LOS ÁNGELES, EE.UU.- Rihanna y Jennifer López se encargaron de caldear la alfombra roja en la 55 edición de los premios Grammy, que volvió a estar repleta de sensualidad a pesar de las advertencias del canal de televisión CBS, que pidió a los artistas ser comedidos a la hora de escoger sus vestidos.

Rihanna lució espectacular con un vestido rojo vaporoso de Azzedine Alaïa con escote en la espalda, mientras que López fue la más desafiante con un vestido negro asimétrico con abertura hasta la cadera, de Anthony Vaccarello.

La cantante de origen puertorriqueño apostó por combinarlo con un bolso dorado y sandalias negras y doradas.

"¡No dijeron nada acerca de las piernas! Yo pensaba que estaba siendo una buena chica. Un poco de hombro, un poco de pierna…", explicó López a los medios en la alfombra roja.

Asimismo, Taylor Swift apostó por un diseño blanco vaporoso con abertura lateral de J. Mendel, acompañado por aplicaciones de pedrería en color plata, en tanto que Nicole Kidman se dejó ver con un vestido de encaje color cobre de Vera Wang y Beyoncé Knowles se mostró de lo más elegante con un mono ajustado en blanco y negro.

También se llevó grandes elogios Florence Welch con su Givenchy de pailletes verde esmeralda a juego con un bolso de mano.

Adele y Katy Perry, en cambio, estuvieron menos afortunadas con sus elecciones.

La británica, con moño y pendientes de diamantes, acudió a la cita con un vestido de encaje rojo con transparencias en las mangas y zapatos a juego.

Perry, por su parte, escogió un vestido color menta inspirado, según reconoció, en los diseños de Priscilla Presley en los 70, con escote pronunciado y pedrería en el cuello.

El canal CBS, encargado de emitir la gala en EE.UU., envió la semana pasada un correo electrónico a los invitados solicitando que los "traseros y pechos femeninos estén tapados adecuadamente" para evitar polémicos vestidos como el Versace que lució la propia Jennifer López en la edición de 2000 o el de Lil' Kim en 1999, que dejaban poco lugar para la imaginación.