Toronto (Canadá), 11 jun (EFE).- Un grupo de expertos internacionales ha lanzado la voz de alarma sobre la situación del río Mackenzie, uno de los mayores del mundo, y las graves consecuencias que tendrán para el clima mundial los cambios que está experimentando.

Científicos de Canadá, Estados Unidos y el Reino Unido, a instancias del Foro Rosenberg sobre Políticas del Agua, han dado a conocer un informe en el que se advierte que la cuenca del Mackenzie se encuentra en peligro por el cambio climático y el desarrollo industrial, lo que puede tener consecuencias globales.

El profesor Henry Vaux, presidente del Foro Rosenberg, dijo hoy a Efe que la temperatura media de la cuenca del Mackenzie ya ha aumentado más de 2 grados centígrados, la cifra acordada por la comunidad internacional como el límite que no se debería rebasar para luchar contra el cambio climático.

"La preocupación es que la combinación de un desarrollo desequilibrado junto con el cambio climático van a hacer la cuenca menos resistente y más inestable", dijo Vaux.

"Y esto es importante porque la cuenca es un recurso continental que proporciona beneficios a pueblos que están en puntos muy alejados del norte de Canadá, ya sea mediante aves migratorias, la moderación del clima o las corrientes oceánicas" añadió Vaux.

Vaux explicó que los científicos creen que el río Mackenzie, que es considerado como "el Amazonas del Norte", influye en las corrientes oceánicas.

"Las corrientes dependen en gran medida de lo que pasa en la desembocadura del Mackenzie, cuando sus aguas se mezclan con las del océano Ártico", explicó.

En la actualidad, el Mackenzie, que tiene una longitud de casi 1.800 kilómetros, deposita 10,3 millones de litros de agua en el océano Ártico cada segundo y 100 millones de toneladas de sedimentos al año.

"Cambios en la dirección, la magnitud del flujo o las temperaturas de corrientes globales tendrán probablemente significantes implicaciones en el clima de todo el mundo", continuó.

La clave que determina en gran parte el clima es la diferencia que existe entre las temperaturas en el norte del planeta y en su ecuador.

"Sabemos que el clima, al menos en el hemisferio norte, está determinado parcialmente por las diferencias en la temperatura entre el ecuador y las latitudes más septentrionales. Las diferencias están disminuyendo, lo que tendrá implicaciones no sólo en el clima de América sino en todo el mundo", dijo Vaux.

El científico señaló que la pérdida de la capa de hielo que cubría de forma casi perpetua el océano Ártico es parte del problema.

"En parte está relacionado con la desaparición de la cubierta de hielo del Ártico. Y según desaparece esa cubierta, menos energía es reflejada al espacio y más es absorbida por las aguas. Ese es el mecanismo que está haciendo que las temperaturas del Ártico aumenten", explicó.

La otra parte de la ecuación es que la cuenca del Mackenzie modera el clima al capturar centenares de millones de gases con efecto invernadero en el permafrost, la capa de la tierra que permanece constantemente congelada.

En la cuenca del Mackenzie, la desaparición del permafrost supondrá la liberación de "cantidades masivas de metano", un gas con efecto invernadero que tiene 21 veces más potencial por molécula que el dióxido de carbono.

Para añadir más presión, parte de la cuenca del Mackenzie se encuentra en la zona de arenas bituminosas de Canadá, una región que se calcula contiene las terceras mayores reservas de petróleo del mundo y que Ottawa quiere convertir en el motor del futuro desarrollo económico del país.

Los yacimientos de las arenas bituminosas ya proporcionan a Canadá una de sus principales fuentes de ingresos, pero el continuado desarrollo de estos recursos presenta un considerable peligro para la cuenca del Mackenzie.

Los científicos advirtieron en su informe de que un derrame de petróleo o de productos tóxicos derivados de la extracción del crudo tendría consecuencias desastrosas para la región, que ha sido comparada con el Serengueti africano por su ecosistema.

Según el informe, la ruptura en invierno de una balsa de residuos de metales pesados, como la que se produjo en 1998 en la localidad española de Aznalcollar, "sería casi imposible de sanear o limpiar".

Por ello, el informe solicita que las empresas petrolíferas depositen "sustanciales fianzas" para explotar los recursos naturales en la cuenca del río Mackenzie, con el fin de cubrir los costes de limpieza o recuperación. EFE