BOGOTÁ, Colombia.- Águilas Doradas saltó este domingo a la cancha con una atípica formación (1-3-2-1) en la que un portero fue central y tuvo que compartir la zaga con dos centrocampistas porque, pese a que el equipo tiene a 15 jugadores con covid-19 y a otros 7 lesionados, no fue atendida su solicitud de aplazamiento.
El partido de la decimoctava jornada de la liga colombiana le enfrentó con Boyacá Chicó, que lucha por permanecer en primera división y hoy, con 11 jugadores en cancha, goleó por 0-3 y mantuvo así vivas sus esperanzas de evitar el descenso.
Al minuto 78 el centrocampista de Águilas Giovanny Martínez, de 31 años, tuvo que dejar el terreno de juego por una lesión y, ante la imposibilidad de completar los siete jugadores que, como mínimo, debe tener un equipo para poder jugar en Colombia, el árbitro Carlos Ortega dio por terminado el encuentro.
LA PROTESTA
El equipo dorado, que hoy fue dirigido por el asistente Rafael Martínez porque el técnico Francesco Stifano también tiene covid-19, solicitó desde el jueves que su juego fuese aplazado ante la atípica situación que vive.
La solicitud fue desestimada por la División Mayor del Fútbol Colombiano (Dimayor), que organiza el torneo, y los siete jugadores saltaron a la cancha con mascarillas y cargando dos carteles que decían "Primero la vida" y "#JuegoLimpio".
"Bueno, aceptamos la decisión de Dimayor de jugar este partido, pero queda claro que aquí lo que prima es cualquier otra cosa que la integridad y la salud de nosotros como jugadores", expresó en Twitter el portero Carlos Bejarano, quien tuvo una tarde movida en el estadio Alberto Grisales, de la localidad de Rionegro (noroeste).
Justamente Rionegro es un municipio que hace parte de Antioquia, un departamento que está en emergencia por las elevadas cifras de contagios de covid-19 y la ocupación de las unidades de cuidados intensivos (UCI).
Medellín, la capital departamental de Antioquia y cercana a Rionegro, está en una fase crítica por el colapso hospitalario, con una ocupación de las UCI del 98 %, que el miércoles obligó a las autoridades a endurecer las restricciones de movilidad para enfrentar el tercer pico de la pandemia de covid-19.
"Dimayor aprobó un reglamento al inicio de la pandemia que hoy demuestra que fue ligero y adinámico (obliga a desarrollar los encuentros con al menos siete jugadores)", criticó antes del partido el Águilas Doradas, que es decimosexto y ya no tiene oportunidades de clasificar a los cuartos de final del Torneo Apertura.
BEJARANO MANTUVO SU ARCO EN CERO 57 MINUTOS
Desde que rodó el balón, el conjunto dorado se replegó en su terreno y ocupó en labores defensivas a jugadores que no suelen jugar como centrales o laterales, como el portero suplente Juan David Valencia o el volante Martínez, que acompañaron atrás al defensor Juan Pablo Delgado.
Más adelante, en la primera línea de volantes, aparecieron los volantes ofensivos Juan Pablo Otálvaro y John Freddy Pérez, a quienes acompañó en el centro del campo el delantero venezolano Anthony Uribe.
La figura fue el portero Bejarano, que atajó todos los remates que pudo de un rival que, pese a jugar con cuatro futbolistas más, no estaba siendo muy claro ni fluido pero por la diferencia numérica no tuvo muchas dificultades para sacar remates al arco.
El único acercamiento de los locales, a quienes los usuarios de las redes sociales manifestaron su apoyo, fue con un remate desde terreno propio de Pérez que casi sorprende a Pablo Mina, portero del Chicó que hoy jugó más adelante de lo habitual.
Con mucha entereza y una notable actitud de sus futbolistas, el Águilas Doradas aguantó como pudo 57 de los 79 minutos que se jugaron hoy sin recibir ningún gol en una de las más insólitas y desafortunadas páginas de la historia del fútbol colombiano.
"Perdimos el partido, pero vamos a ganarle la batalla al covid-19. Estamos muy orgullosos de ustedes, muchachos", escribió el club tras el pitazo final de un partido que se jugó en medio de una situación delicada por la pandemia de la covid-19. EFE, Jorge Gil Ángel