Colaboración especial de Dunia De Windt.
Encontrarme con Alanna Lockward en algún punto de Berlín tiene ya de por sí la compensación grata de esta breve reunión. Agradable e instructiva conversación que el tiempo consume con rapidez.
Alanna, está pletórica de entusiasmo por la reciente publicación en Santo Domingo de su libro “Un Haití Dominicano. Tatuajes, Fantasmas y Narrativas Bilaterales”, (Santuario, 2014) un mágico compendio de artículos y reportajes realizados en Haití con mucho tino y que no pierden vigencia.
Aquí les dejo parte de esta conversación atrayente y aleccionadora.
P. Eres una mujer polifacética y sin límites en tu quehacer profesional, ¿dentro de las áreas que exploras y trabajas en cuál te sientes más identificada?
A.L. Gracias por lo de “sin límites”. Tengo un horizonte muy amplio de intereses, una gran curiosidad, pero en mi quehacer profesional creo que he sido bastante sistemática y “limitada” dentro de lo que cabe. Fui bailarina profesional por dieciocho años y sigo entrenándome en ballet clásico. Puedo dejar de leer, escribir o conceptualizar eventos de arte y me quedo tan tranquila pero si dejo de bailar, me hundo.
P. Muchos años residiendo fuera del país te han dado otro enfoque de la situación en cuanto a ciertos temas, ¿cómo ves actualmente la nación?
A.L. Estoy como todo el mundo oscilando entre la incredulidad y el optimismo, entre la desazón, las lágrimas, y la ilusión. Y digo como todo el mundo porque hace tiempo que decidí que “mi” país, “nuestra” isla son las personas con las que resueno espiritual e intelectualmente.
P. Hace unos meses estuviste presentando en distintos lugares tu novela “Marassá y la Nada” ¿qué puedes contarme de esta obra?
A.L. Escribí esta novela corta muy sistemáticamente, obedeciendo las instrucciones de una famosísima editora italiana en Siruela, la casa que publicó por primera vez a Jorge Luis Borges. Me dijo que para escribir narrativa debes tener una hora específica y una duración fija cada día. Me sentaba de 9 a 11 de la mañana a escribir esta historia. Era 2004, estaba en medio de una gran depresión, recién llegada a Berlín reinventándome por enésima vez y este ejercicio me salvó la vida, además del ballet, ¡claro!. Los siguientes cinco años los pasé editándola asistida por mi hermano Jorge Lockward que me obligó a leerme a mi misma en voz alta y por teléfono porque entonces no existía todavía el skype. Mi intención primordial fue explorar dos temas recurrentes de la condición humana: la impotencia y el libre albedrío. Sabía que quería hacer un paralelismo entre esa frustración y mi impotencia ante el fatalismo de nuestras relaciones con Haití.
P. En tu reciente obra “Un Haití Dominicano. Tatuajes, Fantasmas y Narrativas Bilaterales (1994-2014)”, recopilación de interesantísimos artículos tuyos sobre el tema haitiano hay una cita de George Augustus Lockward Stamers “Es hora de que cambiemos nuestra política en tal respecto y aceptemos la incontrovertible realidad de que son dominicanos los niños nacidos en territorio nacional”, siendo tú una investigadora del tema haitiano, ¿cómo evalúas el proceso de nacionalización que ha dado tanto que hablar en nuestro país?
A.L. Gracias por citar a mi abuelo, Don Yoryi, un gran amante de la cultura y el pueblo haitiano. Sigo muy de cerca los pasos que se están dando para aminorar el daño irreparable de la sentencia 168/13, cuyos efectos radioactivos son insoslayables. Hemos ganado mucho espacio como individuos y como organizaciones. Se tiene una visibilidad y una legitimación que antes sólo se la dejábamos a Sonia Pierre, y a Dios que reparta suerte… Como sabes, me he declarado “haitiana epistémica y dominicana en tránsito”, con lo cual mi visión de mi papel en esta historia se ha radicalizado aún más.
P. ¿Cómo fue el proceso de concepción y organización de “Un Haití Dominicano. Tatuajes fantasmas y narrativas bilaterales”?
A.L. Fui empujada por Miguel De Mena para realizar esta recopilación, igual que con mi libro “Apremio. Apuntes sobre el pensamiento y la creación contemporánea desde el Caribe” (Cendeac 2006). Todavía más, Miguelín se ocupó él mismo de escanear y digitalizar la inmensa mayoría de estos trabajos. Mi agradecimiento es oceánico. Con la certeza que da el tiempo transcurrido, puedo asegurarte que la época más feliz de mi vida fue cuando los realicé en el Listín Diario. Agradecidísima también con Rafael Molina Morillo, que me dio ese empleo y con Mózart Delancer, que aprobaba mis propuestas temáticas.
Y qué decir de Fausto Rosario Adames, que publicó el libro completo en Acento, en formato de columnas de entregas semanales, como había hecho anteriormente con “Marassá y la nada”. Agradecida hasta la tambora.
