(Lucia Suarez Sang) República Dominicana tiene mucho que ofrecer a los visitantes, desde las playas vírgenes de arena y paseos a través de exuberantes bosques tropicales hasta los restos del primer asentamiento europeo en América.
Pero en las calles laberínticas de la ciudad de Bonao, a unas 50 millas al norte de la capital, Santo Domingo, se encuentra una joya sin igual.
En Bonao, mientras conducen a través de las pequeñas calles que llevan a la casa, los visitantes no pueden sospechar lo que les espera, el choque y el impacto que los propietarios de la vivienda, el artista Cristian Tiburcio y su esposa Lizbert de Tiburcio, están esperando.
Cristian Tiburcio, de 48 años, comenzó a pintar cuando tenía alrededor de cinco años de edad, pintaba todo, incluyendo las pruebas que su madre, como de él y otros estudiantes, les entregaba.
Se destaca de otras viviendas gracias a las esculturas que adornan la cerca y los mosaicos que cubren la fachada de la casa. La puerta de entrada es una escultura de metal intrincada con los ojos, manos y caras como su tema principal.
"Esta es la casa de la familia. Sabíamos que la casa iba a tener arte y pinturas para reflejar nuestro estilo de vida”, dijo Tiburcio a Fox News Latino durante un reciente viaje a su casa. "Así que empezamos con una ventana en el segundo piso y la creé como una obra de arte, y luego tuvimos algunas esculturas en el estudio, por lo que decidimos convertirlas en una puerta. Luego pasamos a las escaleras, y las convertimos en una obra de arte".
Posteriormente, todo evolucionó de modo que hoy en día cada espacio total de la casa es una obra de arte ‒"la licuadora, la cocina, el baño, la cama– todo lo que resulta normal en una casa ahora es arte", dijo Tiburcio.
Fue un proyecto que comenzó hace 20 años y todavía está en marcha. Tiburcio, quien fue aprendiz con el pintor dominicano Cándido Bidó, dijo que empezaron a regarse comentarios sobre su casa, y los visitantes se detenían a cualquier hora del día, incluso cuando la familia estaba almorzando, porque pensaron que era un museo público.
"Si estábamos almorzando, me gustaba bajar y recibir a los invitados, y los demás se quedaban arriba y se llevaban los platos", dijo riendo. "La verdad es que es un proyecto hermoso. Se trata de un proyecto de toda la vida que ha crecido tanto que ahora lo estamos manejando como institución, y la familia necesita una casa ‘normal’”.
Cristian Tiburcio, de 48 años, comenzó a pintar cuando tenía alrededor de cinco años de edad, pintaba todo, incluyendo las pruebas que su madre, como de él y otros estudiantes, les entregaba.
"Me gustaba llenar todo los espacios que necesitaban ser llenados, y luego me ponía a dibujar en los márgenes", dijo. "Yo estaba jugando. Eso era lo que hacía, y nunca he ganado ningún dinero que no viniera del arte ".
Se desplazó a la escultura, trabajando con metal, madera y cerámica, que ahora se exhibe en cada pulgada de la excéntrica y hermosa casa.
La esposa de Tiburcio, Lizbert, dijo que sabía en lo que se estaba metiendo cuando se casó con un artista, pero en realidad nunca pensó que su casa se convertiría en un proyecto artístico de 20 años.
"Yo tenía una hermosa cocina con bellos armarios de caoba ", dijo. "Cuando yo estaba en el hospital, después de dar a luz a uno de nuestros hijos, volví a casa, y todo estaba todo cubierto de mosaicos”.
La familia vive ahora en un apartamento en la ciudad, y la casa-museo ha sido nombrada Patrimonio de Bonao. Tiburcio espera utilizar las ganancias para conseguirse un espacio de estudio y para ayudar a otros artistas a crear arte en los años venideros.
"El proyecto se ha financiado a través de la venta de mis obras de arte", dijo. "Ahora hay un equipo aconsejándome para asegurar fondos que permitan avanzar en el proyecto que incluirá el estudio de artistas."
* Lucía I. Suárez Sang es editora Entretenimiento de Fox News Latino.