SANTO DOMINGO, República Dominicana.-La música es un consumo cultural importante, ya que alrededor de ella se configuran estilos que trascienden la sonoridad.
Es decir, se crean culturas que incluyen maneras de vestir, hablar y modifican conductas. Por otro lado, también representan habitus de clase generalmente basados en deseos colectivos, porque la música le permite al imaginario recrear escenarios donde los sujetos se sienten cómodos.
En el caso dominicano, una de las innovaciones que mayor impacto ha causado en los consumos musicales ha sido el llamado "mambo" o "merengue urbano o de calle".
Por supuesto, es la nueva apropiación que hacen los jóvenes de las clases populares de un ritmo tan tradicional y significativo en las identidades dominicanas como el merengue.
Surge en los barrios de la parte alta de la capital fusionando merengue con los redoblantes guloyas -que es también música de carnaval- y el rap de los afroamericanos de Estados Unidos.
Las temáticas de las letras de las canciones aluden a lo que representa “ser de barrio”, cómo se deben manejar en las calles, las aspiraciones de estos sectores, la importancia de tener “tigueraje”.
Algunos temas son tan agresivos como “La Avería” interpretada por El Sujeto: “Ya e’ de día/ La misma porquería/No le cogemo’ esa a ningún policía (…)Ya ‘ta bueno de tanta palomería/ Ya ‘ta bueno, vamo’ a hacé una avería.”
Otras composiciones tratan sobre la fiesta, consumo de alcohol y sexo. También existen las canciones un poco más sentimentales, pero siempre con un lenguaje poco adornado que puede resultar lascivo para algunas personas. En la vestimenta y la interpretación -a veces “rapeada”- de las canciones se destaca esa intensión expresa de transmitir rudeza.
Los intérpretes son también muchachos y muchachas de sectores populares, de escasa formación musical. Sin embargo, por la forma en la que se produce este tipo de música, han podio encontrar en ella un medio de expresión y movilidad social.
Pero… ¿qué significa el “mambo” para los jóvenes del barrio?
Según Pablo Vila, destacado investigador de música popular, esta expresión musical es un soporte comunicacional que ofrece a las personas elementos para la construcción de sus identidades sociales, ya que las letras y las interpretaciones marcan unos patrones sociales y generan satisfacción psíquica y emocional.
El merengue urbano o de calle es un estilo musical muy diferente al merengue tradicional, de letras románticas y costumbristas. Estos jóvenes han creado una nueva forma de expresarse y ser visibles en la sociedad, mezclando elementos de su cultura parental como la música guloya de carnaval y el merengue, además de componentes de la cultura callejera Hip Hop.
Es una música que les habla hasta de la forma particular de enamorarse en el barrio. De cómo el muchacho seduce a la chica, de cómo le “da cotorra”. “No e’ con belleza, hay que ta’ sobrao’ en piquete”- dicen. En el mismo sentido, de cómo hay que ser despierto para poder sobrevivir, porque la vida no la tienen fácil.
Se puede convenir en que el merengue urbano resulta fascinante -sobre todo para los jóvenes- porque con todos sus elementos diferenciadores del resto de las músicas que se consumen localmente, articula una subcultura urbana que refuerza lo que los jóvenes narran sobre ellos mismos. Describen características particulares que poseen o que desean, no sólo como colectivo, sino también como individuos.
Resulta importante entender esto para asumir el consumo de este nuevo estilo de merengue como parte de las construcciones “identitarias” de algunos sectores de dominicanos residentes en el país y fuera de él.
En otras palabras, el merengue urbano es también parte de la dominicanidad. Concepto siempre inacabado y en constante construcción.
(*) La autora
Teresa María Guerrero Núñez es licenciada en Mercadotecnia, de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM). Cursó una maestría en Comunicación y Cultura, de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Asimismo, cursó un diplomado en Análisis Estadístico, en la Escuela Nacional de Estadística de la Universidad Autónoma de Santo Domingo en colaboración con la Universidad de Barcelona y la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE).
La joven intelectual dominicana colabora con la sección de cultura de Acento.co.do. Sus trabajos son publicados todos los lunes.