Houston (EEUU), 7 ene (EFE).- Una vez más, Pedro Martínez, ni tan siquiera un día después de estar ya convertido en leyenda del béisbol profesional con formar parte del Salón de la Fama se olvido de seguir siendo humilde y agradecido por todo lo que le dado la vida y su carrera de pelotero.

Por eso dejó a un lado que 49 periodistas que le negaron el voto para que pudiese formar parte del Salón de la fama y por el contrario reiteró todo el agradecimiento y la felicidad de ante todo haber conseguido el honor de estar entre las grandes leyendas del béisbol profesional.

"No hay nada que pueda amargar este momento que estoy viviendo. Ese es un número insignificante y no tiene importancia alguna", declaró Martínez un día después de ser ya miembro del recinto sagrado de Cooperstown. "Solo tengo agradecimiento para todos".

Martínez, de 43 años, como parte del cuarteto de nuevos integrantes del Salón de la Fama, se sintió pleno durante la rueda de prensa que ofreció junto a Randy Johnson, el más votado, John Smoltz, y Craig Biggio.

Los cuatro, que serán introducidos al recinto sagrado el próximo 26 de julio, recibieron ya el su uniforme y gorro con el logotipo del Salón de la Fama y también completaban la especial jornada con una presentación en el "Late Show", el programa nocturno de entrevistas que conduce David Letterman, a través de la cadena nacional de CBS.

Todos ellos contaron sus experiencias, aventuras y trayectorias profesionales, mientras que arrancaron carcajadas en el salón del Hotel Waldorf Astoria, especialmente cuando Smoltz debió subirse a una silla para acomodarle el gorro a Johnson, el gigante de 2,08 metros (6,10 pies).

Martínez se echó a reír por ser el más bajito de los cuatro peloteros (1,86 metro), mientras recordó su primera visita como turista a Cooperstown a mediados de la década de los 90 y se entusiasmó con el recibimiento que le espera en su natal República Dominicana.

Nadie ha sido elegido al Salón de la Fama en forma unánime desde que Babe Ruth, Ty Cobb, Walter Johnson, Honus Wagner y Christy Mathewson fueron los primeros seleccionados en 1936. Y lo más seguro es que nadie lo consiga en el futuro.

"Nunca pensé en que llegaría a ser parte del Salón de la Fama. Estoy profundamente honrado por haber sido elegido, y listo", comentó Martínez, que recibió un 91,1 por ciento de los votos. "Me hubiese conformado con el mínimo. No puedo ser tan codicioso y por eso siempre salía al montículo pensando en el partido, sin más".

La realidad es que Martínez también puede sentirse orgulloso de estar entre los 30 jugadores –dentro de un grupo de 119– que han podido superar la barrera del 90 por ciento en las elecciones de la Asociación de Cronistas de Béisbol de Norteamérica.

Martínez señaló conocer muy bien los pabellones de Cooperstown. Cuando jugaba con los Expos de Montreal, acudió al museo y se fascinó con las exhibiciones, desde las placas de los jugadores hasta las indumentarias que usaban los peloteros de épocas anteriores, algo que les hizo admirar mucho más por la labor que hicieron.

Sin embargo, una placa fue la que le hizo sentir una emoción especial cuando estuvo enfrente de la de Juan Marichal, hasta ahora el único dominicano que había en el Salón de la Fama.

"Ahora les puedo decir a los cuatro que estamos aquí sentados ue los viejitos somos nosotros", bromeó Martínez tras dirigirse a Biggio, que estaba a su lado, Johnson y Smoltz.

Martínez si quiso hacer cierta reflexión sobre los avances que se han logrado dentro del deporte, especialmente en los últimos cinco años que lleva ya retirado de la acción desde el montículo.

"A mí me tocó enfrentar a ofensivas que intimidaban. Desde el montículo, yo parecía que no me asustaba, pero fue un tremendo reto día tras día", afirmó.

Su marca de carreras limpias permitidas, que acumuló en sus 18 años de trayectoria, fue de 2.93, 1.47 por debajo del promedio en las mayores durante las temporadas en las que lanzó.

Martínez, Johnson y Smoltz fueron lanzadores que brillaron en una época de bateo superlativo, una anomalía, porque tuvieron que enfrentarse a la llamada "era dorada de los esteroides".

Entre los tres lograron nueve Cy Youngs, nueve títulos de efectividad y 14 campañas como líderes de ponches.

Biggio, por su parte, con los Astros de Houston, fue una máquina de disparar dobles, el quinto en la tabla histórica.

El poder del pitcheo predomina sobre el bateo en el béisbol actual, pero en la era de Martínez, resultaba habitual que los artilleros dispararan con facilidad 50 jonrones. En la pasada campaña, el dominicano Nelson Cruz fue el líder con apenas 40, en la única temporada que ha jugado con los Orioles de Baltimore.

Ahora prevalecen los esquemas defensivos para enfrentar a un bateador en particular; restricciones de lanzamientos por apertura, y tener un bullpen con toda clase de especialistas a partir del sexto o séptimo episodio es esencial.

Pero sobre todo y más importante existen unos controles antidopaje, que aunque siguen sin ser perfectos, al menos son más fiables y también las sanciones son más severas.

"No me atrevo a imaginarlo", respondió Martínez a una pregunta sobre si sus números serían muchos mejores si estuviera lanzando en 2014. "Lo que sí puedo decirle es que yo disfruté con mi estilo. Disfruté competir en mi era. Así lo quise".EFE