Barcelona (EFE).- La densidad de la madera, la masa por superficie foliar y la altura máxima de los ejemplares explican porqué un árbol es mejor competidor que otro en un mismo bosque, según un estudio que publica la revista Nature.
El estudio presenta unos resultados generalizables a todo el mundo y para el conjunto de las 53.000 especies de árboles identificados, gracias a la gran cantidad de datos recabados.
Los hallazgos pueden tener aplicaciones en los campos de la gestión y la explotación forestal, la conservación de la biodiversidad y en la fijación del carbono por parte de los ecosistemas, señaló Josep Peñuelas, del Centro de Recursos Ecológicos y Aplicaciones Forestales (CREAF-UAB) y del español Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
"Hemos comprobado que estas características funcionales influyen en la capacidad de competir de los árboles y nos proporcionan la base para predecir la dinámica y las interacciones entre las especies de árboles del mundo", indicó Peñuelas, uno de los participantes en el estudio.
"Las especies con maderas más densas crecen más lentamente en espacios abiertos pero toleran mejor la competencia en bosques más espesos"
"Invertir una gran cantidad de recursos en desarrollar una madera densa y unas hojas robustas puede implicar que un árbol tenga un crecimiento más lento, pero es una buena estrategia para competir contra los vecinos", añadió.
En el estudio, en el que han participado cerca de 40 investigadores, se han analizado más de tres millones de árboles de 2.500 especies en 140.000 parcelas de todo el mundo.
Esa gran cantidad de datos permite hacer una generalización, de manera que el estudio de las características de los árboles puede ayudar a comprender cómo se relacionan las diferentes especies de plantas alrededor del mundo.
"Las especies con maderas más densas crecen más lentamente en espacios abiertos pero toleran mejor la competencia en bosques más espesos", destacó Peñuelas.
El contraste entre las características que favorecen el crecimiento con y sin competencia permite la coexistencia de distintas estrategias evolutivas que ayuden a explicar la gran diversidad de árboles en el mundo.
Según los investigadores, predecir dinámicas e interacciones puede traducirse en beneficios económicos, ecológicos y ambientales y tener aplicaciones interesantes desde un punto de vista ecológico, ambiental y económico.
"Conocer qué relación hay entre la competencia, el crecimiento y estas características funcionales podrá ayudar a los gestores forestales en la selección de especies", según Peñuelas.
Además, puede contribuir también al desarrollo de planes de conservación de algunas especies, tanto de árboles como de otras especies que estén relacionadas, como pueden ser otras plantas, animales u hongos.
Desde el punto de vista ambiental, "la competencia tiene un gran impacto en el crecimiento de los árboles y por lo tanto en la posibilidad de una mayor acumulación de carbono".
"El hecho que la acumulación se haga en maderas más densas y recalcitrantes ayuda a retirar más tiempo de la circulación atmosférica el CO2 fijado", apuntó. EFE