Fuente: okayafrica.internartionaledition

(Pablo Medina Uribe/ okayafrica.internartionaledition) La semana pasada, Luis “Luisito" Pie derrotó a Jesús Tortosa de España en el combate por el bronce de 58 kg de taekwondo, y salió con la primera medalla de los Juegos Olímpicos de Río para República Dominicana, su país. Sin embargo, un hecho que debería haber traído alegría a los aficionados al deporte a lo largo de su tierra natal, reavivó un debate nacional sobre la nacionalidad, la raza, y quién cualifica como dominicano.

A pesar de haber nacido y crecido en Bayaguana, en República Dominicana, Pie  ha sido puesto en entredicho en los medios de comunicación dominicanos y redes sociales sobre su español, su apellido, y el hecho de que la familia de su padre vino de Haití. Pie dedicó su medalla de bronce a “los diez millones de dominicanos”, y agitó una bandera dominicana con orgullo en la celebración, pero su ascendencia haitiana significó, para algunos, que no se puede confiar en su lealtad al país.

Haití y República Dominicana comparten una isla en el Caribe, conocida como La Española, y por lo tanto los dos países se han conectado íntimamente desde sus inicios. Pero las tensiones entre ambos países también han sido frecuentes. Un creciente movimientoantihaitiano nacionalista se hizo cargo de la parte dominicana de la isla recientemente y en 2013 el gobierno dominicano promulgó una sentencia, con efecto retroactivo de más de 80 años, que quitó la ciudadanía de cualquier persona que no pudo demostrar su residencia “regular” de por lo por lo menos uno de los padres.

A pesar de haber nacido y crecido en Bayaguana, en República Dominicana, Pie  ha sido puesto en entredicho en los medios de comunicación dominicanos y redes sociales sobre su español, su apellido, y el hecho de que la familia de su padre vino de Haití.

Esto afectó de manera desproporcionada a los dominicanos de ascendencia haitiana, que (contando a las personas con y sin estatus legal) constituían cerca de 700,000 en un país de 10 millones. A las personas con ascendencia haitiana que no pudieron demostrar que ellos y sus familias han nacido en la República Dominicana, aunque hubieran vivido allí toda su vida, se les dio un plazo hasta el 17 de junio de 2015, para abandonar el país. Muchos huyeron por temor a la persecución violenta. Pero muchos más se quedaron, pero se convirtieron legalmente en  ciudadanos de segunda clase.

Luisito y su familia, confiando en su condición de dominicanos, se quedaron, a pesar de que no estaban a salvo del acoso. Según su familia, a Luis Pie casi le negaron el pasaporte para ir a competir en los Juegos Centroamericanos de Veracruz, México, en 2014. La familia también dijo que la Federación de Taekwondo intercedió, y finalmente se le permitió recibir su pasaporte e ir a México, donde ganó una medalla de oro.

En aquel entonces, la dominicanidad de Pie también fue cuestionada, y muchos comentaron que Luisito, a pesar de haber nacido y tener la nacionalidad dominicana, debería estar compitiendo por Haití. Él, sin embargo, dijo entonces que estaba seguro y orgulloso de sus raíces dominicanas, y que él no le prestó atención a los comentarios negativos.

Después de ganar su primera medalla olímpica (la séptima en la historia de su país), Pie de manera similar habló del orgullo que siente por representa a República Dominicana. Pero, por desgracia, como dominicano negro de origen humilde, él sigue siendo víctima de una especie de discriminación predominante que dirigida tanto a la etnia como a la raza.

Aunque el censo dominicana no ha preguntado por raza o etnia desde la década de 1960, una encuesta de la OEA realizada en 2006 encontró que alrededor del 90 por ciento del país se considera de “piel oscura” (67.6 % mulato, y el 13.6 % negro). Sin embargo, la oscuridad en el discurso nacional se asocia a menudo con lo extranjero y, sobre todo, con los haitianos.

Gina AthenaUlysse explica esta percepción en un post en LatinAmérica is a Country, sobre las leyes anti-haitianos en la República Dominicana:

“Esta limpieza, añadiría yo, es un rechazo a un cierto tipo de negro. La “negrura” que es demasiado africana. A pesar de nuestra pluralidad somática y las gradaciones de color que  abarcamos, Haití y los haitianos siempre han sido retratados y entendidos como ese tipo de negro. Un grado de oscuridad de una especie particular, que, repitamos la verdad,cambió radicalmente el mundo. Fue un grado de oscuridad de vanguardia que no sólo logró una revolución exitosa de esclavos, que causó el trastorno de todas lo colonial, sino que también puso la santidad de la blancura en tela de juicio. La Revolución de Haití perturbó la idea de que la Libertad (con una “F” mayúscula) eradel dominio exclusivo de los blancos o las personas cercanas a la blancura. De hecho, el valor atribuido a esas vidas negras continúadeteriorándose. Por otra parte, aquellos de entre nosotros que están visiblemente marcados con ese grado de oscuridad han tenido que disuadir a la gente continuamente de que no estamos codificados genéticamente para ser de su propiedad o albedrío”.

Pero Pie, una vez más, es dominicano. Estos temores no son los suyos, pero están codificados en aquellos dominicanos que se niegan a pensar que una persona con cualquier rastro de ascendencia haitiana puede compartir una nacionalidad con ellos. Tal vez está diciendo que Luis Pie es también el nombre en un texto publicado en 1942 por el escritor dominicano Juan Bosch, y de su protagonista: un hombre haitiano sujeto a la persecución violenta después de ser acusado injustamente de provocar un incendio en un cultivo.

El Luis Pie de la literatura representa la desesperanza ante la xenofobia, la lucha de los haitianos en República Dominicana y de sus descendientes por ser tratados como iguales. Sin embargo, todavía hay esperanza de que el Luis Pie del taekwondo pudiera llegar a ser sinónimo de superación de la discriminación y reclamar su tierra como integrante del país.

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