viene recibiendo asistencia técnica de la Vicepresidencia de la República y de la FAO para lograr el fortalecimiento y operatividad de esta organización sin fines de lucro que provee alimentos a entidades que trabajan con personas en situación de vulnerabilidad como asilos de ancianos y orfanatos. 

Toneladas de Solidaridad

Arcadio Tavarez, director de Operaciones del Merca refiere que han concienciado a los comercializadores de este mercado para que no se pierda una sola libra de vegetal o fruta, o cualquier alimento que pueda ser aprovechable.  “Al dárselo al Banco de Alimentos tenemos la seguridad de que van a tener un buen uso pues llegan a una gran comunidad necesitada”.

Arcadio Távarez
Arcadio Távarez

Esta iniciativa ha calado en los comercializadores del mercado y muchos de ellos guardan sus productos para que el Banco de Alimentos los retire cada semana.

“Desde que tuve conocimiento de que había un banco que recolectaba esas mercancías, inmediatamente me puse a su disposición.  Ahora sé que hay una institución que va a beneficiar a los más pobres. Lo que el pueblo no me compre se lo dono a los más humildes. Voy a seguir donando toda la vida”, manifiesta Néstor Freddy Reyes Dirocié, propietario de la Casa del Cítrico Reyes.

Este año, la FAO conmemora el Día Mundial de la Alimentación bajo el lema “Nuestras acciones son nuestro futuro”, como un llamado a que reflexionemos sobre las decisiones que tomamos diariamente en nuestras vidas, y de qué forma estas pueden incidir positivamente o negativamente en nuestro futuro.

Una de estas acciones es desperdiciar menos comida. Reutilizar lo que no comemos, servirnos porciones que vamos a comer o llevar los restos a casa si comemos en un restaurante, parecen hábitos simples, pero ayudan a reducir el impacto sobre el medio ambiente y contribuyen a un mundo más sostenible.

Sobre la serie “Voces por el desarrollo sostenible”

Esta historia fue elaborada por Rosa Borg, encargada de prensa de la FAO, y forma parte de la serie de especiales para Acento, “Voces por el desarrollo sostenible”, para promover el debate sobre la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible. Se enmarca en el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 2: “Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible, y el ODS 12: Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles.