Pekín, 2 sep (EFE).- Las autoridades municipales de Pekín anunciaron hoy una nueva serie de leyes más duras para combatir en los próximos años la contaminación industrial del aire, uno de los problemas más graves que padece la ciudad.

El plan quinquenal, que se prorrogará hasta 2017, obligará a 1.200 empresas contaminantes a mejorar su equipamiento para reducir sus emisiones o, de lo contrario, cerrar sus instalaciones total o parcialmente.

Las autoridades locales se encargarán de identificar a los contaminadores y de asegurarse de la clausura de sus fábricas si no cumplen los objetivos de reducción de emisiones.

El gobierno municipal de Pekín se ha comprometido a reducir en un 25 % para 2017 las emisiones de partículas PM 2.5, aquellas de un diámetro inferior a 2,5 micras y que están consideradas las más peligrosas para la salud, ante su potencial de infiltrarse en los pulmones o la corriente sanguínea.

Otras medidas que contempla el nuevo plan incluyen el veto, desde este mismo año, a los nuevos proyectos de las empresas que incumplan los objetivos de reducción.

El Gobierno de Pekín se alinea así con el Ministerio de Medioambiente del Gobierno central, que la semana pasada anunció el veto a los nuevos proyectos de las dos grandes petroleras públicas, CNPC (PetroChina) y Sinopec, que habían incumplido los objetivos de reducción de emisiones.

Pekín aumentará las tarifas para la emisión de dióxido de sulfuro y dióxido de nitrógeno este año, y establecerá una tarifa para la emisión de componentes orgánicos volátiles el año próximo.

Asimismo, en 2014 lanzará un plan piloto de compraventa de emisiones para las grandes empresas contaminadoras.

Se prohibirá también que las empresas que violen las leyes medioambientales puedan beneficiarse de créditos bancarios y de desgravaciones en el impuesto sobre el valor añadido o puedan recaudar fondos mediante la oferta pública de acciones.

El Gobierno de Pekín busca con ello hacer frente a un problema, el de la contaminación, que amenaza con acarrear serias repercusiones económicas.

Así, el turismo a la capital china descendió un 14 % el primer semestre del año, debido, entre otras razones, a la grave polución, que a comienzos de este año batió récords históricos.

Durante esa etapa de contaminación sin precedentes, Pekín anunció que restringiría las emisiones de los automóviles para recortar en un 40 % las emisiones procedentes de los vehículos, entre otras medidas.

El Gobierno central anunció en julio una inversión sin precedentes de 277.000 millones de dólares para combatir la contaminación, cerca de la mitad del dinero que destinó al plan de estímulo de la economía entre 2009 y 2010 para hacer frente a la crisis financiera mundial.

El daño al medioambiente es una de las grandes preocupaciones de la población china, donde en 2012 un 76,1 % de las principales ciudades registraron niveles de contaminación atmosférica por encima de lo que se considera seguro según los estándares chinos.

Ya en 2010, la contaminación ambiental produjo en China pérdidas económicas por valor de 1,1 billones de yuanes (176.000 millones de dólares), el equivalente al 2,5 % de su producto interior bruto (PIB), según un estudio estatal. EFE