En el día de ayer, Mike Guerrero, dirigente de los Tigres del Licey, fue entrevistado en el programa radial Grandes en los Deportes. Durante la conversación, Guerrero manifestó que se reunirá en los entrenamientos de Grandes Ligas con Manny Acta y la directiva azul para “definir el cuerpo de coaches”.
Esa declaración me hizo recordar una frase que he mencionado varias veces en los programas que laboro y que quiero desarrollar aquí: “Licey necesita gente ganadora”.
Todos conocen el mal desempeño que han presentado los Tigres en las últimas campañas. Diversos son los motivos. Sin embargo, todo eso debe servir de experiencia y sus ejecutivos deben empezar a trabajar en dejar eso atrás. ¿Cómo se hace esto? Desde nuestro punto de vista, creando e impulsando una actitud ganadora en la organización. Esta actitud solo se puede lograr teniendo en un mismo lugar a personas ganadoras, personas que conozcan lo que es ser parte de un ambiente de éxito y trabajo duro.
Un cuerpo de coaches es fundamental en un equipo de béisbol. Son hombres que deben tener la disposición de trabajar con los jugadores, tener sólidas herramientas de comunicación, ser entusiastas, hacer un trabajo mancomunado por el bien de toda la organización y algo clave: ganarse, al igual que el manager, la CONFIANZA de sus jugadores.
En lo personal considero que los coaches son parte esencial para inculcar una actitud ganadora en los jugadores, sobre todo en un equipo joven como Licey.
Por otro lado, un aspecto de suma importancia en el desempeño de un conjunto es la cultura existente en un clubhouse. En este tópico inciden desde los que están en la cima del organigrama hasta los que están en último puesto. Algunas preguntas necesarias son: ¿Hay una cultura definida allí? ¿Hay ambiente positivo y acogedor? ¿Hay química? ¿Se siente cómodo el jugador? ¿Hay roles claros y definidos? ¿Está la unión presente?….y uno de los puntos principales, ¿hay LIDERAZGO? Esas respuestas deben ir descubriéndolas los ejecutivos azules durante estos meses.
Un equipo sin liderazgo es como un barco sin capitán. El clubhouse es uno de los intangibles del béisbol que no están en numeritos. Cada conjunto debe tener hombres que tengan diversos roles gracias a sus cualidades.
La gerencia azul debe detectar cuales peloteros de su roster tienen las condiciones naturales de liderazgo para desempeñarlas en su día a día. Así mismo, conseguir (vía cambio e importados) hombres que aporten a la creación de una nueva cultura.
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