SANTO DOMINGO, República Dominicana.- "La temporada ciclónica 2019 inicia hoy, primero de junio, y hay 1,050,717 viviendas ubicadas en lugares de riesgo, lo que expone en mayor porcentaje a las familias que viven en ellas".
Así detalla Lucero Mateo, quien como parte del consorcio Ponte Alerta, y con el objetivo de llamar a la reflexión, elaboró una comparación entre la situación actual y lo que sucedió en el territorio nacional en 2017 tras el paso de los huracanes Irma y María, los cuales provocaron, según datos oficiales del Centro de Operaciones de Emergencia (COE), el desplazamiento interno de más de 50,000 personas y la afectación de más de 10,000 viviendas.
Con predicciones de unas 12 tormentas nombradas y 7 huracanes, de los cuales dos son de categorías mayores, Mateo explica que según las predicciones, se vuelve importante seguir visibilizando la situación de vulnerabilidad que conoce el país.
“Más que eso, podemos darnos cuenta de que la verdadera vulnerabilidad que tenemos como país, la que está al origen de los desastres, es la desigualdad.Los desastres no son naturales pues la naturaleza no es la culpable de los daños, pérdidas y muertes ocasionadas por los fenómenos de origen natural: que haya un desastre o no dependerá de muchos factores que nada tienen que ver con la naturaleza”.
Mateo argumenta que el hecho de ver los desastres como “naturales” o provocados por orden divino impide hacer un análisis profundo sobre la responsabilidad de los seres humanos, los gobiernos, la implementación de políticas públicas y marcos legales.
Los desastres son ocasionados por las condiciones de vulnerabilidad en que viven las personas y la construcción social del riesgo. Las amenazas y/o fenómenos naturales combinados con las condiciones de vulnerabilidad (física, social, institucional, socioeconómica) frente al elemento humano son las que desencadenan los desastres: si un fenómeno natural impacta una zona o entorno donde no hay seres humanos no se consideraría un desastre, dice.
A pesar de que de manera recurrente el país es impactado por fenómenos naturales, señala que resultan afectados los mismos colectivos, grupos y territorios que se encuentran en condición de vulnerabilidad, quienes luego, bajo situaciones de emergencia, enfrentan la no garantía de derechos. Esto nos lleva a preguntarnos ¿es esto ocasionado por la naturaleza? ¿Cuáles son las causas estructurales?
“Se tienen que generar estrategias para el desarrollo sostenible, aprender del pasado e invertir en el presente para tener un mejor futuro”.
Para mejorar esta situación, sugiere la implementación de medidas preventivas y de preparación, así como programas de recuperación a más largo plazo post-desastre, como trabajar con un enfoque de derechos para la aplicación de políticas públicas y la restitución de derechos a los colectivos afectados.
El consorcio Ponte Alerta está formado por las organizaciones Plan International-Hábitat para la Humanidad-Humanity & Inclusion con financiamiento de la Unión Europea.