SANTO DOMINGO, República Dominicana.-La forma distintiva de involucramiento con la ciudad es uno de los rasgos sobresalientes de las culturas juveniles. Dependiendo del estilo juvenil y el estrato social al que pertenezcan, cada grupo hace un uso particular de la ciudad de Santo Domingo.

En la parte más antigua de nuestra ciudad capital, se desarrollan los espacios de los jóvenes seguidores de las artes y la cultura que algunos consideran “underground”.

A modo de identidad juvenil, estos muchachos suelen ser identificados por el rótulo de “alternativos”. Resulta importante destacar que estos jóvenes también se consideran a sí mismos como inadaptados.

En entrevistas realizadas para la investigación “Consumo de música raíz por jóvenes urbanos de Santo Domingo” (Teresa Guerrero, 2010) quienes se reconocieron como alternativos admitieron que se ubican como tal porque siempre se encuentran descolocados al socializar en las instituciones formales a las que tienen que pertenecer.

Es decir, siempre se sienten y son asumidos como diferentes en el trabajo, la familia y la escuela. También se descubrió que hay una resignación sobre ser diferentes. Son detentores de una disconformidad por no encontrar lugar en los espacios común de socialización del resto de los jóvenes.

Los alternativos asumen esas restricciones sobre la indumentaria y estilo en general, como agresión a su libertad

Por las características de la Ciudad Colonial, los alternativos experimentan en las calles y parques de este barrio, sus concepciones sobre la libertad y sus creencias políticas.

Desde la tarde comienzan a deambular a pie por distintos lugares, sin un itinerario estructurado previamente.

A pesar de lo aparentemente desordenado del movimiento en este pedazo de territorio capitalino, la presencia de los grupos en el espacio público, son apropiaciones cargadas de significaciones.

“La Zona”-como es llamada la Ciudad Colonial por los jóvenes que la visitan asiduamente- en el día es un barrio con mucha actividad comercial, donde operan negocios de una amplia variedad de rubros.

Al caer la tarde, cuando las imprentas y los gift shops cierran y el flujo de turistas merma, se comienza a despertar la otra “zona”.

En la noche, las casas antiguas se transforman en terreno de consumo cultural de diferentes grupos sociales, en especial jóvenes.

Pero dentro de ellos se destacan los que hacen de la ciudad colonial su guarida. Los que no encuentran espacio en los bares, colmadones y “liquors” de la parte oriental de la ciudad y mucho menos en las discotecas de la sección metropolitana.

Al parecer, las discotecas no representan un atractivo nocturno para los alternativos. Como manifestó una entrevistada, identificada con este estilo juvenil: “no me gustan los lugares cerrados, llenos de humo y mucha bulla. No soporto la mucha bulla…”.

Pero también, la incomodidad experimentada en las discotecas está motivada en las exigencias de imagen que tienen estos lugares. Los alternativos asumen esas restricciones sobre la indumentaria y estilo en general, como agresión a su libertad.

Algunos los lugares de la Ciudad Colonial eran espacios renunciados por la sociedad. Se debe reconocer, que a través del tránsito, del uso como espacio de reuniones políticas, producciones de toques y pequeños conciertos, los alternativos han recuperado áreas del casco histórico.

Las recuperaciones de los espacios públicos es factor recurrente en las tribus juveniles.

Esta manera distintiva de consumir la ciudad: deambulando por ella,  sin itinerarios y sin presiones estéticas, es también manifestación de un discurso. Una manera la apropiación de lugares públicos, que produce la creación de una esfera micropública, en la que interviene una cantidad pequeña de individuos, se excluyen los adultos y donde los alternativos se hacen visibles a nivel local.

(*) La autora

Teresa María Guerrero Núñez es licenciada en Mercadotecnia, de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM). Cursó una maestría en Comunicación y Cultura, de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Asimismo, cursó un diplomado en Análisis Estadístico, en la Escuela Nacional de Estadística de la Universidad Autónoma de Santo Domingo en colaboración con la Universidad de Barcelona y la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE).

La joven intelectual dominicana colabora con la sección de cultura de Acento.co.do. Sus trabajos son publicados todos los lunes.

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