SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La historia, la que construyen  los pueblos en sus actividades políticas, económicas y sociales va dejando innumerables huellas, materia prima para los historiadores reconstruir los acontecimientos trascendentales y poder explicar a las nuevas generaciones la verdad de los hechos. Esas huellas están contenidas en los documentos, los testimonios orales, y los medios impresos, sin importar la justificación o encubrimiento de las reales causas relacionadas con las mismas.

Es el caso del asesinato de las hermanas Mirabal, crimen ordenado por el dictador Rafael L. Trujillo y en cierta forma anunciada por él a través del periódico El Caribe, medio impreso de su propiedad. El 16 de mayo de 1960, a seis meses y algunos días antes de que el Servicio de Inteligencia Militar ejecutara la macabra orden, el tirano hizo graves declaraciones a la prensa, prueba de que se venía planeando la muerte de las hermanas de Ojo de Agua.

El texto  a que hago referencia, firmado por J. Rafael Khoury,  está cargado de informaciones relacionadas con la coyuntura política que hacia tambalear la dictadura, la que hacia que el tirano comenzara a dar muestra de debilidad y desesperación: contradicciones con la iglesia católica, dificultades con la política exterior de los Estados Unidos  y su política de evitar una nueva Cuba en la región del Caribe; además, enfrentamiento con la iglesia Testigos de Jehová, Simulacro de apertura política como forma de mostrar una falsa apertura democrática, y la denuncia de que en la zona del Cibao el antitrujillismo estaba en ascenso, principalmente en San Francisco de Macorís, La Vega, Salcedo, Tenares y Santiago.

La situación era compleja y apuntaba al debilitamiento de los controles impuestos por la dictadura desde el 16 de agosto de 1930, cuando se inició formalmente el largo período  en el que Trujillo había logrado agenciarse el apoyo de los Estados Unidos, la Iglesia Católica, las Fuerzas Armadas, y neutralizado a importantes sectores económicos del país, mientras que la oposición había sido controlada a lo interno y solo tenía relativa actividad en países de la región, especialmente Cuba, Venezuela y Puerto Rico, en los que existían gobiernos dispuestos a denunciar en el campo internacional, lo que estaba pasando en la República Dominicana.

Sin profundizar en los detalles de la coyuntura, se pueden señalar aspectos vinculantes con la situación denunciada por Trujillo ante  J. Rafael Khoury ,  reportero del periódico El Caribe:

– El triunfo de la revolución cubana en 1959 y el establecimiento de un régimen solidario con la lucha del exilio dominicano, responsable principal de los preparativos armados para derrocar la dictadura de Trujillo.

– La existencia de un gobierno democrático en la República de Venezuela, encabezado por el presidente Rómulo Betancourt, que puso a disposición de los antitrujillistas recursos económicos y militares, además de facilitar su plataforma política internacional para la denuncia de la dictadura.

– Las expediciones de Junio de 1959, con la inmolación de la casi totalidad de los combatientes antitrujillistas llegado en ellas  y su impacto en la sociedad dominicana, que tuvo que soportar cientos de crímenes y un aumento inusitado de la represión política en todo el país.

– Motivado por lo anterior, la compactación de la juventud  antitrujillistas del país y la  formación del Movimiento Clandestino 14 de Junio, en enero de de 1960. Desvelado el movimiento, cientos de jóvenes de clase media, especialmente estudiantes y profesionales, fueron apresados y llevados a las cárceles de La 40, en Cristo Rey,  y a “la perrera” del kilometro 9 de la carretera Mella, en las que funcionaban discretamente las cámaras de torturas del régimen. Decenas de los llevados a estas cárceles clandestinas fueron torturados y perdieron la vida, creando un sentimiento de rechazo  en una parte de la población.

– La llegada al país de una delegación del Movimiento Popular Dominicano encabezada por Máximo López Molina y Andrés Ramos Peguero,  el 14 de junio de 1960, para aprovechar la “apertura” del régimen. El MPD era sindicado como de tendencia comunista, y con esto Trujillo buscaba manipular la política exterior de los Estados Unidos.

– Las contradicciones de Trujillo con la Iglesia Católica, especialmente después que en las iglesias fue leída la “carta pastoral” en enero de 1960, reclamando el respeto a la vida de los jóvenes prisioneros y torturados en  las cárceles del gobierno.

– Y  la profundización del ataque de la dictadura contra la Iglesia Testigo de Jehová. Esta había sido prohibida mediante ley en julio de 1957, acusada de “propagar sus doctrinas disolventes en la República Dominicana” y de estar vincularla con actividades antitrujillistas.

