¨Y entonces quiso meter la cabeza a través de las últimas paredes, y no solo la cabeza, quiso pasar a aquel mundo. Pero aquel mundo está bien oculto a los ojos del hombre, aquel inhumano mundo deshumanizado, que es una nada celeste; y el vientre del ser no habla en modo alguno al hombre, a no ser en forma de hombre¨ (Friedrich Nietzsche, Así Habló Zaratustra).
En el año 2011, mientras cursaba estudios de postgrado en Madrid, visité por primera vez el Museo del Prado de dicha ciudad. Mientras caminaba por un pasillo entré a un espacio en el cual estaba la famosa pintura de Goya ¨Saturno devorando a su hijo¨. Debo confesar que no me causó buena impresión, me parecía grotesca y violenta. Sin embargo, por razones que todavía no entiendo, la imagen de esa obra ha quedado en mí, haciendo apariciones esporádicas en mi pensamiento, como si fuera una venganza de Goya a aquel joven estudiante que no apreció su obra.
Hace apenas unos días, empecé a pensar sobre el reciente fenómeno de la red social Only Fans. Para aquellos que no han escuchado hablar de ella, en resumen, les diré que es una plataforma que permite subir contenido ¨privado¨ al cual solamente podrán acceder personas que se suscriban y paguen por el contenido.
El mercado es el nuevo Leviatán, y como tal, una suerte de deidad a la que le pedimos por nuestro bienestar y salvación material.
Cuando empecé con mi investigación, me tropecé con una noticia sobre una modelo de Brasil la cual hace poco había creado una cuenta en Only Fans. El medio señala que la modelo sube contenido soft porn, es decir, fotos de ella desnuda, incluso masturbándose.
También se reseña que ante las críticas de algunas personas sobre la pérdida de dignidad que implica el accionar de la modelo, la misma ha contestado que no le importa perder su dignidad, porque ganará mucho dinero. En efecto, la joven ha ganado casi US$200,000.00 dólares en solo unos meses.
Así, mientras leía las declaraciones de la modelo, reflexioné sobre la sociedad actual. Recordé a Carl Schmitt, quien, derrotado, desacreditado, en prisión, y sobre las cenizas de lo que había sido la Alemania Nazi, escribió en su diario que el Estado es homo, deus ex machina (hombre, Dios y máquina).
Sin embargo, en la actualidad el mercado, en cierto modo, ha sustituido al Estado. El mercado es el nuevo Leviatán, y como tal, una suerte de deidad a la que le pedimos por nuestro bienestar y salvación material. El mercado nos puede beneficiar, pero también nos puede destruir. Pensemos un momento en la modelo de Brasil. Está ganando mucho dinero y sus necesidades están cubiertas. Pero al precio de perder totalmente su dignidad como ser humano y al precio de perder su sagrada intimidad. Y al final, eso pasa factura. Causa arrepentimiento, problemas de depresión, etc.
Mientras reflexionaba todo ello, volvió a mi cabeza la imagen de la pintura de Goya. ¿Qué quiso reflejar con su obra? ¿Acaso Goya a principios del siglo XIX vio el germen de lo que sucede hoy en día? ¿Saturno devorando a su hijo es una alegoría sobre como fuerzas superiores, a las cuales consideramos casi deidades, pueden bendecirnos y también comernos vivos?
Solamente cabe especular. Mientras tanto, la imagen de aquel cuadro que vi por primera vez hace 10 años, de seguro seguirá persiguiéndome.