SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Enclavada en el extremo noroeste-noreste de la ciudad intramuros, y dentro de lo que fue El Barrio de Los Canteros, Santa Bárbara, el enclave de los artistas, se extiende a través de una privilegiada e intrincada topografía y emplazamiento.

La historia se remonta allá por el año de 1586 y su nombre a una santa de origen turco, con una historia de martirio a favor de la causa cristiana.

Santa Bárbara fue zona de mantenimiento de barcos que transportaban sus mercancías que traían desde Europa para descargarlas en la zona de Las Atarazanas.

Posee en su parte más noroccidental una iglesia que ostenta su nombre, construida sobre una mina de donde fueron extraídas las piedras para la construcción de las murallas de la Villa de Santo Domingo, Primada de América.

Iglesia que hoy, magistralmente rescatada por prestigiosas instituciones y un nutrido grupo de profesionales de sobrada calidad, convertida en catedral, fue destruida por un huracán en el siglo XVIII, incendiada por Sir Francis Drake en 1586, y devastada por unos terremotos en 1673 y 1684.

La zona se encuentra flanqueada por dos fuertes: el primero situado en el extremo norte-oeste de nombre Santa Bárbara y el segundo en el extremo noreste y llamado Fuerte del Angulo o Fuerte de La Carena. Dentro de sus calles con pendientes pronunciadas, se emplazan una serie de viviendas de tipo colonial y de tipo republicano, mismas con una riqueza arquitectónica y fuerte carácter de mucha relevancia.

A pesar de su continuo deterioro y marginalidad, ha sido sede hace varios años de la Bienal Marginal, promovido por el ilustre artista plástico Silvano Lora que, a través de importantes muestras pictóricas en murales plasmados en algunos sitios, logró darle notoriedad a una de las más hermosas zonas de nuestra ciudad colonial.

Solo imaginar la salida del astro rey, El Sol, dibujando en el endeble espejo de la margen oriental de la ribera del Ozama, bañando cada mañana de vibrante luz cada una de las viviendas enclavadas a diferentes niveles, constituye un espectáculo sobrecogedor ,cuando el color de los murales callejeros suelen convertirse  en puntos de referencia, en expresión de trópico e identidad cultural.

Esto, claro está, sin dejar de lado la belleza que conforman las edificaciones de la calle España, con estilo innegablemente republicano, con profusa ornamentación ecléctica, pasando por el neoclásico, el barroco, el manierismo y un inefable toque de nostalgia del siglo 19.

Santa Bárbara posee el enorme potencial de convertirse en una villa de artistas, con sus residencias rescatadas y remodeladas. Si nos remontamos al polígono formado por la Avenida del Puerto, Avenida Mella, calle Arzobispo Meriño, calle Vicente Celestino Duarte tenemos que llegar a la conclusión de que dicho rescate y consolidación no se hace esperar. Su adyacencia al Barrio de San Antón o barrios de los Artesanos destacan de manera fuerte esta importancia y un incuestionable vínculo.

Propondríamos, pues un proceso de clasificación zonal, en orden de importancia, en donde en primer lugar estaría la iglesia, hoy catedral de Santa Bárbara, y cuya plazoleta nunca debió ser cerrada, por el contrario, los espacios urbanos abiertos y la política de integración al entramado citadino debió ser una prioridad.

Sobre todo, y en especial, el carácter histórico que envuelve el Fuerte detrás de la iglesia, con el mismo nombre, bastión que junto con el Fuerte de La Carena o del Angulo conforman dos polos de atracción. De ahí que un recorrido por un camino peatonal perimetral y contiguo a través de la Antigua Muralla es una experiencia sin igual.

La peatonización de la zona debe ser completa, con solo las vías norte sur y viceversa de la calle Isabel La Católica o antigua calle del Comercio que solo llegaría hasta la calle Vicente Celestino Duarte para girar hacia el oeste y converger en la calle Arzobispo Meriño o calle de Los Plateros u Orfebres.

