NUEVA YORK, EEUU.- La canadiense Leylah Fernández (hija de una pareja ecuatoriana-filipina) y la británica Emma Raducanu (china-rumana), ambas nacidas en 2002, disputarán este sábado la final del Abierto de EEUU, uno de los cuatro principales torneos mundiales de tenis.

Han revolucionado el mundo tenístico en Nueva York al ganarse el billete para la final con golpes de calidad y muchas sonrisas, esto último tan ajeno entre los varones que por lo general despuntan la primera verdadera solo una vez concluido el partido.

Fernández y Raducanu nacieron en Canadá, pero solo la primera tiene esa nacionalidad y entre ambas también la ecuatoriana, la filipina, la china y la rumana, por el origen de sus padres.

La primera eliminó a cuatro favoritas: la japonesa Naomí Osaka, defensora del título; la ucraniana Elina Svitolina, quinta del mundo, la alemana Angelique Kerber, exnúmero uno y campeona de tres Grand Slam, y la bielorusa Aryna Sabalenka, actual número dos de la WTA (Women’s Tennis Association).

"Desde muy joven supe que podía ganarle a cualquiera que estuviera enfrente", dijo recientemente aclarando que su competitividad, si no la conjuga con alegría y ganas de disfrutar, incluye saber degustar también las derrotas, como se lo inculcó su padre guayaquileño y entrenador autodidacta.

Este decidió dedicarse a entrenarla después de que el Ayuntamiento  canadiense al que pertenecía su domicilio (luego trasladaron su residencia habitual a Miami) sentenció que Leylah Fernández no merecía entrenar en sus canchas. El padre comenzó a estudiar tenis y creyó que máximo en dos años su hija abandonaría el empeño, cálculo que se desmentía a diario en "la chispa en los ojos de mi hija" cuando tenía la raqueta en la mano, según reveló recientemente.

Además de inculcarle todo lo requerido para destacar en el tenis, le dotó de las armas de la independencia, al punto de que, por lo general y quizá por cábala, prepara con ella los partidos vía remota en largas videoconferencias. Dejó que el preparador físico, un cubano efusivo en los partidos de su pupila, fuera constantemente enfocado por las cámaras y tenido como el padre de la aparentemente débil deportista.

En 2019, Fernández se proclamó campeona del Grand Slam francés de Roland Garros en la categoría júnior y fue finalista en Australia en la misma modalidad. Ya en marzo de 2021, adelantó en la que venía y levantó su primer título WTA en el torneo mexicano de Monterrey.

Raducanu a su vez, hija de matemáticos y financistas, es unos meses menor que Fernández. Llegó al torneo de Nueva York como invitada y como tal le fue asignada la cancha más humilde del complejo deportivo de la Gran Manzana y palmo a palmo ha avanzado hasta la principal y, ademas, sin ceder ni un solo set, siempre ganando 2-0.

La invitación al US Open fue debido a su buena actuación en el londinense Wimbledon, torneo en el que llegó a octavos de final y del que se retiró por causas médicas.

"Estaba jugando el mejor tenis de mi vida frente a un público de Wimbledon asombroso y creo que toda la experiencia me sorprendió. Al final del primer set, después de unos peloteos superintensos, comencé a luchar para respirar y me sentí mareada. El equipo médico me aconsejó no continuar y aunque fue lo más duro del mundo no poder cerrar mi torneo en la cancha, no estaba bien para seguir jugando", declaró.

Su penúltima víctima en Nueva York fue la suiza Belinda Bencic, flamante campeona olímpica, y la última la magnífica griega María Sakkari, poseedora de uno de los saques más potentes del torneo, a quienes la británica no creyó poder enfrentarles y peor ganarles, por lo que "tenía reservado el billete de vuelta a Londres al terminar la fase previa", confesó.

Recién graduada de la educación secundaria y con honores, el rector de su casa de estudios de bachillerato se sorprendió al confirmar en la televisión que era la misma adolescente que él tenía identificada entre las más inteligentes, dedicadas y espontáneas estudiantes de matemáticas del plantel educativo bajo su cargo, un as en números y  supuestamente no en tenis.

Más allá de juventud y orígenes exóticos, son dos tenistas que se han metido en el bolsillo al público neoyorquino, que ha enganchado con ambas debido a que ejecutan un tenis de poca defensa y mucha ofensiva desde el final de la pista, con una condición física y una mentalidad ganadora y una concentración que pueden abandonar en cualquier momento para regalar una sonrisa al público.

Fernández se convirtió en la jugadora más joven en llegar a la final del US Open desde María Sharapova, en 2005, y horas después Raducanu, dos meses más joven que ella, hizo lo propio al eliminar a Sakkari en semifinales.

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