Roma, 17 jun (EFE).- Alrededor de 2.700 millones de hectáreas con árboles han sido detectados en las zonas áridas del planeta, según un primer estudio realizado a nivel mundial por la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El experto forestal de la FAO Danilo Mollicone destacó hoy en un acto por el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación que han observado que, de esa superficie, unos 1.079 millones de hectáreas pertenecen a bosques y el resto a otros tipos de áreas forestales.
Esas cifras están muy por encima de lo que hasta ahora se había estimado, destacó Mollicone, que matizó que los estudios existentes no son comparables por las distintas metodologías utilizadas.
En 1980, por ejemplo, se estimaba que los bosques en zonas áridas sumaban 735 millones de hectáreas.
En esta ocasión la FAO ha colaborado con instituciones de todo el mundo, empleando a más de doscientas personas capaces de interpretar unas 214.000 muestras obtenidas de imágenes aéreas y satelitales con el objetivo de estudiar la degradación a lo largo del tiempo.
El especialista destacó que tradicionalmente se ha subestimado la superficie forestal en las zonas áridas del planeta.
"Antes no éramos capaces de detectar estos bosques, no estaban en el radar, por lo que no podemos saber cómo de grande está siendo la pérdida de cubierta forestal", sostuvo.
Mollicone puso los ejemplos del Sahel, Botsuana, Somalia y Etiopía en África, donde podría parecer que existen pocos bosques, "cuando en realidad hay muchos".
Se calcula que el 45 % de la superficie terrestre, a excepción de la Antártida, son tierras áridas.
Según el estudio de la FAO, que todavía debe ser mejorado, Asia Central, Oriente Medio y el norte de África son las tres regiones del mundo que tienen menos del 1 % de las tierras cubiertas con árboles.
Así como las praderas son más comunes en África, en Asia tienen más áreas cultivadas y, según Mollicone, están mejorando su modelo agroforestal con la introducción de árboles en las plantaciones.
A su juicio, conocer la vegetación en las zonas áridas permitirá realizar trabajos de reforestación más precisos y eficientes, así como gestionar la extensión de la agricultura y luchar contra la degradación de los recursos naturales. EFE