Tomado de Manhattan Times: http://www.manhattantimesnews.com/project-perejil-proyecto-perejil/
NUEVA YORK, Estados Unidos.- Edward Paulino siempre deseó visitar la República Dominicana.
Creció en los años 80, y su vida en el Lower East Side (Manhattan) incluyó proyectos y una creciente epidemia de crack. Fue un agudo contraste con una tierra que siempre fue refulgente y soleada. Pasó un tiempo afuera, trabajando en la granja y montando en los caballos de su familia.
A pesar de que era estadounidense, su acento cibaeño le dio el capital social. Heredó todos los chistes y el doble sentido. Se sintió como uno de ellos. Pero todo eso cambió en un instante.
“Fue como un puñetazo en el estómago”, dijo mientras al recrear su visión del cambio en la tierra natal de su familia.
La obra Perejil de Eddie inicia la sexta temporada de Proyecto Teatro del Pueblo, el 20 de septiembre, en el Centro Cultural Alianza Dominicana. La obra de 20 minutos con un solo actor es un punto de partida para el ambicioso grupo de teatro de Washington Heights.
La obra autobiográfica narra cómo Paulino se enteró de la Masacre Perejil de 1937, ordenada por el presidente Rafael Leónidas Trujillo Molina. Se estima que entre 2,000 y 30.000 personas fueron asesinadas con machetes y bayonetas.
Paulino enseña historia mundial e historia del genocidio en el John Jay College.
La obra es un viaje emotivo sobre el entendimiento con el país que ama. “Eddie creó esta obra como una forma de sanarse y seguir adelante”, dijo Mino Lora, cofundador del Proyecto de Teatro Popular.
La obra también es parte de un evento más amplio que incluye una exposición fotográfica de Tony Savino, y una conversación con Paulino, Claudia De La Cruz, de Mariposas Urbanas, y Ángela Fernández, de la Coalición del Norte de Manhattan para los Derechos de los Inmigrantes. La producción está a cargo en parte por los novelistas Junot Díaz y Julia Álvarez.
“Yo no soy un dramaturgo ni un actor”, dijo Paulino. “Pero necesitaba una salida. Me sentí obligado a expresarme de esta manera”.
La obra toma su nombre del método que los soldados dominicanos empleaban para distinguir a los haitianos de los dominicanos. Se les pedía a las personas pronunciar la palabra”perejil”, en español.
Cada grupo lo dicen de manera diferente. Los dominicanos tienden a suavizar su “r”.
Pero cualquiera que respondiera con el acento haitiano, más intenso, gutural, era asesinado.
“Es importante recordar que también muchos dominicanos fueron asesinados”, dijo.
Paulino supo por primera vez de la masacre de haitianos cuando tenía 20 años, mientras hacía una investigación para su tesis. Rebuscando en una caja de documentos en la Biblioteca Franklin D. Roosevelt en Hyde Park, Nueva York, encontró un comunicado diplomático del embajador de Estados Unidos en la República Dominicana, R. Henry Norweb, enviado al presidente Franklin D. Roosevelt.
Las palabras “campaña sistemática de exterminio” lo sorprendieron. Desde entonces, se ha pasado casi dos décadas y medio de su carrera académica investigando sobre el genocidio y la masacre de haitianos en particular. Su libro sobre el tema debe salir en 2015.
“Parte de ello fue que él [Trujillo] estaba tratando de regular la región del país que ha sido históricamente difícil de gobernar”, dijo Paulino. La porosa frontera era un punto débil donde los insurgentes podrían atacar al gobierno y escapar fácilmente.
“Fue otra manera de proyectar el poder en la región donde el Estado había sido históricamente débil”, dijo.
La organización dedica tiempo cada año a lo largo de la frontera para acercar a la gente a través del arte y otros programas.
Han pasado más de 75 años desde la Masacre Perejil, pero sus efectos todavía se hacen sentir tanto en la isla como en toda la diáspora.
“El legado está en la dificultad de los dominicanos de ascendencia haitiana que tratan de adquirir la ciudadanía, y lo que significa ser dominicano en el siglo XXI”, dijo Paulino.
“Todavía estamos viendo este debate sobre quiénes puede ser incluidos en el crisol dominicano como ciudadanos iguales."