Houston (EE.UU.) (EFE).- La cuarta edición del Clásico Mundial de Béisbol ya forma parte de la historia, con Estados Unidos como gran protagonista, que después de 11 años de espera consiguió el ansiado título de campeón al vencer en la final por blanqueada de 8-0 a Puerto Rico, que también brilló de manera especial.
El resultado del torneo, que reunió a las 16 mejores selecciones del mundo durante 17 días de competición en seis sedes diferentes, superó todas las marcas más optimistas, con récord de asistencias de espectadores en los campos, de televisión y lo que es más importante de un incremento considerable en el nivel de la competición.
Estados Unidos, que nunca antes llegó a la final, se llevó la merecida medalla de oro, pero Puerto Rico, que acabó con la mejor marca 7-1, tras disputarla por segunda vez consecutiva, fue siempre el equipo a batir y el que dio más espectáculo, incluido el ver a todos sus jugadores con el pelo teñido de rubio, algo que hizo furor en la Isla del Encanto.
Además, la ironía de la gran final fue que la madre del lanzador estadounidense Marcus Stroman, premio de Jugador Más Valioso (MVP), es puertorriqueña.
Ambas novenas, al igual que Dominicana, que no pudo revalidar el título de campeona, al perder en la segunda ronda con Puerto Rico y Estados Unidos, esta vez le faltó la inspiración en los momentos decisivos tanto desde el montículo como con el bateo oportuno.
Mientras que Japón, única selección que ha llegado hasta ahora a las cuatro finales –ganó las dos primeras–, fue de nuevo fiel a su juego de toque corto, buen pitcheo, defensa y aprovechar los errores del rival, la medicina que le recetó Estados Unidos en el partido de semifinales cuando un mal fildeo les costó la carrera de la derrota.
El veterano piloto Jim Leyland, de 72 años, ganador de una Serie Mundial, que volvió del retiró para dirigir a Estados Unidos, vivió la experiencia más hermosa, por haber servido a su país, y también la más "estresante", como el mismo definió su presencia en el Clásico.
Holanda, al igual que Estados Unidos, vino de menos a más y llegó por segunda vez consecutiva a las semifinales, que perdió ante Puerto Rico en 11 entradas de suspense.
Los cinco equipos, plagados de figuras de las Grandes Ligas, con la excepción de Japón, cumplieron con los pronósticos, mientras que Italia reforzó su imagen de buen equipo, lo mismo que hicieron los debutantes de Israel, que pasó a la segunda ronda invicto (3-0), y Colombia, que logró su primer triunfo, histórico, ante Canadá, y trató de tú a tú a Estados Unidos y República Dominicana.
El béisbol colombiano se hizo presente en la competición internacional para quedarse y tiene por delante un gran futuro.
Puerto Rico con el receptor Yadier Molina, el segunda base Javier Báez, el torpedero Francisco Lindor y el bateador designado Carlos Beltrán fue la selección que más jugadores colocó en el "Equipo Ideal".
Le siguió Estados Unidos que tuvo a tres, con Stroman, el jardinero Christian Yelich y el primera base Eric Hosmer, mientras que Dominicana estuvo representada por el guardabosque Gregory Polanco, lo mismo que Holanda con el toletero Wladimir Balentien.
Los lanzadores Kokai Senga de Japón y Josh Zeid de Israel completaron la lista.
Mientras que el veterano piloto Jim Leyland, de 72 años, ganador de una Serie Mundial, que volvió del retiró para dirigir a Estados Unidos, vivió la experiencia más hermosa, por haber servido a su país, y también la más "estresante", como el mismo definió su presencia en el Clásico.
Pero también se dieron las decepciones que en esta ocasión las encabezaron las selecciones de Venezuela, México y Cuba, las dos últimas eliminadas en la primera ronda de sus respectivos grupos.
Sin embargo, el resultado final del torneo, que había llegado envuelto en la sombra de si era posible mantenerlo, fue histórico en todos los aspectos, con el incremento de la audiencia de televisión que en Estados Unidos superó el 32 por ciento con relación al del 2013, y en Puerto Rico la final la vieron más del 70 por ciento de toda las televisiones.
Dominicana incrementó también la audiencia de televisión en un 10 por ciento con relación al Clásico del 2013, del que salieron como la novena campeona.
Lo mismo de espectacular fue la asistencia que se dio durante todo el torneo al superar por primera vez el millón de aficionados (1.086.720) que acudieron a los estadios de las sedes de Seúl, Tokio, Miami, Guadalajara (México), San Diego y Los Angeles.
Un 23 por ciento más de incremento con relación a la asistencia que se dio en el Clásico del 2013, con una entrada de 51.565 aficionados que llegaron el miércoles al Dodger Stadium de Los Angeles para presenciar la gran final entre Estados Unidos y Puerto Rico, la segunda mayor en la historia del torneo.
La sede de la capital japonesa fue la que dejó mayor asistencia con 209.072 aficionados para los partidos de la segunda ronda y 206.534 los de la primera, disputados en el Tokyo Dome.
Antes estos resultados, el comisionado de las Grandes Ligas, Rob Manfred, destacó que el éxito resonante de torneo en el 2017 ha sido el punto de inflexión de asegurarle un futuro brillante como estandarte de la globalización del deporte del béisbol.
"Hemos tenido asistencias de aficionados que no solo han roto récords, sino que dieron rienda suelta a una pasión y nacionalismo que uno se queda pensando cuándo fue la última vez que tuvimos algo tan bueno", destacó Manfred. "Después del Clásico, volver a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 será algo grandioso".
Por su parte, Tony Clark, presidente del Sindicato de Jugadores, dijo que a partir de ahora cada vez más estrellas de las Grandes Ligas querrán vestir la camiseta del equipo nacional porque vieron en el Clásico del 2017 como algo "único" que ha llegado para quedarse y su próxima cita será en el 2021.EFE