SANTO DOMINGO, República Dominicana.-En las lecciones que deja la leyenda del camino, posiblemente una de las principales es la que define la peor de las ignorancias:  la obvia.

Los relojes públicos generalmente se instalan en torres edificadas para este fin, en las que se instalan cuatro esferas, una por cada punto cardinal, dotadas de un sistema de sonidos o alarmas para marcar el curso de las horas. Generalmente se instalan en edificios públicos, casi siempre municipales, o en campanarios o estructuras que parte de iglesias.

Cuando autoridades municipales y munícipes, son incapaces de no levantar la mirada, atados a un ritmo agotador, repetitivo y asfixiante, la percepción del presente y futuro, está en peligro.

Reloj del Sol, en la Zona Colonial de la capital dominicana.
Reloj del Sol, en la Zona Colonial de la capital dominicana.

Santo Domingo es vergonzante e indiferentemente al parecer, ser una de las pocas ciudades latinoamericanas y caribeñas en las que no contamos con estos refrescantes hitos urbanos.

En ambas ausencias, la situación se origina en un solo concepto: falta de mantenimiento, producto de la falta de conciencia ética y técnica de quienes tienen la responsabilidad de ofrecer a la ciudad, esos servicios.

Es cuanto ocurre en la capital dominicana, en la que  no hay relojes públicos al servicio de los ciudadanos,  con excepción del Reloj del Sol, indetenible en su servicio de marcar el paso del tiempo desde su instalación desde el año 1753: el reloj del sol  construido durante el reinado de Carlos III por orden de Francisco de Rubio y Peñaranda, gobernador de Santo Domingo e  instalado en el siglo XVIII en la plaza frente la estructura colonial que acogió la Real Audiencia y que es hoy el Museo de Casas Reales.

El reloj del Sol de Santo Domingo no es el único que existe en República Dominicana.

Hay un reloj del sol en Bánica, emplazado en el parquecito central del Municipio de Elías Piña, en funcionamiento porque el sol nunca se detiene. Es mucho más pequeño y estéticamente no es imponente aun cuando cumple con su papel a cada segundo: da la hora.

Los relojes

Cierto que los municipales no son los únicos en servicio. En la capital hay cerca de otros 20 relojes públicos, casi todos pertenecientes a campanarios y torres de iglesias, al frente de las cuales hay párrocos a los que si les duele la existencia y se ocupan de que se mantengan en óptimas condiciones.

La gran excepción de los relojes públicos es el Floral del Jardín Botánico Nacional Rafael María Moscoso, inaugurado el 15 de agosto de 1976, por el entonces presidente Joaquín Balaguer, respecto de quien hay que reconocerle una enorme visión de estadista para estos temas ambientales, arquitectónicos y de conservación.

Hasta donde se conoce el más grande de América Latina, (pese a lo cual no es el más explotado como atractivo del turismo) con altura máxima de 3.5 metros y unos 20 metros de diámetro, con agujas de 7 y 5 metros de longitud. Fue diseñado para exhibir plantas acuáticas, así como, diferentes especies de arbustos y herbáceas.

Su construcción estuvo a cargo del destacado relojero italiano, Giovanni Abramo. Funcionó hasta el paso del huracán George en 1998, posteriormente se hicieron varios intentos para su rehabilitación, lo cual no había sido posible hasta ahora. Hace poco más de un año se reinauguró, gracias al aporte de Pinturas Popular.

El reloj, informa el Jardín Botánico a este cronista, fue remodelado, con aportes de Pinturas Popular, a un costo de más de cuatro millones de pesos, cuenta con sistema automatizado: panel de control, sistema mecánico reemplazado, agujas para la hora, minutos y como nueva inclusión, la aguja segundera, para la parte mecánica se utilizó un software Mastecam, fresadora y torno CNC. Los materiales utilizados son bronce, hierro y aleaciones de aluminio.

