SANTO DOMINGO, República Dominicana (Gerardo Zavarce).- Por siete segundos, Ignacio Vásquez no pasó más allá del repechaje olímpico de Tokio, pero este atleta dominicano de la especialidad de remo dio un valiosísimo nuevo impulso a esta disciplina deportiva en el país.
Tuvo la responsabilidad de inaugurar la participación de República Dominicana en los Juegos Olímpicos de Tokio; participó en el segundo heat eliminatorio en la especialidad de Single Sculls y obtuvo el quinto lugar, con un tiempo de 7:43.71, cronómetro que mejoró en el repechaje (7:42.83), pero no bastó.
Bajo la conducción del entrenador Brayans Chalas, Vásquez obtuvo su clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio en el Preolímpico de Río de Janeiro, con un tiempo de 08:18:74. Es decir, Jorge Ignacio Vásquez logró en Japón mejorar de forma significativa sus resultados clasificatorios e inaugura un nuevo ciclo para la especialidad deportiva de remo, modalidad que se introdujo en República Dominicana en el año de 2003 con la celebración de los Juegos Panamericanos.
A pesar de que remar forma parte del ADN de la dominicanidad, como práctica popular y tradicional, en el país caribeño no existe una cultura asociada a los deportes náuticos modernos: remo y canotaje (canoa/kayak). Entonces, resulta difícil valorar el significado de la participación en los Juegos Olímpicos de Tokio. Acceder a esta competición representó una proeza, un acto de voluntad, una épica individual y colectiva.
La Federación Dominicana de Remo y Canotaje (FEDORECA) ha trabajado para que la mirada de Jorge Ignacio sobre su embarcación represente la mirada de un colectivo que está dispuesto a crear sus propias condiciones y alternativas para participar del complejo escenario y entramado de los procesos globales, esta presencia se logró con mucha dignidad, atrevimiento y ausencia de complejos.
Estar en los Juegos Olímpicos de Tokio participando de la disciplina de remo tiene múltiples significados y no exclusivamente deportivos. Nos habla de una sociedad que quiere crear, que quiere imaginar, que quiere innovar, que quiere atreverse a mostrar habilidades y capacidades en un territorio inédito.
¿Cómo se logró la clasificación a unos Juegos Olímpicos en menos de dos décadas en una disciplina como el remo? Se dice fácil, pero en realidad no ha sido un logro sencillo. Para estar en Tokio se han superado innumerables dificultades, incluyendo las circunstancias sobrevenidas e inéditas de la pandemia de la COVID-19.
La mirada de Jorge Ignacio fue la abanderada iniciática de las justas competitivas de Tokio. Representa una nación, un agujero en medio del mar y el cielo, impulsando sus naves para buscar resultados, para encarar y vencer los obstáculos. No deja de manifestar inquietud, pero permite imaginar que se puede avanzar a pesar de los cambios del viento y la naturaleza fluctuante de las aguas. La escuchamos decir: "¡Vamo' arriba, vamo' al agua!.
La mirada solitaria, aguerrida de Vásquez sobre su embarcación la queremos guardar como el referente que nos convoca al presente y al futuro de una sociedad que puede elegir sobreponerse a su circunstancias.