La artesanía navideña dominicana hace frente a la producción industrial
Santo Domingo, 22 dic (EFE),(Imágenes: María Montecelos).- A pocos días de celebrar la Nochebuena, los artesanos apostados en una de las principales calles de Santo Domingo esperan a los clientes más rezagados para vender las últimas piezas de decoración navideña que comenzaron a elaborar hace meses, tratando de competir con los productos industriales.
Santo Domingo, 22 dic (EFE/María Montecelos).- A pocos días de celebrar la Nochebuena, los artesanos apostados en una de las principales calles de Santo Domingo esperan a los clientes más rezagados para vender las últimas piezas de decoración navideña que comenzaron a elaborar hace meses, tratando de competir con los productos industriales.
La presencia de los artesanos en un tramo de la Winston Churchill convierte a esta calle en el lugar de la ciudad con mayor presencia de charamicos, nombre con el que se denomina a esta artesanía típica dominicana elaborada, principalmente, con ramas de bejuco (plantas tropicales de madera muy flexible) pintadas a mano, con las que crean figuras de lo más variado y colorido.
Bolas, burritos, árboles de distintos tamaños y formas, renos y hasta muñecos de nieve se exhiben desde principios de octubre, pero las ventas no han sido especialmente buenas este año, se lamenta Antonio, uno de los artesanos ahí apostados, rodeado de figuras blancas, rojas, verdes, azules, doradas y plateadas.
"Las ventas están flojas. La gente anda buscando esto, buscando lo otro… A la gente le gusta todo, pero si no hay dinero para comprarlo" se marchan, dice en declaraciones a Efe.
Con más de 45 años en el oficio de los charamicos, sabe muy bien lo que cuesta llevar a cabo las piezas, que luego se venden en función del tamaño y del tiempo de elaboración.
Antonio tiene adornos que van desde los 400 (poco más de 8 dólares) hasta los 12.000 pesos (casi 250 dólares), pero en otros puestos la horquilla puede ir de los 50 pesos (algo más de 1 dólar), hasta los 25.000 (más de 500 dólares).
La inversión es grande, puesto que deben pagar al Ayuntamiento del Distrito Nacional por el espacio que ocupan en la calle, después de haber gastado tiempo y dinero en la compra de materiales, principalmente pintura y la madera, y pasar unos seis meses elaborando las creaciones para vender en la temporada navideña.
Sin embargo, hay quien empieza incluso antes, ya que van ellos mismos a buscar los materiales a la montaña, para seleccionar y cortar la madera que van a utilizar. "Es todo un proceso", explica una artesana, Brida, en declaraciones a Efe.
Aunque esta es la época de mayores ventas, el bejuco no se utiliza solo en los adornos navideños, sino en otros artículos de uso más prolongado, como cestos, canastas o utensilios para cocina y elementos de decoración.
Otra vendedora, Farida, pertenece a una familia dedicada a elaborar este tipo de artesanía desde hace décadas. Los charamicos son, en su caso, un negocio familiar donde los más expertos invierten menos de un par de horas en hacer un árbol de tamaño medio.
Ella es más optimista que su vecino de enfrente en cuanto a las ventas. "Aún aparecen clientes", por ejemplo que reciben familia del extranjero y "quieren poner un árbol en su casa solo para esa visita. Otros tienen eventos que van a montar en fin de año y aún tienen que venir a elegir" los adornos.
Y a pesar de la competencia de la decoración industrial que se vende en las grandes superficies hay compradores que prefieren la artesanía, entre ellos algunos extranjeros que viven en el país. Colombianos, venezolanos, mexicanos o españoles que "optan por esta tradición porque en su país no se ve", explica a Efe.
Con las expectativas ya puestas en actividades y eventos de empresa, "que dejan mucho dinero" según Farida, los artesanos no pierden la esperanza en seguir haciendo negocio hasta final de año.
Así que los colores navideños de los charamicos aún formarán parte del paisaje de la calle Winston Churchill por unos días, aportando su toque de tradición dominicana a estas fiestas.