Otros relojes públicos en operación fuera de Santo Domingo, son los de Barahona, emplazado en una rotonda y el emblemático de Montecristi, en el parque central del municipio, importado desde Francia y ensamblado en esta localidad. Se trata de una mini versión de la torre Eiffel, construida por el famoso relojero francés Jean-Paul Garnier en Francia y que funciona con el mecanismo original que fue instalado a finales del siglo XIX, restaurado en tres ocasiones, siendo la última de ellas en 1917. Tiene 96 pies, equivalente a casi 30 metros de altura. A sus pies, José Martí participó en su inauguración, pronunciando un discurso.

Fuera de servicio

El reloj de la Alcaldía del Distrito Nacional está dañado. Hace años que marca la misma hora.
El reloj de la Alcaldía del Distrito Nacional está dañado. Hace años que marca la misma hora.

No funcionan los relojes públicos o monumentales:

El de la Alcaldía del Distrito Nacional, en el Centro de los Héroes de Constanza, Maimón y Estero Hondo, (situado frente al Congreso Nacional), y que es parte de la estructura monumental de la sede de ese organismo municipal. Fue inaugurado con el edificio diseñado por el arquitecto Guillermo González Sánchez, en julio de 1955 para el montaje de la llamada Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre.  Se trata de una torre de 15 metros de alto y seis de ancho.

El del Palacio Consistorial fue construido entre 1502 y 1504, en el antiguo Ayuntamiento de Santo Domingo es uno de los edificios más emblemáticos de la Ciudad Colonial, y uno de los más hermosos, siendo remodelado entre 1911 y 1913 por el arquitecto Osvaldo Báez Machada quien optó por un estilo neoclásico, muy utilizado en aquella época y haciendo alusión a la libertad, la constitucionalidad y la institucionalidad republicana. El Palacio Consistorial es la sede oficial de la Alcaldía del Distrito Nacional. Está dañado, situación que se puede solucionar – refiere el arquitecto y profesor universitario de arquitectura (Decano de Arquitectura UNPHU), Omar Rancier, con la colocación de mallas metálicas, entre otras medidas.

El diseñado por José Ignacio Morales (El Artístico) para el Boulevard de la Avenida 27 de febrero, inaugurado el 29 de marzo de 1999, de impresionante belleza y forjado en hierro, sujeto incluso a vandalismo porque se han roto hasta sus esferas, situadas a considerable altura del suelo, por falta de vigilancia y mantenimiento. Es el visualmente más impresionante de todos.

Las fuentes 

Fuente frente al Palacio del Congreso Nacional. Prácticamente inutilizada.

Las inutilizadas fuentes de agua de la ciudad:

– La de la Plaza de la Cultura en el entorno de la escultura de Cristian Martínez (Crismar) La Rosa de los vientos, (por cierto, autor de una escultura colgante en el interior de la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña y que desapareció sin dejar rastro alguno (hasta donde sabemos). Es una obra extraordinaria)

– La subutilizada y regularmente vacía fuente monumental del frente al Congreso Nacional.

– La fuente en forma de llave que inauguró el síndico Rafael Corporán de los Santos, de la avenida George Washington con Av. Máximo Gómez

– La desaparecida Fuente del Teatro Agua y Luz, el más lamentable de todos los episodios de las fuentes desaparecidas, recientemente expuesto como nunca antes en El Show del Mediodía, por la sección  Notaclav.com (Alfonso Quiñones)

– La fuente cibernética inaugurada en el Malecón (Avenida Máximo Gómez con George Washington) en febrero de 1998 por el síndico Rafael Suberví Bonilla, a un costo de 40 millones de pesos, según los partes de prensa oficiales y que, por falta de mantenimiento, se deterioró rápidamente sirviendo solo para depósito de desechos sólidos y excrementos de aves.

Vista aérea del arrabarlizado Teatro Agua y Luz.
Vista aérea del arrabarlizado Teatro Agua y Luz.

