Como dominicanos, dentro de nuestra idiosincrasia existe la premisa de que “la pelota puede con todo”. Desde que tengo uso de razón escucho a todos decir lo mismo, “la pelota es nuestro escape”.

A algunos les sirve de escape a los problemas del hogar, a otros de problemas económicos y a la mayoría de los dominicanos, nos sirve como escape a los males sociales que nos arropan.

Contrario al sentimiento de alegría que embarga a cualquier fanático cuando su equipo vence, es el sabor amargo de la derrota, y en este caso aun peor el dolor de perder a un ser querido.

Hace unos días mi familia paso por el deceso de uno de sus miembros, fue algo inesperado pues ella a penas tenia 39 años y estaba llena de vida y alegría.

Luego del servicio fúnebre correspondiente y sepultar sus restos,  como es costumbre, todos fuimos a su casa a compartir el dolor de su madre, sus hijos y su esposo, quienes como era de esperarse estaban desconsolados.

Sentados en la galería, entre primos y amigos de la familia, hubo un “valiente” que se paro y dijo: “Señores, permiso, voy un momentito a la esquina que el juego va a empezar”.

Uno a uno se fue parando y con la misma cara de pena y angustia por el fallecimiento de nuestro familiar, se sentaron a ver el juego.

El rostro de ninguno cambio, sino hasta la entrada en la que los Leones, quienes representan a Republica Dominicana en la Serie del Caribe, “viraron”  el marcador y terminaron ganado el juego.

Luego de estar desde temprano, angustiados, con ojos llorosos y con las pocas sonrisas que nos traía recordar las ocurrencias de mi tía, todos tuvimos ese descanso de algunos minutos, ese “escape” del que tanto se habla. Y la verdad es que aunque fuera por unos minutos “¡solo el Béisbol pudo con el dolor!”

¡Paz tu alma Tía!

@JorgeChaljub