Redacción Deportes (EEUU), 27 nov (EFE).- Los exlanzadores estelares Greg Maddux y Jack Morris están listos para que los miembros de la Asociación de Cronistas de Béisbol de Norteamérica decidan su suerte como posibles nuevos miembros del Salón de la Fama.

Maddux, primer lanzador en ganar el premio Cy Young en cuatro temporadas consecutivas, acumulando un promedio de efectividad de 1.98 entre 1992 y 1995, puede ser también el primero que consiga la elección de forma unánime.

Mientras que Morris tendrá la última oportunidad de entrar en el recinto sagrado de las grandes leyendas, dos situaciones opuestas que acaparan la atención del béisbol profesional.

Tom Seaver fue el que más cerca estuvo de conseguir la elección de forma unánime al recibir un 98,88 por ciento de los votos y ahora Maddux, con 355 victorias de por vida, intentará convencer a los periodistas especializados que lo ayuden a hacer historia.

Por su parte, Morris, que aparecerá por última vez en la papeleta tiene la esperanza de llegar al Salón de la Fama y lo consigue tal vez le quite el voto o los votos que podrían darle a Maddux la elección por unanimidad.

Pero al margen de cual sea el resultado de la votación, lo que si está cuestionado más que nunca es el actual sistema de como se hace la elección y lo complicado que se ha convertido.

De ahí que lo que a simple vista parece fácil al rellenar la casilla hasta un máximo de 10 nombres, en realidad se convierte en todo un proceso donde no siempre pueden votarse a los peloteros que se piensan merecen estar en el Salón de la Fama.

La mejor demostración se dio el año pasado cuando los periodistas especializados no pudieron seleccionar a nadie, algo que no ocurría desde 1996, pese a que en la lista aparecían los nombres de Barry Bonds, Roger Clemens, Jeff Bagwell, Curt Schilling, Mike Piazza, Tim Raines, el puertorriqueño Edgar Martínez y Craig Biggio.

El efecto de la "Era de los Esteroides" estuvo presente y los profesionales de la información mostraron su interrogantes sobre la validez de la producción que tuvieron los peloteros, sin hacer distinción.

Los perdedores de esas sospechas y tendencia fueron peloteros como Bagwell y Piazza, grandes profesionales, pese a que nunca dieron positivo en un control ni fueron mencionados en el "Informe Mitchell", no recibieron los votos suficientes a la hora de ser elegidos.

La realidad es que muchas de las grandes figuras en el pasado reciente se dopaban, pero no fue hasta hace una década cuando se estableció un reglamento con controles y sanciones.

Los votantes "puristas" se arropan bajo una cláusula de integridad para poner en luz amarilla a Bonds, Clemens, Mark McGwire y el dominicano Sammy Sosa, rostros visibles de la era.

Pero los más "permisivos" recuerdan que dentro del Salón de la Fama no todos los que están tuvieron una trayectoria "intachable" tanto dentro como fuera del campo.

Asi por ejemplo se da la presencia de racistas como Ty Cobb, lanzadores como Gaylord Perry que manipulaba las pelotas y hasta un exprofesional que cumplió una sentencia de cárcel por contrabando de marihuana como es el puertorriqueño Orlando Cepeda.

El resultado de este enfrentamientos dentro de la propia organización de periodistas es que el año pasado nadie salió elegido al no conseguir el 75 por ciento de votos, pero hubo suficientes adhesiones para mantener a la mayoría en la papeleta.

Ante esta realidad ya se está planteando dentro de la asociación de periodistas de hacer cambios tanto en el proceso de votación como los profesionales que puedan tener el derecho a ejercerlo, introduciendo a los que trabajan en la televisión radio y páginas de internet.

Pero sobre todo que puedan votar los que sigan dentro de la cobertura especializada del béisbol y no suceda como el año pasado cuando se descubrió que al menos tres de los periodistas que votaron ahora ya no tienen nada que ver con el deporte del béisbol ya que trabajan para un portal especializado en golf.

Maddux y Morris pueden ser el punto de partido de lo que será el futuro modelo de votación de los miembros que entren al recinto sagrado de las grandes leyendas del béisbol profesional