SANTO DOMINGO, República Dominicana.- En los últimos años, el mercado del libro ha presentado diversas dificultades relacionadas al avance exponencial de las tecnologías de la comunicación.

La industria cultural de la República Dominicana no se encuentra apartada de este fenómeno. Las librerías en Santo Domingo y otras ciudades del país están siendo golpeadas y algunas han cerrado sus puertas, por no poder mantener la rentabilidad.

Miosotis Ceballos Lora, gerente de la Librería Thesaurus, manifiesta que lo que ha provocado que muchas librerías hayan desaparecido es que en la actualidad si alguien desea o necesita leer un libro sólo tiene que descargarlo.

Dice que en las nuevas aplicaciones de libros electrónicos los usuarios pueden ejecutar funciones muy parecidas a las que realizan con el libro físico; como subrayar, llevarlo consigo a donde quiera que vaya.

Muchos libros están en formato digital, de los cuáles una gran porción, pueden ser descargados muy fácilmente. Ceballos dice que los más complicados de conseguir son los de medicina; pero que aún estos se pueden obtener por Internet por un costo, pero a veces es menor que el libro físico.

Miosotis Ceballos, gerente de Librería Thesaurus.
Esteban Morales/ Acento.com.do

La ejecutiva con amplia experiencia en el mercado del libro, admite que estas son cosas que los libreros sabían que pasaría, pero que no pensaron que afectarían a República Dominicana en tan corto tiempo.

“Las librerías tienen que modernizarse, lamentablemente. Hay personas que todavía van a ser amantes de un libro o de una taza de café y dejar su imaginación volar, pero a medida que pasen los tiempos esa población de adultos irá desapareciendo” reconoce con objetividad.

Como parte de las acciones que se llevan a cabo en Thesaurus, se están liquidando con un 70% libros extranjeros. De igual manera se diversificará los espacios y se creará un área donde sólo se vendan libros electrónicos.  Aunque las novedades se mantendrán en papel impreso.

La gerente de Thesaurus afirma que a la librería asiste todo tipo de personas, desde clase baja a hasta clase alta. “En la mañana vienen muchos políticos, que no vienen a leer, vienen a hacer negociaciones. Pero en la tarde vienen estudiantes, poetas, círculos de literatura, política y grupos de psicología”, sostiene Ceballos.

Miosotis que labora en Thesaurus desde los inicios, hace trece años, se enorgullece en decir que fueron pioneros en el concepto de librería y café. “Todo un boom, tanto así que logramos tener una sucursal en Santiago antes de un año. Llegamos a tener librerías dentro de los recintos de la PUCMM, tanto de Santiago como de Santo Domingo”.

Pero de igual manera, se queja con amargura de lo difícil que resulta mantener una librería nada más. Opina que si desde el Estado se contribuyera comercialmente con las librerías, quizás pudieran mantener márgenes de ganancias que aseguraran la rentabilidad de estos negocios.

Plantea que las librerías grandes deberían ser los intermediarios en las importaciones de los libros. “Por ejemplo hay bibliotecas que el país abastece y prefieren pedir los libros fuera del país. Pueden someterlo a licitación, y la que mejor precio presente, esa debe ganar el contrato”, sostiene.

“Yo veo a Thesaurus como un centro de cultura. Tú puedes venir y leer cualquier libro sin ningún costo, te sientas aquí, la condición es no rayarlo ni doblarlo, pero lo puedes leer entero. No todas las librerías te permiten hacer eso.

Los cambios que representan las innovaciones tecnológicas, son realidades a las que los seres humanos se pueden resistir, pero difícilmente evitar. Sin embargo, los espacios cálidos socialización de las pasiones sublimes nunca deben desaparecer de nuestras ciudades.