NUEVA YORK, EEUU.- El serbio Novak Djokovic, número uno del mundo, dijo que superar anoche 3-2 al alemán Alexander Zverev en semifinales del Abierto de Estados Unidos fue "una gran batalla", pero que "la decisiva" será mañana domingo frente al ruso Daniil Medvedev.
El de Moscú venció previamente 2-1 al adolescente canadiense Felix Auger-Aliassime.
"Voy a tratar el próximo partido como si fuera el último partido de mi carrera", dijo Djokovic. "Lo daré todo en el campo".
Como lo hizo ante Zverev durante las tres horas y 33 minutos que disputaron en la pista central Arthur Ashe Stadium, donde una vez más supo encontrar la manera de asegurar los tantos decisivos, como sucedió en el quinto set, con la ayuda de Zverev, que le regaló el segundo "break" consecutivo se abrió paso a un triunfo, que bien pudo haber sido para el joven jugador alemán.
"He tenido todas las oportunidades de ganar, pero el segundo break del quinto set fue ridículo y eso me costó el partido", comentó Zverev. "Creo que pude haber ganado el partido, pero tampoco es ninguna novedad que al final Djokovic siempre encuentra la manera de conseguir los puntos que necesita".
Por su parte, Djokovic, que tiene ahora marca de 36-10 en partidos a cinco sets y Zverev tiene 16-10, incluidos los 4-0 y 1-3, respectivamente este año, también consiguió poner 7-3 los enfrentamientos contra el tenis alemán de 24 años, que vio el final de una racha de 16-0 desde que venció al serbio en las semifinales de Tokio 2020 cuando logró la medalla de oro.
"Alexander es un gran campeón. Es alguien a quien admiro dentro y fuera de la cancha. Nos llevamos muy bien, es uno de mis mejores amigos. Entrenamos mucho, nos vemos mucho en Mónaco, que él utiliza como base", declaró Djokovic. "Es un gran tipo y un jugador aún mejor. Sabía que entrar a la cancha hoy sería una gran batalla".
Lo fue, pero mereció la pena la lucha porque Djokovic se colocó a un triunfo de convertirse en el primer hombre, desde Rod Laver en 1969 , en reclamar los cuatro trofeos mundiales principales en una sola temporada.
"Me gustaría agradecerles, porque el ambiente fue increíble, el mejor ambiente del torneo hasta ahora", declaró Djokovic a los aficionados que llenaban las gradas de la pista central Arthur Ashe Stadium, y entre los que se encontraba el legendario Laver.
Djokovic admitió que nada de lo se dio en el campo le sorprendió porque esperaba al mejor Zverev, que iba a buscar repetir la final del año pasado, pero siempre estuvo listo para el duelo.
"Estos son los momentos por los que vivimos. Este es el tipo de oportunidades únicas con las que soñamos todos los días cuando nos despertamos y estamos tratando de encontrar la motivación para salir y hacer las mismas cosas una y otra vez", destaco Djokovic. "Vale la pena jugar en este estadio increíble con esta atmósfera. Muchas gracias por hacerlo especial".
Durante la mayor parte del intenso choque, Djokovic fue estoico, inexpresivo, pero después de asegurar una ventaja de doble quiebre en el set decisivo, el primer sembrado lanzó un rugido catártico hacia su equipo y pisó el acelerador desde allí para asegurar la victoria.
Djokovic, que jugará contra Medvedev la trigésima primera final de un Gran Slam, empató con el suizo Roger Federer para mejor marca de todos los tiempos, admitió que el reto será el más "difícil".
"Los tres triunfos que he logrado este año en Australia, Francia y Wimbledon ya forman parte de la historia, ahora queda el que puede hacer que todo el año sea especial, único e histórico", admitió Djokovic. "Mi mentalidad no será otra que la de salir a ganar y hacer mi mejor tenis".
Un triunfo más de Djokovic le dejará con 21 títulos de Grand Slam el mayor en toda la historia de la competición masculina para dejar atrás a Federer y al español Rafael Nadal, con los que ahora está empatados al tener cada uno de ellos 20 títulos.
Zverev fue, con mucho, la prueba más dura de Djokovic hasta el momento, y tendrá que recuperar la consistencia de su tenis si quiere imponerse a un rival como el ruso Medvedev, que llega a su segunda final del Abierto en tres años en plenitud de forma.
Además también ha demostrado, a diferencia de Zverev, que en los momentos decisivos su control es completo y para nada pierde la concentración, que fue lo que sucedió al joven tenista alemán, que tuvo más cerca que nunca el haber logrado lo que hubiese sido su segunda victoria consecutiva ante Djokovic.
No aprovechó las oportunidades y lo pagó caro con la eliminación y la marcha de otro Grand Slam sin haber podido conseguir el título que tanto necesita si quiere consagrarse dentro del tenis mundial.
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