NUEVA YORK, EEUU.- La figura del toletero cubano José Abreu, de los Medias Blancas de Chicago, alcanzó la recompensa a su gran temporada al ganar este jueves el premio de Jugador Más Valioso (MVP) de la Liga Americana.
La aportación ofensiva de Abreu hizo posible que los Medias Blancas llegaran a los playoffs por primera vez desde el año 2008.
El inicialista cubano figuró en 21 de las 30 papeletas a primer lugar en la votación, con 374 votos, realizada por la Asociación de Cronistas de Béisbol de Norteamérica (BBWAA, en inglés).
El dominicano José Ramírez, primera base de los Indios de Cleveland, finalizó segundo en la votación (303). El tercer puesto fue para DJ LeMahieu (230), pelotero de cuadro de los Yanquis de Nueva York.
El también primera base de los Bravos de Atlanta, Freddie Freeman, se llevó el premio en la Liga Nacional por un amplio margen de puntos, que le permitió culminar un año desafiante en el que contrajo la covid-19 y llegó a sentirse tan mal que le imploró a Dios: "Por favor, no me lleves".
Freeman recibió 28 de los 30 votos al primer lugar por parte de la BBWAA, sin que al final el jardinero Mookie Betts, de los Dodgers de Los Angeles, tuviese opción al galardón tras recibir los 2 votos del primer lugar que no recibió el jugador de los Bravos y acabar con 268.
El tercera base estadounidense dominicano Manny Machado, de los Padres de San Diego, se quedó con el tercer puesto (221 votos) después de tener también una temporada estelar.
Otros dos dominicanos, Fernando Tatis Jr., compañero de Machado, fue cuarto con 201 votos, y Juan Soto, de los Nacionales de Washington, acabó quinto con 172 votos.
Abreu se hizo merecedor al premio después de liderar las Grandes Ligas con 60 carreras impulsadas y 148 bases totales.
El toletero cubano de 33 años, nativo de Cruces (provincia de Cienfuegos), encabezó el Joven Circuito con 76 imparables y un slugging de .617, además de jugar los 60 partidos de la reducida temporada debido a la pandemia del coronavirus y de que su equipo alcanzara los playoffs.
También bateó para .317 con 19 cuadrangulares y pegó seis jonrones en una serie de tres duelos ante los Cachorros a finales de agosto.
Esa serie de cuadrangulares en el Wrigley Field fue parte de una racha de Abreu, que bateó de hit en 22 partidos consecutivos. Se trató de la racha más larga de su tipo en el año.
Abreu, que ya había ganado el premio de Novato del Año de la Americana en 2014, también ha sido elegido al Juego de Estrellas en tres ocasiones.
El toletero cubano se convierte el cuarto jugador de los Medias Blancas que ha logrado el galardón de MVP después de haberlo conseguido antes Frank Thomas (1993-94), Dick Allen (1972) y Nellie Fox (1959).
Abreu es el tercer cubano que gana el premio después que se lo dieron primero a Zoilo Versalles (1965) y a José Canseco (1988).
"Puedes soñar con eso", declaró Abreu a la cadena MLB Network. "No puedes imaginar la sensación que estoy viviendo y a la vez dar mi agradecimiento a un gran número de personas que siempre me ayudaron, en especial a los Medias Blancas".
Si Abreu vivió con emoción el reconocimiento, más especial fue aun lo sentido por Freeman, en un año afectado desde la pretemporada hasta la Serie Mundial por la pandemia, y el que quizás fue simbólico que uno de los premios principales se lo llevase el pelotero que contrajo el virus que ha costado la vida a más 1.290.000 personas en el mundo.
Tres semanas antes de que se inaugurara la campaña con demora a finales de julio, la temperatura corporal de Freeman ascendió a 40 grados centígrados (104,5 Fahrenheit).
El pelotero de 31 grados perdió el sentido del gusto y del olfato, lo que comenzó a ser su mayor pesadilla de salud y que en un momento dado lo llevo a pensar que era el final.
Pero poco a poco pudo superar el contagio y cuando volvió al diamante las secuelas de la difícil etapa vivida fueron quedando atrás con un rendimiento que ni el propio Freeman esperaba.
"No estaba listo", admitió Freeman tras recibir la noticia del premio. "Tuve un comienzo lento. Simplemente no sabía cuándo recuperaría la fuerza en las piernas".
Pero Freeman se recuperó de una forma asombrosa. Bateó para .341 con 13 cuadrangulares y 53 impulsadas en 60 partidos, en los que demostró siempre el poder de un bateador zurdo con la capacidad de colocar la pelota en cualquier lugar del terreno, y que le permitió encabezar las mayores con 23 dobles y 51 carreras anotadas.
Gracias a su pelotero cuatro veces elegido para el Juego de Estrellas, los Bravos ganaron la División Este de la Liga Nacional y se quedaron a un triunfo de llegar a la Serie Mundial, a la que no avanzan desde 1999.
Freeman, que también recibió por primera vez el premio, se convirtió en el sexto jugador de los Bravos en obtenerlo después de Chipper Jones (1999), Terry Pendleton (1991) y Dale Murphy (1982 y 1983) desde que el equipo tiene su sede en Atlanta (1966).
Hank Aaron (1957) y Bob Elliott (1947) también lo ganaron, pero con las franquicias en Milwaukee y Boston, respectivamente. EFE