REDACCIÓN DEPORTIVA (EFE).- El lanzador dominicano Pedro Martínez vivió una jornada inolvidable fuera de un montículo del béisbol de las Grandes Ligas cuando vio que su retrato pictórico entró a formar parte del museo Smithsonian.

Martínez declaró durante el acto en el que su imagen fue presentada en una de las galerías del prestigioso museo, que los recuerdos de su padre lo hicieron emocionar, viendo como su retrato estaba colgado en la Galería Nacional de Retratos del Smithsonian.

El lanzador dominicano de 39 años, se convirtió en el más joven entre más de 50 figuras del béisbol homenajeadas en las paredes del Smithsonian. Además, es el cuarto latinoamericano junto al dominicano Juan Marichal, al fallecido puertorriqueño Roberto Clemente y a otro compatriota, el ex toletero Sammy Sosa.

Martínez estuvo acompañado en la ceremonia por su esposa, sus hijos, su hermano mayor y su madre, entre otros.

El embajador de la República Dominicana en Estados Unidos, Roberto Saladín, también asistió, así como Marichal, único dominicano en el Salón de la Fama del béisbol.

Sin embargo, quien hizo sollozar a Martínez fue alguien que no estuvo en la ceremonia: su fallecido padre Paolino.

"Mi papá falleció hace dos años en julio y nunca he tenido a toda mi familia junta antes, así que ésta fue mi primera oportunidad de decir en público lo mucho que agradezco lo que han hecho por mí", declaró Martínez al concluir el acto. "Ha sido algo muy emotivo, los recuerdos de muchos momentos de vida estuvieron presentes".

Martínez, que no pudo ocultar sus lágrimas y emoción durante el acto, admitió que a pesar de todos los momentos de presión que ha vivido como profesional, al final este le pudo.

"Supongo que el momento simplemente me dominó. Surgió muchísima emoción que realmente no esperaba", subrayó Martínez, que a la vez dijo sentirse muy feliz por el momento vivido junto a los suyos.

La artista Susan Miller-Havens, amiga cercana de Martínez que pintó el retrato, también asistió a la ceremonia. El retrato muestra al recio lanzador derecho en el montículo con el uniforme de su país, en lugar del de cualquiera de los cinco equipos para los que trabajó durante 17 años en Grandes Ligas.

El detalle de Miller-Havens fue algo que también lleno de emoción y satisfacción a Martínez, que siempre ha sentido y defendido más que nadie sus orígenes y a su gran país, la República Dominicana.

Martínez, de 1,80 metros (5 pies 11 pulgadas), pesaba 69 kilogramos (154 libras) cuando firmó con los Dodgers de Los Angeles en 1988 y 79 kilos cuando ganó tres Premios Cy Young entre 1997 y el 2000, jugando para los Expos de Montreal y los Medias Rojas de Boston. Con el paso del tiempo, sorprendió a casi todo mundo al convertirse en un lanzador longevo.

Nadie pensaba que iba a tener una carrera tan larga y tan exitosa en todos los aspectos, tanto dentro como fuera del campo de juego.

Martínez, que participó en ocho Juegos de Estrellas y no se ha retirado oficialmente aunque lanzó por última vez para los Filis de Filadelfia en 2009, tiene marca ganadora de 219-100 con 2,93 de promedio de carreras limpias admitidas y 3.154 ponches.

Por su parte, el embajador Saladín elogió a Martínez por su devoción para ayudar a los niños en sus dos países, la República Dominicana y Estados Unidos -se hizo ciudadano en 2006-, y dijo que en la lomita fue "un artista con su brazo".

"Su corazón es enorme, su clase inmensa y su brazo siempre trazo los mejores lanzamientos que se puedan dar desde un montículo", destacó Saladín. "Como fanático del béisbol y como compatriota suyo es un honor único el poder asistir a esta presentación de su retrato en un recinto tan importante y mundialmente conocido como el Smithsonian", agregó Saladín.