Houston (EEUU), 5 jun (EFE).- Un día después del fallecimiento del legendario púgil estadounidense Muhammad Ali, la mítica figura, que durante su carrera profesional tuvo tantos defensores como detractores a su personalidad única dentro y fuera del cuadrilátero, esta vez, con su muerte a los 74 años, hizo que todos estuviesen unidos en el reconocimiento a su legado de hacer un mundo mejor.

Tras un sin fin de reacciones, análisis, valoraciones y reconocimiento del valor de su figura como deportista y persona comprometida con la lucha por los más necesitados y las minorías, el consenso ha sido completo a la hora de establecer que Ali dejó un mundo mucho mejor que el que se encontró cuando nació en Louisville.

Entre tantas reacciones a su muerte, tal vez la que mejor definió su legado fue el comunicado ofrecido por el presidente Barack Obama, el primer negro que alcanzó la Casa Blanca, al señalar que "Ali estremeció al mundo, y el mundo es mejor por eso".

Obama, que tiene en su poder un par de guantes utilizados por Muhammad Ali y los conserva en su estudio privado de la Oficina Oval, también lo comparó con otros líderes de los derechos civiles de su época, y afirmó que el boxeador emuló a Martin Luther King Jr. y Nelson Mandela en la lucha por lo que era correcto.

El béisbol profesional de las Grandes Ligas le dedicó toda la jornada del sábado para hacer un homenaje permanente a la figura y memoria de Ali, lo propio hicieron el resto de los deportes, incluido el baloncesto de la NBA. Los protagonistas de las Finales que disputan los equipos de los Warriors de Golden State y de los Cavaliers de Cleveland, manifestaron públicamente, toda la admiración que sienten por Ali y su legado

Esa determinación hizo que Ali se enfrentase al ejercito más poderoso del mundo al negarse a ir al servicio militar cuando la guerra de Vietnam estaba en pleno apogeo, como su propia carrera profesional, que tuvo que dejar por tres años y medio.

Además de perder todo ese tiempo como profesional, Ali también hizo que su acción le generase muchos enemigos, incluido el propio estado que intentó meterlo en la cárcel.

También se afilió a los musulmanes negros y cambió su antiguo nombre de Cassius Clay. Su lucha fuera del cuadrilátero le costaría su título y fue un golpe a su imagen pública, pero se mantuvo firme en sus creencias.

Algo que el propio Obama y quienes estuvieron siempre al lado de Ali reconocen que fue lo que en realidad lo hizo siempre grande, el tener una voluntad inquebrantable a la hora de defender sus convicciones.

"No era perfecto, por supuesto. Pese a toda su magia en el ring, pudo ser más cuidadoso con sus palabras y todas las contradicciones cuando su fe evolucionó", matizó el mandatario en una declaración con la primera dama Michelle Obama. "Pero su maravilloso, contagioso e incluso inocente espíritu le ganó en última instancia más seguidores que enemigos, tal vez porque en él, esperábamos ver algo de nosotros mismos".

Obama reconoció, como lo han hecho todos los atletas del mundo del deportes en Estados Unidos, que Ali, al margen de sus errores y excentricidades, lideró una pelea para que la sociedad fuese mejor y de alguna manera peleó por todos.

El béisbol profesional de las Grandes Ligas le dedicó toda la jornada del sábado para hacer un homenaje permanente a la figura y memoria de Ali, lo propio hicieron el resto de los deportes, incluido el baloncesto de la NBA.

Los protagonistas de las Finales que disputan los equipos de los Warriors de Golden State y de los Cavaliers de Cleveland, manifestaron públicamente, toda la admiración que sienten por Ali y su legado.

El presidente Obama en su comunicado, que dijo haber hablado con la familia de Ali, se unió al sentimiento del mundo del deporte en el reconocimiento que la figura del excampeón transcendió la barrera del boxeo y se convirtió en el icono que luchó por todos y al final con su muerte consiguió el gran sueño de ser motivo de unión e igualdad.

Pero sobre todo, Ali fue el ejemplo único de como, sin importar la adversidad, luchó durante 32 años con la enfermedad del Parkinson, siempre tenía una sonrisa que regalar y una alegría que llevar a los más necesitados y enfermos ante los que se presentaba como el ejemplo a mantener una lucha permanente.EFE