NUEVA YORK, EEUU.- Pocas horas después de que el español de 18 años Carlos Alcaraz venciera al favorito griego Stefanos Tsitsipas, la canadiense de origen ecuatoriano Leylah Fernández, también de 18 años, hizo lo propio con la japonesa Noemi Osaka con lo cual ambos adolescentes dieron la gran sorpresa del Abierto de Estados Unidos.

Tsitsipas y Osaka ocupan el tercer lugar en los escalafones masculino y femenino del tenis mundial.

Leylah Fernández, 73 del mundo, que anoche causó conmoción en el Abierto de Estados Unidos tras eliminar a la campeona defensora, dijo que para ella no fue ninguna sorpresa conseguir la victoria, porque estaba convencida de lograrlo.

"Justo antes del partido estaba convencida que podía ganar a Osoka y así sucedió", declaró Fernández tras remontar un set en contra y superar dos pelotas de partido en el segundo para concluir el encuentro con marcador de 5-7, 7-6(2) y 6-3 en dos horas y cuatro minutos, en la pista central Arthur Ashe Stadium.

La clave del triunfo estuvo para Fernández en que le encontró la fórmula de superar su saque y a partir de ese momento todo fue a su favor.

"Finalmente, encontré un patrón para su servicio", declaró Fernández. "Confié en mi instinto y le pegué fuerte a la pelota, sin darle tiempo a que reaccionase".

Y así comenzó la espiral descendente de Osaka. Se quedó atrás 5-0 en el desempate que siguió, fallando tiros y mostrando su frustración como lo ha hecho ocasionalmente en el pasado, esta vez rompiendo la raqueta tras golpearla contra el suelo de la pista.

La juez de silla Alison Hughes no sancionó a Osaka en ese momento, aunque más tarde se emitió una advertencia por golpear una pelota que mandó a las gradas.

"No estaba realmente concentrada en Naomi", explicó Fernández. "Solo estaba concentrada en mí misma, en mi juego, en lo que tenía que hacer".

Fernández, de padre ecuatoriano y madre filipino-canadiense ganó 18 de 19 puntos con el primer servicio y nunca se enfrentó a un punto de quiebre, en el tercer set.

"Desde muy joven, supe que podía vencer a cualquiera, a cualquiera que estuviera frente a mí", declaró Fernández. "Incluso jugando diferentes deportes, siempre fui tan competitiva, diciendo que les voy a ganar, que voy a ganarle a mi papá en el fútbol  aunque eso es imposible", comentó Fernández. "Siempre he tenido esa creencia. Siempre he intentado usar eso en cada partido que disputó".

Para Fernández lo vivido durante el partido que protagonizó y ganó frente a Osaka de alguna manera culminó su filosofía como deportista.

"Creo que hoy esa creencia se hizo realidad y me hace sentir muy feliz y orgullosa", subrayó Fernández.

El estilo de Fernández recuerda a otra zurda, la veterana alemana Angelique Kerber, tres veces campeona de Grand Slam, decimosexta favorita, que ganó el Abierto de Estados Unidos de 2016.

Precisamente, Kerber, que ganó su partido de tercera ronda por 5-7, 6-2 y 6-3 a la estadounidense Sloane Stephens, también campeona del Abierto en el 2017, será su rival mañana en la cuarta ronda, un día antes que cumpla sus 19 años.

"Voy a montar un espectáculo como lo hice esta noche", adelantó Fernández, "y vamos a ver cómo van las cosas, pero buscaré que me sean otra vez favorables".

Osaka, frustrada, sopesa tomarse otro descanso

La japonesa Naomi Osaka no vivió su mejor noche en la pista central Arthur Ashe Stadium, donde sufrió una inesperada y frustrante derrota que le impidió seguir con la defensa del título de campeona, destrozó una raqueta contra el suelo y aseguró que sopesa alejarse temporalmente del tenis.

En la rueda de prensa posterior a la derrota sufrida ante la adolescente canadiense, Osaka, haciendo pausas de vez en cuando mientras su voz se quedaba atrapada en sus palabras y sus ojos se llenaban de lágrimas, Osaka dijo el viernes por la noche que estaba pensando en tomarse otro descanso del tenis "por un tiempo".