En el marco de esta coyuntura Trujillo inició una ofensiva que lo llevó a las principales ciudades del país, buscando la consolidación del régimen y la exaltación de su figura; de manera que los “mítines apoteósicos” celebrados para recibirlo en cada una de esas visitas, eran aprovechados por él  para denunciar las actividades de quienes   entendía amenazaban su gobierno.

Estando en Santiago el 16 de mayo de 1960, Trujillo aprovechó para opinar sobre las actividades de sus opositores, quienes, de acuerdo a él, desarrollaban actividades clandestinas, diciendo que “ciertos católicos, con sotana o sin ella, trabajan con los comunistas y testigos de Jehová” y que donde esos opositores habían echado raíces “más hondas”  había “sido en la sección de Conuco y en las ciudades de Tenares y Salcedo, hasta llegar a San Francisco de Macorís”.

De paso, Trujillo aprovechó para señalar por sus apellidos a los responsables de que el Cibao se produjeran esos movimientos, por décadas controlados, y que ahora parecía no poder evitar:  “años atrás en Conuco se destacaron los Mirabal y sus familiares, y algunos miembros de la familia González. Los comunistas también hicieron intensa campaña en La Vega y en las secciones de Cutupú y Río Verde”, expresó,  sin dejar de señalar a los que, desde Santiago, también se habían convertido en enemigos de su régimen, como eran los casos de “miembros de una familia Pérez”.

Como había dicho antes, la historia va tejiendo los acontecimientos y siempre va dejando el hilo que permite a los historiadores desentrañar la verdad. La familia Mirabal fue perseguida, expropiada, y las hermanas asesinadas por los esbirros del Servicio de Inteligencia Militar (SIM); pero la sentencia de muerte, como lo demuestra el siguiente texto tomado del periódico El Caribe, del 17 de mayo de 1960, ya había sido pronunciada por Trujillo:

El Caribe, 17 de mayo de 1960

“Homenaje a Trujillo: incalculable multitud desfila ante estadista”

“Líder denuncia actividades clandestinas que perturban varias secciones del Cibao”.

Por  J. Rafael Khoury

“SANTIAGO, 16 de mayo.—El Padre de la Patria Nueva, Generalísimo Doctor Rafael Leonidas Trujillo Molina, hizo hoy trascendentales declaraciones a la prensa, en las cuales denunció las actividades clandestinas a que se han estado dedicando algunas personas en ciudades del Cibao.

Dijo que esas actividades fueron desplegadas en Santiago, La Vega, San Francisco de Macorís, Salcedo y Tenares, en  las secciones de Conuco, Cutupú y Río Verde.

Trujillo habló con este redactor al terminar el apoteótico desfile de hoy, en el que las fuerzas vivas de esta provincia le testimoniaron su inquebrantable lealtad y cariño.

El ilustre líder dijo: “la manifestación fue magnifica. Me hay complacido especialmente la asistencia de la juventud, porque esta juventud estará siempre dispuesta a castigar a los traidores internos y externos, en cualquier momento”.-

Con su verbo firme y expresivo el Generalísimo declaró que ratificaba sus declaraciones del 28 de abril a la prensa, en las que informó que “ciertos católicos, con sotana o sin ella, trabajan con los comunistas y testigos de Jehová”.

Y agregó: “desde hace mucho tiempo los Testigos de Jehová y los comunistas donde han echado raíces más hondas ha sido en la sección de Conuco y en las ciudades de Tenares y Salcedo, hasta llegar a San Francisco de Macorís”.

Tras una breve pausa prosiguió: “años atrás en Conuco se destacaron los Mirabal y sus familiares, y algunos miembros de la familia González. Los comunistas también hicieron intensa campaña en La Vega y en las secciones de Cutupú y Río Verde”.

En una rotunda reafirmación de cómo sigue paso a paso todas las actividades de su pueblo, el Jefe dijo: “En Santiago, miembros de una familia Pérez, una de ellas hija de Froilán Pérez, se unió al reconocido comunista Bonilla Atiles, y ahora residen en Nueva York”.

El Generalísimo informó que el Servicio de Migración le acababa de avisar que dos norteamericanos pertenecientes a la secta Testigos de Jehová, habían pedido permiso para desplegar sus actividades en el país y que a ambos se les había extendido pasaportes.

Expresó que no sabía sí algún comunista extranjero deseaba venir a la República Dominicana, pero en caso de que así fuera también se le daría permiso de entrada para que salgan abiertamente a la luz”.

(Fuente: El Caribe, 17 de mayo de 1960)