REDACCIÓN DE DEPORTES.- La selección mexicana dirigida por el argentino Gerardo "Tata" Martino mantuvo vivas sus esperanzas de ganar el título de la Copa Oro de la Concacaf tras vencer anoche 1-0 a Haití, gracias a un penalti y en tiempo extra.
Raúl Jiménez cobró la pena máxima en la prórroga, luego de haber recibido una falta dentro del área, y selló el paso de la selección de México a la final, que disputará el domingo en el estadio Soldier Field de Chicago contra Estados Unidos o Jamaica, que decidirán hoy la suerte de la otra semifinal.
Como se esperaba, Haití dejó que México hiciese el mayor desgaste físico desde el principio, y se limitó a hacer en el campo lo que el "Tri" le permitió, lo que fue muy poco, especialmente en la primera parte.
México que jugará la novena final de la Copa Oro y buscará el octavo título, dominó anoche la posesión del balón, intentó generar las mejores oportunidades de gol y también fue el que más fallos cometió al no acertar en 12 disparos que hizo a puerta, pero solo uno con peligro.
Haití, que hizo historia al llegar por primera vez a las semifinales, también consiguió en la primera parte dejar en evidencia a un México carente de ideas futbolísticas en el ataque a la hora de definir.
Jiménez con un remate de cabeza al minuto 35 fue lo más destacado en el ataque de México, al que respondió con seguridad el arquero haitiano Johny Placide, que al final fue el mejor de Haití.
El delantero Adolfo Pizarro se convirtió a su vez en el jugador más activo y de mayor presencia en el ataque de México, que quiso y no pudo superar a un rival que se limitó a defender y montar varios contraataques sin ninguna eficacia.
Pero fue todo lo que necesitó para irse al descanso con el empate a 0-0 y hacer que la presión se incrementase del lado de México, que sin el entrenador "Tata" Martino, sancionado con un partido por acumulación de dos tarjetas amarillas, careció de estilo de juego y se perdió en un sin fin de pases.
El segundo de Martino, Jorge Theiler, apenas reaccionó desde el banquillo, mientras veía como México no tenía funcionamiento futbolístico al concluir los primeros 45 minutos.
Nada cambió en la segunda parte, porque México siguió con los mismos defectos de hacer demasiados pases, no buscar la profundidad por las bandas y lo que iba a ser su gran enemigo: comenzar a perder fuerza física, la que le sobraba a los jugadores de Haití, que comenzaron a tener más dominio del balón.
Eso fue lo suficiente para hacer más difícil las llegadas de México al marco defendido por Placide, que se mantenía seguro y sin hacer ninguna concesión a las pelotas que tenía que parar.
De ahí que México cada vez se ponía más nervioso al ver que no llegaba el gol porque tampoco generaba las ocasiones claras y cuanto la tuvo al minuto 67 en un tiro libre que sacó el centrocampista Andrés Guardado surgió de nuevo la figura de Placide, quien metió una mano derecha milagrosa que evitó el gol.
Ahí llegó ya el convencimiento de Theiler que tenía que hacer de inmediato cambios para meter piernas nuevas en el centro del campo de México y salieron a la vez Uriel Antuna y Carlos Rodríguez por Roberto Alvarado y Guardado.
Se notó, México presionó más, pero siguió sin tener las ideas claras a la hora del gol, mientras que el reloj corría a favor de Haití con más fondo físico, lo que hizo que se llegase al final del tiempo reglamentario sin goles.
Pero en la prórroga, como ya es habitual, surgió el fantasma arbitral para que se señalase un penalti polémico y decisivo que dejó de nuevo todas las dudas sobre la torneo, pero felices a los directivos de la Concacaf, que ya tienen aseguró el negocio con el lleno en el Soldier Field al estar presente la selección del Tri.
El árbitro del encuentro, el catarí Abdulrahman Al Jassim, vio una falta que la defensa de Haití le hizo a Jiménez dentro del área, quien no falló en la ejecución de la pena máxima y llegó a los cinco tantos en lo que va de torneo, lo que lo sitúa segundo en la lista de goleadores.
No sin antes vivir el gran susto de ver como el delantero Mikael Cantave, al minuto 119 ,disparaba potente de pierna derecha y con el arquero Guillermo Ochoa ya batido, el balón se estrelló en toda cruceta derecha de la portería de México, que luego pudo sentenciar con dos claras ocasiones de Pizarro y Luis Montes.