El papel mediador de las mujeres indígenas en la Conquista se recoge en algunas crónicas. Recordemos a la Malinche, doña Marina, la joven náhuatl nacida en lo que hoy es Veracruz, intérprete de Hernán Cortés, con quien tuvo un hijo, Martín. Bernal Díaz del Castillo, como todos los cronistas, destaca en ella la belleza, desenvoltura y don de lenguas atribuido a las mujeres indígenas.

En 1844, a los veinte años de la independencia, el colombiano Juan José Nieto sorprende con Yngermina o la hija de Calamar, considerada la primera novela colombiana. Narra la historia de Yngermina, hija del pueblo de Calamar que se enfrentó a los conquistadores con flechas envenenadas, en lo que hoy es Cartagena de Indias. En venganza, los conquistadores destruyeron su población y asesinaron a la gente. En el relato de los enfrentamientos surge Yngermina, quien seduce por su belleza y virtudes a Alonso, hermano de Rodrigo de Heredia, el fundador de Cartagena. Significativo es el subtítulo, Recuerdos de la conquista, 1533 a 1537,  como si el autor quisiera responder a la pregunta de dónde venimos los neogranadinos, justo cuando el país parecía no vislumbrar con claridad su futuro.

Símbolo del mestizaje, Ygermina, sirve de puente entre dos culturas, asume los valores de la impuesta y adopta la religión católica para casarse con Alonso. No faltan las intrigas entre las distintas familias, los enfrentamientos entre los conquistadores, ni los abusos de poder sobre la población indígena, perseguida y sometida. Tampoco faltan ejemplos de valor en uno y otro bando, ni el humanismo erasmista que el autor encuentra en ambos bandos, cuyos líderes siempre se expresan de forma caballeresca. Yngermina, al convertirse al catolicismo, adquiere mayor benevolencia, así como el espíritu de sacrificio necesario para enfrentarse al malvado Badillo que la pretende.

Esta es también una novela romántica en la que el amor debe pasar por difíciles pruebas: torturas, hambre, muestras de lealtad y resistencia. Nieto informa de los rituales indígenas, de sus dioses y héroes, de sus costumbres, como el culto que rinden los muertos en los bosques. El padre de la protagonista, el español Velázquez, también es un personaje peculiar, entre dos religiones, que había adoptado la fe musulmana para casarse, para luego conseguir que su esposa y suegro se convirtiesen al catolicismo tras la expulsión de los moros. Al desembarcar en América, gracias a esta ampliación de miras, respetó las costumbres de los indígenas.

Liberal y masón, Nieto defendió el  federalismo que despojaba de privilegios a la Iglesia católica, medida que desató una guerra civil tras la que sufrió persecución y exilio en Jamaica, donde publicó la novela. Quizás narrando la conversión de los indígenas el propio autor quiso limar su enfrentamiento con la Iglesia. Hijo de español y criolla, rescata documentos en torno a las gestas y la tragedia de la conquista hasta conseguir en el mestizaje el encuentro de los contrarios.

Juan José Nieto, además, ejecutó con júbilo en Cartagena la ley de abolición de la esclavitud, promulgada en 1851, y llegó a ser el primer presidente afrodescendiente del país. Yngermina, a su vez, aparecerá como la primera mujer mestiza de su pueblo, hija de una indígena de Calamar y de un español que supo convivir en armonía con los aborígenes.

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Consuelo Triviño Anzola