SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La ciudad de Santo Domingo actual está asentada en tres terrazas básicas topográficas. La más alta está en la curva 20 msm (metros sobre el nivel del mar) y corresponde a la Av. 27 de Febrero; dichas terrazas se extienden desde la confluencia del río Haina hasta la Sabana de Guabatico, en la parte oriental de la isla, por los predios de las provincias San Pedro de Macorís y Monte Plata.

Los urbanistas que han tenido mucho mayor incidencia en la participación del trazado urbano, a través de diferentes administraciones gubernamentales, se han enfocado más en el crecimiento vial en sentido este-oeste que en el norte-sur, dándole una extensión tal a la capital que se ha hecho prácticamente inmanejable.

Su crecimiento fue exponencialmente vertiginoso dando origen, entre otros factores, a la creación de varios municipios fuera del Distrito Nacional.

Sin embargo, y durante intervenciones pasadas, como el caso de la Prolongación de la Av. Núñez de Cáceres, y su túnel debajo del Parque Mirador Sur, siguen demostrando que fueron acciones correctas, dado el resultado exhibido al día de hoy de manera positiva.

Esta vía, junto con la Av. Luperón, la Av. Abraham Lincoln, la Av. Winston Churchill-Jiménez Moya, Av. TiradentesAlma Máter, y Av. Máximo Gómez, actualmente constituyen los grandes ejes de importancia en sentido norte-sur de la capital.

Hay que recordar que lo que se previó como Av. de Circunvalación de la ciudad fue dicha Av. Luperón, y su prolongación al norte, mediante la Av. de los Próceres. Ya esto resulta insuficiente, dado el crecimiento exagerado y desproporcionado del parque vehicular, y la búsqueda desesperada de rutas alternas para escapar de los grandes entaponamientos producidos en la ciudad, antes en vías locales, ahora en elevados y túneles.

Con la construcción de la Nueva Av. de Circunvalación, la que sin lugar a dudas es un gran acierto de las autoridades, junto con las reservas de Áreas Verdes declaradas Parques Nacionales, se ayudará a confinar un tanto el desarrollo acelerado del tejido urbano, y a descongestionar el tránsito de la zona metropolitana.

Todo va a depender de las previsiones y regulaciones en términos de municipalidad que se tomen al respecto.

Pero se hace imprescindible mirar hacia dentro de la ciudad.

Visualizamos el Distrito Nacional para el año 2030, con las avenidas Privada (Antonio Guzmán), la Dr. Defilló, la Av. Winston Chrurchill, la Av, Tiradentes (Alma Máter), y la conjunción Expreso V Centenario-Leopoldo Navarro-Socorro Sánchez como las vias idóneas para convertirlas en circulación norte-sur, con el sistema de túneles a cielo abierto.

Este sistema nos permite prescindir de sofisticados equipos de extracción de CO2, de construcciones de concreto, de iluminación artificial, dotado con puentes solo en las intersecciones, en una rasante de vía debajo y más baja de las calles existentes, que visualmente no agreda a la ciudad, sin techos, y pequeños túneles solo donde no se deseen la demolición de zonas residenciales o de edificaciones de cierta relevancia.

La solución adoptada en la Av. Ortega y Gasset albergó la parte positiva de interconectar dos secciones de la ciudad sin tocar ninguna edificación, pero nos parece que quedó trunca al no poder llevarla hasta la Av. George Washington y producir un desahogo de la ya poblacionalmente densa zona de Naco.

Una inversión de esta naturaleza será viable, por cuanto le ahorrará al país millones de dólares por consumo de combustibles fósiles, pero como están avanzando las cosas en el uso de la energía limpia renovable con la intervención de los carros eléctricos, todavía dicho ahorro será mayor. En poco tiempo se podrá contar con una mayor descongestión de tráfico.

El Santo Domingo futuro, que está a la vuelta de la esquina, solo en once años deberá contar con el Sistema de Tranvía por la isleta Central de la Av. 27 de Febrero, desde su conexión con el Tren Haina-Puerto Plata en Alameda, hasta el Aeropuerto Internacional de Las Américas.

También con un Sistema de Autobuses articulados, híbridos, de manejo y control estatal-mixto, para dar servicio desde las líneas existentes del Metro y Teleférico de Santo Domingo al Tranvía de la 27 con todos los sectores y barrios aledaños, y disminuír de alguna manera el uso de vehículos privados.

Y sobre todo el moderno trazado vial de las avenidas norte-sur conectará de manera eficiente el conglomerado urbano de los sectores norte de la capital, para proporcionarles, de manera justa, el redescubrimiento del intenso color azul turquesa que parpadea en la inmensidad del mar Caribe, y que, a fuerza de choques de blanca espuma, baña nuestras costas de manera serpenteante, apasionante, poética, y con la elegancia y poderío señorial sobre los filosos arrecifes de coral que adornan Nuestra Primada de América.