Autor: Reinaldo del Orbe, estudiante de historia y crítica de arte UASD.
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Una fotografía, es un instante que la cámara le roba al tiempo. El instante se vuelve un recuerdo que desobedece lo espectral del pensamiento para ser palpable cuando se es impreso, pero siempre buscando la inmortalidad. El arte es eterno, como aún lo es "Venus de Hohle Fels" (estatua más antigua del mundo descubierta en el año 2008 en Alemania), que tras 35,000 años protegida en su guarida, fue robada de la tierra sin importarle a los excavadores que ésta luego bramara llena de cólera.
El ya conocido “selfie” es una foto que te tomas a ti mismo, generalmente para comulgar con las redes sociales. En algunos casos se realizan como ejercicios vanidosos del ego para afirmar que padecen del ya conocido trastorno de selfitis (deseo compulsivo obsesivo para tomar fotos de uno mismo y publicarlos en los medios sociales como una forma de compensar la falta de autoestima y para llenar un vacío en la intimidad según la Asociación Americana de Psiquiatría APA), por pura diversión, y ahora también para salir en exposiciones de arte instalación.
#Selfbe es una propuesta de arte instalación que Ciara Acevedo presentó en la videoteca de Casa de Teatro ciertamente algo defectuosa, aunque con algunos logros. Esta obra fue concebida a través de un concurso por las redes sociales mediante la toma de “selfies” que la artista seleccionaría para la exposición. Analicemos la obra desde su factura y producción.
La factura de la obra en su primera etapa tiene recursos nimios, ya que la obtención fotográfica fue a través de redes sociales con fotos tomadas de cámaras de celulares, creando de por sí una baja calidad en el original de la foto. En la segunda etapa que constaba en imprimir las fotos sobre un espejo podemos ver dos variantes, una positiva y otra negativa. La positiva es que Ciara Acevedo consiguió un buen recurso del color mediante la intervención fotográfica, como eliminar de algunas fotos el realismo con el que fueron captadas, y una alta maestría para plasmar las fotos sobre cristal sin que se note erosiones como suele suceder. En lo negativo, aunque existan fotos bien trabajadas sobre espejos, no se pueden apreciar ni de forma individual, ni como un todo, es decir… No podemos ver la pieza como una exposición fotográfica conceptual, porque hay fotos que no se aprecian, y tampoco podemos verla como una instalación fotográfica porque al alejarnos para ver el todo, sólo vemos espejos de mal reflejo. Es decir, la obra no se aprecia de cerca, ni de lejos.
En cuanto a la producción: en el bar de Casa Teatro tocan músicos sus guitarras, sus notas se elevan y arropan la pieza, no la dejan respirar. La obra se defiende como puede, ¿invitándote a hacerte un “selfie” quizás, aunque no puedas apreciarte a ti mismo en la foto que tomes? Intenta vestirse de moderna, intenta salir de la tierra y sobrevivir al tiempo como sobrevivió Venus de Hohle Fels. Pero Casa de Teatro no es la tierra de Alemania, ni el mar que protegió a Apolo que también fue robado de la franja de Gaza; Casa de teatro te desnuda y te expone, abierto a un mar de mirones, críticos, haters, sabelotodos, artistas, y pseudoartistas que osan presentarse allá.
#SelfBe se denuncia a sí misma. Su poca facturación y su baja producción la delatan. Su creadora, arquitecta, capaz de crear coliseos romanos con la trascendencia que le permita un terremoto o un meteorito, se fue a lo efímero como lo será el “selfie” cuando el mundo ya no gire en torno a redes sociales. El arte es eterno, pero #Selfbe morirá pronto. La obra más que una obra artística, es una obra curatorial de gestión, recopilación, e impresión.
La exposición continuará presentándose hasta el 4 de Julio en la videoteca de Casa de Teatro.
Bibliografía
Historia del Arte y Lucha de Clases – Nicos Hadjinicolaou