Habla un urbanista   

Un arquitecto urbanista y profesor de arquitectura, Omar Rancier, expone su criterio:

‘En la República Dominicana todo servicio que requiera mantenimiento es un servicio fallido. Si vemos que en las principales ciudades del mundo los relojes públicos y las fuentes son servicios que las identifican y definen su identidad, como el Big Ben, en Londres y la Fontana di Trevi, en Roma; para mencionar dos de los lugares icónicos del mundo occidental.

En las ciudades dominicanas, y tomaré a la ciudad de Santo Domingo, como ejemplo, los intentos que se han realizado han fracasado por falta de mantenimiento.

Las fuentes públicas han ido desapareciendo paulatinamente.

Entre ellas:

Las que han existido en el Parque Colón (Parque Independencia), que han alternado con parterres  ( Parte de un jardín con plantas o flores, que constituye una unidad separada del resto) que son  más fáciles de mantener.

Las tres que existían en el Centro de los Héroes, que cuando fue Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo libre (1955):

-La Bolita del Mundo, actualmente llena de basura

– La monumental fuente del Congreso, que se enciende a veces

– Y el lamentable y trágico caso del Teatro Agua y Luz, con la segunda fuente de colores del mundo, diseño del ingeniero arquitecto barcelonés Carles Buigas, creador también de la famosa fuente mágica de Montuca de Barcelona”, hoy día abandonado y en ruinas, y objeto de recientes denuncias (Alfonso Quiñones, Nota Clave-Show del Mediodía)

-El foso acuífero que rodea el extraño y plagiado mausoleo del Parque Independencia (diseño tomado sin mucho escrúpulo de las líneas del Salón Conmemorativo Nacional de Chiang Kai-shek , construido en 1972, que tuvo aguas claras y corrientes en sus primeros años y que finalmente  se desataca sus aguas verdes estancadas

–  Y el lastimero y patético intento fue aquella gran llave de agua manando agua sin fin, que Corporán de los Santos colocara en el malecón, en el eje de la Avenida Máximo Gómez” y cuya concepción efímeramente televisiva, no resistió el paso de los primeros dos años.

Fuentes operando

Hay operando al menos dos fuentes, sin contar algunas internas en establecimientos de hoteles y negocios privados, (de las ubicadas para este recuento):

– La fuente del Parque Iberoamericano, entre las avenidas Simón Bolívar y Cesar Nicolas Penzon, que es municipal y que refresca la vista y el ambiente creando un microclima en su derredor.

– La fuente de agua en el nivel bajo de la Plaza Sambil, privada por lo que es privativa de los clientes de ese punto.

Sobre el reloj del Palacio Consistorial de la Ciudad de Santo Domingo, Rancier recuerda que “” anteriormente se encontraba en la fachada norte de la Catedral, ha sido reparado en varias ocasiones y otras tantas se ha detenido por los desechos de las palomas principalmente”.

Del reloj del Palacio del Ayuntamiento del Distrito Nacional, sostiene que esa grácil torre de ladrillos que contrapuntea el cubo horadado, una de las obras maestras de Guillermo González Sánchez, y advierte que desde hace tiempo que solo es un adorno detenido en un momento del tiempo.

Reloj del Bulevar de la avenida 27 de Febrero, afectado por el deterioro.
Reloj del Bulevar de la avenida 27 de Febrero, afectado por el deterioro.

Y agrega sobre otro reloj (ya mencionado) el "Más contemporáneo, el reloj y su torre kirsch, de El Artístico, en el malhadado y fallido bulevar de la Av. 27 de febrero, que ha quedado como una torre sin tiempo. El tiempo público en la República Dominicana lo marcan, desde hace siglos, los dos relojes del sol que tenemos en la isla: el reloj del sol de la plaza de Las Casas Reales en la Ciudad Colonial y el extraño reloj del sol de Bánica en el medio de la frontera, después de todo el sol no necesita mantenimiento”.