Síndrome del  iPhone, del novelista, cuentista y gestor cultural Luis R. Santos, es una novela juvenil con una narrativa que fluye y captura al lector.

La historia gira en torno a una mujer divorciada que vivía con sus dos hijas, una de ellas adolescente, llamada Lorens, quien ansiaba tener un teléfono celular, como sus compañeras de escuela.

La madre se encargaba de la crianza, la casa y a la vez tenía un trabajo profesional. Quería dar a sus niñas todo lo que necesitaran y, aunque era muy estricta con las reglas, cedió ante la presión de los demás y tendencias del momento.

Desde que permitió el moderno aparato para su hija mayor, las peleas eran constantes por el tiempo frente a la pantalla, la poca colaboración en el hogar, el descuido en los estudios y sus constantes desafíos a la autoridad.

El padre, aunque se ocupaba mayormente de lo económico, también se involucraba en los asuntos importantes de sus hijas cuando se requería.

El autor emplea un lenguaje actual y cotidiano, sin pretender sermonear, solo cuenta la historia, que pudiera ser la de cualquier familia de clase media trabajadora.

Pero en ella se reflejan mucho más que los conflictos normales que pueden suceder en el seno de una familia.  Luis R. Santos narra con destreza, llaneza y honestidad, mostrándonos un trasfondo social, cultural y emocional, tan común en nuestro mundo actual, donde cada día hay más cosas, pero a la vez, se tienen más carencias.

Sin tapujos, trata de meterse en las mentes de jóvenes y adultos, y descifrar el porqué de estas fricciones entre distintas generaciones, haciéndolo sin juzgar, respetando sus puntos de vista, contando lo que pasa dentro de las paredes de una casa, donde simplemente vive gente que trata desesperadamente de ser feliz, aunque no sepa cómo.

Mientras narra, Santos se vale de diálogos, ricas descripciones y un lenguaje emocional, como si hablara desde el interior de sus personajes, haciendo que el lector se una a la trama y se comprometa con ella hasta el final.

Con ellos, podemos sentirnos o no identificados. Hay momentos que parece ponerse del lugar de los más jóvenes y otros en lugar de los mayores. Lo que sí permite es que confirmemos que en ocasiones las cosas se ven más complicadas de lo que realmente son, o puede que los problemas no sean tan simples como aparentan. Solo habría que observar, escuchar, poner atención, estar presentes, para llegar a una salida y fluir.

Este no es el típico relato de príncipes y princesas, de familias perfectas o de “Cenicientas” con sus desenlaces de: “y fueron felices para siempre”. Es una historia común, que a la vez nos saca de la zona de comodidad y nos enseña la diferencia entre la vida virtual y la real y nos sugiere que, “en vez de Pokemones, deberíamos buscar mariposas”.

Quizás de esta forma, pudiéramos toparnos con alguna flor, un paseo en bicicleta por el parque, otro ambiente que nos haga extrañar nuestra habitación y a nuestra familia, un amigo de verdad o darnos cuenta que ya hemos crecido.

Una invitación a no tan solo quedarnos con los miles kilobytes de información truqueada, dejando la piel en el ciberespacio, consumiendo nuestra energía, nuestro tiempo, dejándonos “con deudas a nosotros mismos”.

Cabe destacar que en este libro, más que hacer una censura a un tipo de tecnología, se refleja la intención de llamar la atención a verdadera causa de los conflictos ya que, así como “la fiebre no está en la sábana”, sino en el cuerpo, el problema no radica en las cosas, sino en lo que las personas pretenden encontrar en ellas.

Enhorabuena por una novela pensada en el presente, a la vez atemporal, de cara hacia un futuro esperamos sea más promisorio, donde podamos disfrutar y ser felices con lo somos y lo que tenemos.

Síndrome del iPhone, de Luis R. Santos

Editora Búho (2017)