Por Katheryn Luna y Natalí Faxas
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La señora vende latas de cerveza, se detiene por ratos en los pasillos más animados de fanáticos y aprovecha el reguetón que se escucha de fondo en el estadio Julián Javier para mover sus caderas a ritmo. Los fanáticos se ríen y disfrutan el espectáculo sano que se vive a la par con las jugadas del terreno. Así es "la pelota" en tiempos normales.
Ahora, la pandemia del COVID-19, que en República Dominicana supera 2,000 muertos, también ha "trastornado" la temporada de béisbol invernal, obligando a celebrar a una serie de juegos sin fanáticos. El ingenio, ha dado para colocar en algunos asientos fotografías.
"Estamos haciendo una inversión extraordinaria para poder realizar la temporada, porque reconocemos la responsabilidad que tenemos con nuestros jugadores y nuestros fanáticos. Hemos recibido un tremendo apoyo de las autoridades y gracias a eso tendremos el torneo", reflexiona el vicepresidente del equipo Leones del Escogido, Eduardo Najri.
En efecto, este año el campeonato de béisbol otoño invernal 2020-2021 solo será posible gracias a préstamos que han acordado pagar los seis equipos, a lo largo de ocho años al Banco de Reservas. "Deben andar por los 70 millones de pesos, por equipo, que se desembolsarán este año", estima Vitelio Mejía Ortiz, presidente de la Liga de Béisbol Profesional de la República Dominicana (Lidom).
Este estimado, para los seis equipos equivale a RD$ 420 millones en préstamos, para una temporada de pelota que ha sido acortada a dos meses, que no tendrá -al menos de forma inicial- ingresos por fanáticos, ni por cantina. Y por publicidad, la reducción a los equipos la valoran entre un 60 % y hasta 80 %. "Este año será deficitario", resume el presidente de Lidom.
Una consulta a los equipos, que por nada sueltan cifras, deja tener una idea del panorama en términos de ingresos: de boletería calculan un 20 % y la publicidad lo restante, que a su vez ha bajado alrededor de un 60 %. Entre porcentajes y estimaciones, parecería que los equipos no llegan a la mitad de lo que recaudan en una temporada normal.
El presupuesto de la Liga de Béisbol Profesional de la República Dominicana (Lidom) anda los 700,000 dólares, equivalentes a 42 millones de pesos calculado a una tasa de RD$ 60 por US$ 1. Estos ingresos se comercializan con patrocinios de los uniformes de los árbitros, el centro de revisiones de las jugadas, la copa del torneo. "La Liga no ha tenido en su presupuesto operativo mayores dificultades porque son contrato multianuales que tienen esos patrocinios cubiertos. Ahora, ¿dónde ha venido el tema publicitario? Un presupuesto totalmente deficitario, es en el de los equipos, explica Vitelio. |
La publicidad se distribuye, básicamente, entre patrocinio de uniformes, cascos, anuncios en radio, televisión y la colocación de las vallas y anuncios en los estadios. Un buen día a casa llena, en temporada regular y sin pandemia, el Estadio Quisqueya puede recibir 13,186 fanáticos, y solo en boletería, ese día generar 3.8 millones de pesos, con Licey como anfitrión.
La Empresa Distribuidora de Electricidad del Sur (Edesur) ha invertido en el Quisqueya unos 8 millones de pesos, entre publicidad, 127 lámparas y la habilitación de dos circuitos exclusivos para garantizar la energía durante los juegos. "Entiendo que así como yo les estoy pagando publicidad, con eso ellos me pagan facturación… No es que le estamos regalando la electricidad, estamos pagando publicidad y ellos nos van a pagar electricidad", explicó el gerente de Edesur, Milton Morrison.
Lo propio han hecho los de San Pedro. "Hemos hablado con nuestros suplidores para que den una mano en los costos de los servicios que nos brindan, en el caso de la energía eléctrica, un intercambio publicitario…", dice Pavel Aguiló, vicepresidente ejecutivo de las Estrellas Orientales.
Edesur y Banreservas son dos buenos ejemplos de cómo ha metido ingresos el Gobierno para garantizar el torneo. También, las pruebas PCR hasta ahora están siendo cubiertas por el Ministerio de Salud Pública, que ha ordenado realizarlas a todos los jugadores, por lo menos cada cinco días. Eso es 12 pruebas por jugador en los dos meses de temporada (desde el 15 de noviembre hasta 15 de enero aproximadamente), solo de forma preventiva.
Los equipos también han incurrido en gastos extras a propósito del protocolo sanitario. Hay nuevo personal de seguimiento a estos protocolos, más medios de transportes para garantizar el distanciamiento entre jugadores en su traslado a los juegos, las mascarillas. El protocolo para los jugadores y personal de terreno reza que todos deberán "lavarse o desinfectarse las manos después de cada media entrada". Entre cálculos y cálculos, se necesitará alcohol o jabón para higienizar, por lo menos, 594 veces a 66 jugadores en un solo día de torneo.
"Lo que te puedes ahorrar en una parte, lo estás gastando sobremanera en otra. Te puedes economizar en adecuar el estadio para la llegada de fanáticos, pero realmente no estas ahorrando, porque tienes otros gastos muy fuertes relacionados a la salud…", dice Rafael Amado Almánzar, gerente de mercadeo de Los Gigantes del Cibao.
Ya desde marzo las empresas patrocinadoras avisaban a sus equipos su retiro o la reducción de sus aportes en publicidad.
Vitelio Díaz resume la motivación detrás de la deuda de los equipos a una responsabilidad social. "Hay equipos que tienen 100, 90, 80 años jugando y explotando la pasión del dominicano por el béisbol. En el primer año de todo ese tiempo que el dominicano tiene un problema, el análisis no podía ser estrictamente comercial y decir no vamos a jugar este año", cuenta el presidente de Lidom que apenas decidió en agosto pasado con los equipos la fecha de inicio de la temporada, con un mes de retraso a tiempos normales. "Habiendo jugado desde el 12 de octubre como se acostumbra, ni siquiera con la facilidad crediticia íbamos a poder hacerlo", reflexiona.
La dinámica económica que rodea a la pelota no solo se suscribe a los jugadores, a quienes se les ha reducido hasta el 30 % de su salario, y los empleados administrativos. Sobre cada juego, en los alrededores de cada uno de los estadios, se teje una dinámica que involucra cientos de personas, entre el que vende empanadas y bebidas, los que comercializan los gorras y banderas, los que "vigilan" los parqueos, incluso, el mercado negro que se adueña de las boletas en los mejores juegos. Vendrán mejores tiempos.
Tiempos en que los fanáticos gocen de las “tiraderas” en los estadios, de la emoción de un jonrón y del cierre del torneo con una celebración de jugadores y fanáticos abrazados.
*Para este reportaje se consultaron los seis equipos, y a pesar de la insistencia de Acento, por diferentes vías y una larga espera y "posposiciones" por falta de tiempo para obtener información, tanto Licey y Toros se abstuvieron de responder preguntas.