Redacción Deportes (EEUU).- Si los Vigilantes sorprendieron con la adquisición del toletero Prince Fielder, los Yanquis de Nueva York lo hicieron al conseguir como agente libre al receptor estelar Brian McCann, que hasta ahora había jugado con los Bravos de Atlanta.

McCann no tiene nada que ver con los receptores que la pasada liga utilizaron los Yanquis como fueron el venezolano Francisco Cervelli, Chris Stewart y el novato Austin Romine.

Ahora los Yanquis tendrán a uno de los mejores receptores de las mayores al que firmaron por cinco temporadas y 85 millones de dólares.

El gerente general de los Yanquis, Brian Cashman, mostró que la máquina de contratación del equipo ya está en marcha y que la llegada de McCann no es más que el principio.

McCann no es el mejor receptor defensivo, pero tiene un promedio de por vida de .277 con poder como bateador zurdo, lo que siempre es una gran ventaja, especialmente en un parque como el Yankee Stadium.

Pero además, por primera vez desde que se retiró el receptor puertorriqueño Jorge Posada, Los Yanquis van a tener a un receptor con clase, presencia y prestigio en las mayores.

Posada, que participó en 125 juegos de postemporada y ganó cuatro Series Mundiales, fue una extensión de una trayectoria que comenzó con el Salón de la Fama, Bill Dickey, que ayudó a los Yanquis a ganar ocho banderines y siete Clásicos de Otoño de 1932 a 1943 antes de pasarle la antorcha a un joven llamado Yogi Berra.

La figura de Berra de alguna manera logró superar a Dickey, jugando en 14 Series Mundiales, incluyendo 10 que terminaron con los Yanquis como campeones.

Berra fue reemplazado por Elston Howard. Fue el primer jugador afroamericano en los Yanquis y una sólida conexión que llevó al equipo hasta los años de Thurman Munson, famoso por no dar un paso hacia atrás ante nadie.

McCann ha demostrado en su labor con los Bravos que puede ser un digno heredero del legado que dejaron los grandes receptores que han tenido los Yanquis.

El nuevo receptor de los Yanquis, en su última temporada con Atlanta, demostró cualidades similares a las de Munson y Carlton Fisk como protector de las reglas no escritas del béisbol en una serie de incidentes en agosto y septiembre que resultaron con el cubano José Fernández, el dominicano Carlos Gómez y Bryce Harper poniendo al receptor de mal humor.

Russell Martin le dio a los Yanquis esa presencia, pero los Piratas lograron arrancárselo a Cashman al otorgarle un contrato de dos años y 17 millones de dólares.

McCann, elegido al Juego de Estrellas en siete de las últimas ocho temporadas, es más completo que Martin en el trabajado de grupo.

Con algo de tiempo como bateador designado, junto a sus juegos detrás del plato, es muy probable que conecte más de 30 cuadrangulares en una campaña, algo que ante la incógnita de lo que pueda pasar con el tercera base Alex Rodríguez es toda una garantía y salvoconducto en el ataque de los Yanquis.

Varios equipos buscaron los servicios de McCann, con los propios Vigilantes entre los interesados.

Sin embargo, Cashman se anticipó para completar el acuerdo y demostró que comienza a reconstruir la novena de los Yanquis con la antigua fórmula, que no es otra que conseguir a los mejores peloteros para su equipo, y sin discusión, entre ellos se encuentra McCann, que es un gran receptor.