P. Compartimos la isla con Haití y aún hoy se abordan los mismos temas de siempre: comercio, hipotéticas amenazas de “fusión”, ese miedo intrínseco del dominicano desconocedor a fondo de la idiosincrasia haitiana, el racismo de muchos a negarse a todo tema haitiano, la negación de que somos afrodescendientes, ¿cómo es posible que estemos como sociedad debatiendo estos temas en vez de concentrarnos en aunar esfuerzos como nación bicéfala (metáfora)?
A.L. Me encanta lo de nación “bicéfala” como metáfora, aunque en términos estrictamente geopolíticos se trata más bien de dos isla-naciones. En la realidad simbiótica que describo en mi novela y en este último libro, siempre hemos sido “Marassá”, es decir, una isla-nación bicéfala. La negación de la afrodescendencia es un tema fundamental en “Marassá y la nada”. Como mencioné anteriormente, y lo digo así en la introducción a “Un Haití Dominicano”, he creado mi propia geometría (sagrada) domínico-haitiana. Tengo una visión, una cosmovisión que se alimenta de muchas fuentes que justamente pueden ser claramente detectadas en “Un Haití Dominicano”.
P. ¿Echas la culpa como muchos de la situación socioeconómica y política haitiana al “olvido” de los países que han debido preocuparse más y a los organismos internacionales?
A.L. Me encontré “de casualidad” un ensayo de Silvio Torres-Saillant titulado “El antihaitianismo como ideología occidental” (2012). Llevo varios años investigando la Revolución Haitiana y si hay algo en lo que le sobra razón a Silvio es que el antihaitianismo estadounidense ha sido el más virulento de todos. Al lado de este, los dominicanos somos unos chivitos jartos de jobo. Haití, al contrario de lo que se piensa, ha estado muy pero muy presente en el silencio con el que se ha (mal) construido su legado imponderable. Ha sido el terror del capitalismo y por eso en lugar de olvido yo hablaría más bien de un decir y un hacer de destrucción a distancia, y a veces con invasiones y ocupaciones directas, de esa Primera República Negra. ¿Olvido? Para nada… El último país en reconocer la independencia de Haití fueron los Estados Unidos, en 1862, y 53 años más tarde invadieron y ocuparon Haití por 19 años. El más ferviente antihaitiano de todos los tiempos ha sido nada menos que Thomas Jefferson.
P. ¿Hasta cuándo para la sociedad dominicana, tan altiva y distante en ciertos asuntos continuará siendo ignorante frente al único vecino y al que muchos prefieren mirar hacia otro lado?
A.L. Como bien implica tu pregunta, la arrogancia es sinónimo de ignorancia y ambas se generan en el miedo. Hay algo que un personaje de mi novela dice y cito de memoria, y es que la devoción compartida por la Virgen de la Altagracia es probablemente la razón por la cual en esta isla todavía mantenemos un cierto nivel de “decoro” existencial, a pesar de la Masacre del 37, a pesar de las dictaduras brutales que nos han “distinguido” y del largo rosario propagandístico que con tanto éxito han moldeado las mentalidades en ambas partes de la isla. La portada de “Un Haití Dominicano” es un retrato de Tatica por Raúl Recio, que generosamente me ha permitido reproducir algunos de sus inefables dibujos, inspirados en las relaciones bilaterales, en mi libro.
P. Estás invitada como ponente para hablar sobre "Descolonizar el Museo" en el MACBA (Museo de Arte Contemporáneo de Cataluña http://www.macba.cat/en/descolonizar-museo) , en Barcelona, ¿cómo te sientes con esta invitación y qué temas tratarás en el foro?
AL. He sido invitada por Beatriz Preciado, la directora del PEI (Programa Estudios Independientes) de este importante museo para compartir mi
experiencia como curadora y teórica de las Estéticas Decoloniales. Será
grandioso porque compartiré el podio con colegas a quienes admiro muchísimo como la historiadora afroalemana Fatima El Tayeb, a quien he citado frecuentemente en mi trabajo. Hablaré específicamente sobre
mi proyecto BE.BOP. BLACK EUROPE BODY POLITICS (2012-2014)
(http://spiritualrevolutionsandthescrambleforafrica.wordpress.com/be- bop- 2012-2014/) que he concebido y presentado en un espacio de teatro experimental muy prominente en Berlín, el Ballhaus Naunynstrasse.
P. ¿Para cuándo los interesados en el país pueden adquirir “Un Haití Dominicano. Tatuajes, Fantasmas y Narrativas Bilaterales”?
A.L. Se adquiere en Cuesta Centro del Libro de Santo Domingo y Santiago y en Editorial Santuario: Av. Pedro Henrìquez Ureña No. 134, La Esperilla, editorialsantuario@gmail.com, 809 412-2447 / 809 637-1918.
Nota: Alanna Lockward presentará su libro "Un Haití Dominicano" el próximo día 26 de Noviembre en la sede del Colegio de Periodistas de Catalunya, presentado por el periodista español Miguel Angel Ordoñez, bajo la organización de DW Comunicación.