Río de Janeiro, 12 jun (EFE).- Miles de personas vibraron hoy con la remontada de Brasil sobre Croacia en el partido inaugural del Mundial 2014 concentradas en la Fan Fest que la FIFA montó en Copacabana, la playa más emblemática de Río de Janeiro.

El color que dominó fue el amarillo, característico del uniforme de la selección brasileña, y los aficionados sufrieron mucho, sobretodo cuando Croacia se adelantó por 0-1 en el marcador.

En medio de un silencio impensable entre una muchedumbre en Copacabana solamente se podía escuchar a los comentaristas de la red Globo, televisión encargada de retransmitir el partido en territorio brasileño.

Los miles de aficionados de la "canarinha" no se lo podían creer. Perder el primer partido del Mundial en casa hubiera sido un verdadero desastre nacional. Por fin llegó el empate, gracias a un disparo de Neymar, y ahí sí que los brasileños se desmelenaron. El ruido era increíble.

Después, gracias al más que dudoso penalti que indicó el árbitro a favor de Brasil, con posterior gol de Neymar, se desató la fiesta. Muchos de los asistentes, al ver la repetición de la supuesta falta, se miraban incrédulos y se reían. Sabían que el colegiado se había equivocado, pero aun así celebraron el error.

La celebración llegó a su clímax con el tercer y último gol del equipo local, al final del tiempo añadido de la segunda parte, por medio de Oscar.

La masa, que se mantuvo de pie sobre la arena de la playa en todo momento, animaba como si estuviera en el estadio Arena Corinthians de Sao Paulo, sede del partido. Querían creer que Neymar y compañía los estaban escuchando.

Sin casi espacio vacío, parte de la multitud se quedó fuera del recinto, desde donde el partido también se podía ver por una pantalla de plasma gigante, de 150 metros cuadrados.

Además, en el exterior, aunque también en la arena, se instaló una segunda pantalla, un poco más pequeña, en la que no hay control de acceso ni vallas, lo que ayudó a descongestionar a los fanáticos.

No solamente se vieron camisetas amarillas. También había grupos de amigos equipados con uniformes y banderas de otras selecciones. La que reunió a más aficionados, evidentemente con el permiso de Brasil, fue Argentina, seguida de otros equipos nacionales de América Latina, como Chile y Colombia.

Fue posible ver muchas banderas albicelestes y camisetas del astro del equipo, Leo Messi.

Poca gente se movió tras el pitido final porque la FIFA Fan Fest abre, cada día de partidos, hasta las once de la noche con una programación basada principalmente en conciertos de grupos brasileños.

Mañana sigue la fiesta en Copacabana y en los Fan Fest de las otras once ciudades sede del Mundial. La arena probablemente se llenará de españoles, holandeses, mexicanos, cameruneses, australianos y chilenos, que son las selecciones que se estrenan mañana en Brasil 2014. EFE