En el sentido este-oeste y viceversa se contempla la calle Las Atarazanas y la Vicente Celestino Duarte para formar el circuito de acceso al edificio de estacionamiento que se encuentra abandonado hace años, y que con una   inversión menor se podría de manera ostensible, habilitar para darle servicio a esa zona.

Las otra vía que atravesaría Santa Bárbara vehicularmente sería la calle Juan Parra, y que tendría en su articulación con la Avenida del Puerto, un puente peatonal ancho elevado , para unir los bloques sur del Fuerte de La Carena y la Ceiba de Colón, con la zona norte del conjunto.

La zona de la calle España tiene la vocación de convertirse en museos, salas de convenciones, espectáculos y o eventos, y tiendas de gift shops, dado

la riqueza y valor patrimonial que representan las edificaciones republicanas que allí perviven de manera muy precaria actualmente.

La organización y administración del barrio estaría regenteada por un Patronato Rector, conformado por personas de cierta relevancia económica y social, con reglas de condominio suficientemente claras como para establecer el alquiler a artistas de todos los niveles sociales y edades que reúnan las condiciones adecuadas para tales fines.

De igual forma, que estén dispuestos a pagar y preservar por un mantenimiento completo permanente, aportando mejoramientos constantes, que se traduzcan en un cobro audaz permitiendo de manera constante una sostenibilidad del lugar  en el tiempo.

Cada edificación debe tener las facilidades espaciales para el desarrollo de una vivienda digna y adecuada, con interesantes ambientes y con la inclusión de un atelier para el desarrollo de las actividades propias de los artistas que allí habitaren.

A esto, agregar patios interiores de profusa vegetación, luz natural, con vistas maravillosas a la ribera, con terrazas elevadas, de cuyas visuales sirvan como fuente de inspiración a los artistas, que en su afán cotidiano quieran plasmar la expresión y el regocijo que constituye un atardecer en el trópico destacando sus tonalidades pasteles, cuando  el aro de luz suele acostarse en la lontananza, agobiado de su habitual faena, y deja solo el reflejo de los últimos suspiros de su existencia.

Grandes paredes dispuestas estratégicamente deben preverse para el desarrollo de pintorescos murales , dotados de la fuerza, el color, el tema reflexivo y contestatario, con el propósito de rendir  tributo a uno de sus mayores y mejores propulsores, como lo fue el maestro Silvano Lora.

 

Estructura de la iglesia de Santa Bárbara. Foto: Aileen Ceballos/acento.com.do

Sus calles peatonales, con cafés para las tertulias durante el ocaso de la tarde, que generen una sinergia cultural de grandes proporciones, la arborización para la actividad diurna, con árboles de sombras de roblillos, hiedra, maceteros de geranios, hortensias, bromelias, trinitarias o boungavilleas de tonalidades diversas y coloridas, sus escalinatas serpenteantes de ladrillo y piedra, el establecimiento de aspersores de agua para mantener fresca y hábil la zona durante el día, así como el paseo perimetral por la antigua muralla permitirán la visitas permanentes de turistas locales como internacionales, generando cuantiosos ingresos para el desenvolvimiento del lugar.

Durante la noche actividades artísticas de performance, teatro ligero, ventas de pinturas, restaurantes con gastronomía de comida fusión, música para el disfrute de esta y todas las actividades lúdicas que allí se generasen.

Asimismo, los dos importantes Fuertes , hasta llegar a la gran Plazoleta de la Catedral de Santa Bárbara, abierta, arborizada, refrescante con la presencia permanente de una juventud vibrante y en constante crecimiento, con ventas de retratos a los visitantes, ventas de artesanías y obras de arte a los turistas, es lo que harán de Santa Bárbara un enclave inolvidable a la hora de visitar esta zona de artistas de nuestra ciudad Primada de América, cuna de la Civilización en América y  las Indias Occidentales.

***El autor es Arquitecto, egresado de la Facultad de Arquitectura y Artes, Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional Pedro Henriquez Ureña, Santo Domingo, Rep. Dominicana. Miembro del CODIA y de la Sociedad de Arquitectos de la República Dominicana (SARD)