"Siento que por mí, recientemente, cuando gano, no me siento feliz, me siento más como un alivio. Y luego, cuando pierdo, me siento muy triste", declaró Osaka. "No creo que eso sea normal".

Tenis, Abierto, Japón, Estados Unidos, Nueva York. EFE/EPA/PETER FOLEY

El moderador a cargo de la sesión con los reporteros intentó cortar las cosas, pero Osaka dijo que quería continuar.

"Esto es muy difícil de articular", comentó, descansando su mejilla izquierda en su mano. "Básicamente, siento que estoy en un punto en el que estoy tratando de averiguar qué quiero hacer y, honestamente, no sé cuándo voy a jugar mi próximo partido de tenis".

Llorando, bajó su visera negra sobre sus ojos y ofreció una disculpa, luego se palmeó las palmas de las manos en ambas mejillas.

"Sí", agregó Osaka mientras se levantaba para irse, "creo que voy a tomarme un descanso de jugar por un tiempo".

Este fue el primer torneo de Slam para Osaka, de 23 años, desde que se retiró del Abierto de Francia antes de la segunda ronda para tomar un descanso de salud mental después de haber anunciado que no participaría en conferencias de prensa en París.

También se quedó fuera de Wimbledon, antes de participar en los Juegos Olímpicos de Tokio, donde encendió el pebetero con la llama olímpica como una de las atletas más famosas de Japón.

Osaka posee cuatro títulos de Grand Slam, incluido el Abierto de Estados Unidos en 2018, venciendo a la local Serena Williams en una final caótica, y hace un año, más dos más en las canchas duras del Abierto de Australia.

Cuando tomó una pausa después de Roland Garros, reveló que soporta mucha ansiedad antes de reunirse con los medios de comunicación y ha lidiado con la depresión durante tres años.

Durante la última semana, Osaka ha escrito en las redes sociales y ha hablado sobre sus pensamientos sobre la importancia de la confianza en sí misma y cómo quiere ignorar las expectativas de los demás.

La primera señal este viernes de que las cosas no estaban del todo bien con Osaka llegó cuando golpeó la raqueta contra la cancha después de perder un punto. Momentos después, Osaka tiró su equipo, enviándolo rebotando y derrapando hasta la mitad de la red.

Después, comparó ese comportamiento con actuar "como una niña pequeña".

"Me decía a mí misma que debía estar tranquila, pero siento que tal vez hubo un punto de ebullición", comentó Osaka. "Como, normalmente, siento que me gustan los desafíos. Pero recientemente me siento muy ansiosa cuando las cosas no salen como quiero".

Su juego estaba apagado. Al final, los aficionados neoyorquinos la abuchearon por darle la espalda a la cancha y tomarse demasiado tiempo entre puntos.

Muy pronto, Osaka, cabeza de serie número 3, quedó fuera del cuadro.

Antes de la eliminación de Osaka, en el mismo escenario del Arthur Ashe Stadium y con otro adolescente de protagonista, el joven español de 18 años, Carlos Alcaraz eliminó también al tercer favorito masculino, el griego Stefanos Tsitsipas, subcampeón del Abierto de Francia por 6-3, 4-6, 7-6 (2), 0-6 y 7-6 (5) para convertirse en el hombre más joven en la cuarta ronda en Flushing Meadows desde Michael Chang y Pete Sampras en 1989.

Osaka no jugaba desde el lunes. El ritmo habitual del día a día en Slams se vio interrumpido porque la rival que se suponía que Osaka se encontraría en la segunda ronda, la serbia Olga Danilovic, se retiró por una enfermedad no relacionada con la COVID-19.

"Nunca había quedado tenido un partido sin jugar en un Grand Slam por no presentarse la rival, así que definitivamente fue una sensación realmente extraña", admitió Osaka, que al final también se convirtió en la eliminación más sorprendente de la noche y tal vez de todo el torneo. EFE

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