París, 5 oct (EFE).- El español Pablo Carreño se clasificó por segunda vez en su carrera para cuartos de final de Roland Garros, en la que se medirá con el serbio Novak Djokovic, en una reedición de los octavos de final del pasado Abierto de Estados Unidos, cuando el número 1 del mundo fue descalificado por agredir a un árbitro.

Los fantasmas de aquel duelo, la única derrota de la temporada que aparece en el casillero del serbio, volverán a pasar por su mente cuando vea enfrente al mismo rival.

Djokovic cargará durante tiempo con esa mácula. El serbio la rememoró cuando en su partido de este lunes golpeó involuntariamente a una juez. "Ya sé que se va a hablar mucho de ellos", dijo sobre el hecho que no fue ni siquiera anotado por los árbitros.

Carreño jugará sus segundos cuartos en París y será el único jugador español entre los ocho mejores junto a Rafal Nadal, que este martes afrontará sus cuartos de final contra la joven promesa italiana Jannik Sinner.

En el cuadro femenino no habrá representantes españoles, porque Paula Badosa cayó frente a la veterana alemana Laura Siegemund, 7-5 y 6-2, y puso fin al mejor torneo de su carrera, que le puede abrir la puerta de una nueva era.

Comenzó buen el duelo la española, que fue dominando la primera manga, pero que se derrumbó en el final del primer set y ya no fue capaz de encontrar su mejor versión en el segundo.

Fue el apogeo de su resurrección, el de una tenista que no había sido capaz de responder a las expectativas creadas, lo que le había metido en una espiral destructiva que ha logrado romper tras su brillante paso por París.

Pese a la decepción por la derrota, Badosa tiene motivos para el optimismo y ha encontrado una vía en la que seguir trabajando para insertarse en la parte alta del volátil ránking femenino.

La alegría la dio Carreño, que tuvo que esperar a jugar su partido bien entrada la noche tras imponerse 6-2, 7-5 y 6-2 al alemán Daniel Almaier, procedente de la fase previa.

La lluvia retrasó el programa y los organizadores programaron su duelo contra el debutante alemán Daniel Altmaier a la pista central, que esta edición estrena techo.

"Estoy feliz de esta clasificación, ha sido un partido difícil, pero creo que en el tramo final él estaba algo nervioso", dijo Carreño.

El gijonés, semifinalista en Nueva York esta temporada, jugó el partido 350 de su carrera para jugar sus segundos cuartos de final en París.

Los primeros los disputó en 2017 y apenas pudo rivalizar contra Rafa Nadal por problemas físicos, que le obligaron a retirarse.

Carreño regresará al duelo contra un Djokovic que se ha mostrado imparable y que alcanza los cuartos por undécima vez consecutiva, un récord que ni Nadal ni Federer tienen.

El serbio no ha perdido un set y solo ha dejado escapar 25 juegos, una apisonadora que tendrá en Carreño su rival más serio por el momento.

El asturiano también se ha mostrado sólido, aunque perdió una manga en tercera ronda contra su compatriota Roberto Bautista. Carreño parece haber conseguido la adaptación a la tierra batida tras su buen paso por la pista dura de Estados Unidos.

Comenzó rápido su duelo contra Altmaier, 186 del ránking, procedente de la fase previa, admirador de Wawrinka y una de las sorpresas de los octavos. El jugador germano, sin embargo, le complicó las cosas en el segundo, cuando llegó a dominar 5-2, lo que obligó al español a una reacción que devolvió el partido a su jerarquía.

Este martes jugará Nadal contra Sinner camino de su decimotercera presencia en una semifinal. Al igual que Djokovic, con quien combate de momento en la distancia a la espera de hacerlo en la final, no ha cedido todavía un set y ha demostrado un nivel elevado. EFE