Este mes el Gobierno chino reveló que su plan estatal para desarrollar el fútbol busca que el país sea una de las grandes potencias de este deporte hacia 2050, pero analistas del balompié oriental ven con escepticismo el ambicioso programa.

El plan, en el que muchos ven detrás deseos personales del presidente chino Xi Jinping -fan confeso de este deporte- habla de 20.000 nuevas escuelas de fútbol, 70.000 campos de fútbol adicionales o 50 millones de jugadores a mediados de siglo, todo con el secreto deseo de ver a China alzando la Copa del Mundo.

Grandes ilusiones, pero para gente como el británico Rowan Simons, que lleva 30 años trabajando en el fútbol chino, hay errores de concepción, excesivas prisas, y la incapacidad de comprender que el fútbol, para que triunfe, no debe ser sólo un negocio.

"China no ganará nunca el Mundial, por lo menos yo no lo veré en vida. Hay países con 100 años de pasión por el fútbol que aún no lo han conseguido, como Holanda o Rusia", recuerda Simons, que en los años 80 creó con amigos el primer equipo aficionado en Pekín y en los 90 fue comentarista de la Premier en la televisión china.

Tampoco empresarios chinos del sector son optimistas ante el plan estatal, que incluye convertir ese deporte en asignatura obligatoria en las escuelas e invertir inmensas cantidades de dinero.

"La gente siempre me pregunta cuándo vamos a tener un C-Luo (apodo de Cristiano Ronaldo en China) o un Messi, y yo les digo que me vuelvan a preguntar en 30 años", cuenta Bai Qiang, cofundador junto al futbolista holandés Wesley Sneijder de la empresa Sport 8, la mayor firma china dedicada al balompié juvenil.

El problema, comentaron hoy Bai y Simons en una charla sobre el futuro del fútbol chino, es la falta de una cultura sobre las bondades del ejercicio físico en China, un régimen comunista donde el deporte fue siempre un instrumento de propaganda del Estado y por tanto no es apreciado por el ciudadano de a pie.

"Los padres desalientan a los niños si estos quieren hacer deporte", cuenta Bai. "Se gastan 600.000 millones de yuanes (92.000 millones de dólares) en clases extraescolares, pero casi todo se va en piano, arte, matemáticas… una ínfima fracción se va al deporte".

No todo es pesimismo, sin embargo. Para Simons, el plan para lograr que China sea como España o Brasil futbolísticamente hablando en 2050 es "lo más razonable que se ha visto en una institución china en cualquier sector", por su visión a largo plazo y su intención de separar la federación china del Estado.

"Es irónico que haya sido el Partido Comunista el que ha decidido esto, debería haber sido la FIFA la encargada de separarlos", subrayó el gurú del balompié chino, cuyas ideas, se dice, han influido en el plan gubernamental.

La teoría es buena, pero no su puesta en práctica, afirma, ya que en el año transcurrido desde que el Gobierno aprobó este plan -los objetivos se anunciaron este mes, pero el plan lleva en marcha desde 2015- "nada bueno ha ocurrido, y se ha derrochado mucho dinero".

Entre esos derroches, Simons menciona las grandes compras de acciones de clubes europeos por firmas chinas, como el 20 por ciento del Atlético de Madrid adquirido por el gigante inmobiliario Wanda, o el 13 por ciento del Manchester City por CMC y Citic.

"También se está pagando de más a estrellas extranjeras que cobran hasta 300.000 dólares semanales, hay fichajes de hasta 40 millones de dólares… Todo son ejemplos de una avalancha alocada de dinero en el fútbol, como respuesta a una directiva gubernamental", comenta.

Tanto dinero, menciona Feng Tao, otro empresario del sector, en un país que aún no tiene verdadera cultura futbolística.

"Los aficionados del Beijing Guoan (club de la capital) van al campo a insultar y gritar. Entiendo que eso se hace en muchos países, ¡pero es que ellos lo hacen sin mirar al campo!", se queja Feng, fundador de Shankai Sports, líder nacional en mercadotecnia deportivo.

Equipos como el Real Madrid o el Barcelona han aprovechado la fiebre china por mejorar en el fútbol abriendo escuelas a su nombre en grandes ciudades del país, que según los tres expertos son buenas pero muy caras e insuficientes.

En la del Real Madrid en la sureña provincia de Cantón "enseñan a unos 3.000 niños, de los que unos 80 irán a España. ¿Cuántos se quedarán en Europa? La respuesta es cero, con una base tan pequeña sería de chiripa que saliera una estrella", asegura Simons.

China tiene un sueño futbolístico, y mucho dinero para intentar cumplirlo, pero para los tres expertos, de nada servirá sin décadas de paciencia, y dándose cuenta de que el fútbol, antes que un negocio es "algo divertido, sano, que enseña lealtad, trabajo en equipo y amistad". EFE