Bogotá, Colombia (EFE/Alejandro Rincón Moreno).- La dificultad de abastecer de agua potable a una población cada vez más demandante, un fenómeno conocido como estrés hídrico, ha comenzado a alertar paradójicamente a América Latina, uno de los reservorios más megadiversos del mundo.
La situación más compleja, de acuerdo con fuentes consultadas por Efe a propósito del Día Interamericano del Agua este sábado, la viven en la actualidad países de la región como Argentina, Brasil, Chile, México y Perú, que han presentado episodios de alto desabastecimiento y enfrentan un panorama desalentador para 2040.
"Latinoamérica es una región de alto riesgo a futuro. Esto porque hay un incremento de la demanda de agua, y riesgos en la oferta del líquido", explicó a Efe Silvia Benítez, gerente de Seguridad Hídrica en Latinoamérica de la ONG ambientalista The Nature Conservancy.
Si bien América Latina es relativamente rica en agua, esta se distribuye de forma desigual, con muchas zonas que están en alto riesgo de enfrentar escasez de agua, ahondó la experta.
En esa línea, proyecciones de organismos internacionales como la ONU indican que la demanda de agua, energía, y alimentos aumentará de forma significativa en las próximas décadas en América Latina, una de las regiones de mayor crecimiento poblacional en el mundo.
Según Naciones Unidas, la escasez del líquido vital afecta a más del 40 % de la población global, y se prevé que esta cifra aumente, ya que más de 1.700 millones de personas viven actualmente en cuencas fluviales donde el consumo de agua es superior a la recarga.
En particular, se han identificado que varias ciudades de la región enfrentan riesgos de abastecimiento de agua, especialmente en las temporadas de sequía, o bien en la época de lluvias cuando las crecientes e inundaciones afectan la calidad del líquido disponible.
"Unas 28 grandes ciudades en Latinoamérica tienen el riesgo de tener déficit de agua en la estación seca", estimó Benítez, entre las que destacó centros urbanos "como Lima, Sao Paulo, Río de Janeiro o Santiago".
"América Latina pasó de ser un continente rural a uno urbano. Más del 80 % es urbano. Las ciudades demandan mucha agua y no se está entregando de manera segura", alertó Benítez.
Para completar el panorama, la situación tiende a empeorar. Según un estudio de World Resources Institute, se espera que para 2040 Perú y Chile formen parte del grupo de 33 países que enfrentarán estrés hídrico severo, junto a EE.UU., Sudáfrica, Australia, India y regiones como Medio Oriente o la costa norte de África.
Esto significa que las empresas, las granjas y las comunidades en esos países, en particular, pueden ser más vulnerables a la escasez de lo que son hoy en día.
En tanto, de acuerdo con el informe, países como Colombia, Venezuela, Bolivia, Paraguay, Uruguay y la región de Centroamérica hasta ahora no dan indicios de estrés hídrico, aunque pide políticas públicas para vencer las condiciones que lo producen.
Este fenómeno de desabastecimiento "tiene múltiples factores: el principal es la deforestación o el cambio de uso del suelo en las áreas de recarga hídrica", dijo a Efe la bióloga colombiana Dalila Camelo, máster en Ciencias Biológicas con énfasis en Ecología.
"Al momento de perder la vegetación, se inician procesos erosivos ya que el agua no puede infiltrarse y por el contrario arrastra el suelo", explicó, y dijo que "actividades agropecuarias con malas prácticas, la minería o la construcción en áreas de recarga hídrica generan menor disponibilidad y estrés".
Otro factor importante, resaltó, "es la falta de tratamiento de los vertimientos, ya que se puede contar con suficiente volumen de agua, pero no en la calidad para su uso".
En el caso de América Latina, la experta consideró que uno de los principales inconvenientes es "la contaminación del recurso hídrico superficial y subterráneo, por el mal manejo de las aguas residuales" y dijo que "es más costoso tener que restaurar, que conservar las áreas que de manera natural".
Otra situación que no ayuda a Latinoamérica es el hecho de que también se calcula que cerca del 50 % del agua disponible en la región se concentra en la cuenca del Amazonas, mientras que cerca de 125 millones de personas (23 %) vive hoy en cuencas donde existen problemas de escasez.
Para vencer el estrés hídrico, Benítez recomendó "promover políticas y medidas para reducir la demanda de agua. Esto incluye buscar eficiencias en el uso de agua. Un sector muy importante para trabajar en esto es el sector agrícola, que es responsable del 70 % del consumo de agua en la región".
"Adicionalmente, hay que trabajar en reducir el consumo de agua en el sector doméstico e industrial", este último uno de los que más impacto tiene en la disponibilidad del recurso, añadió.
"Otro tema importante a considerar es el riesgo creciente que enfrenta la región derivado del cambio climático. Este se manifiesta en sequías prolongadas, como el caso reciente de Sao Paulo, así como de la presencia de lluvias extremas y otros fenómenos que aumentan la vulnerabilidad de las personas en todo el mundo", concluyó.
Según Naciones Unidas, la escasez del líquido vital afecta a más del 40 % de la población global, y se prevé que esta cifra aumente, ya que más de 1.700 millones de personas viven actualmente en cuencas fluviales donde el consumo de agua es superior a la recarga. EFE