(Ilustraciones del doctor Odalís G. Pérez)

Escribo este título y no puedo dejar de recordar a una figura pública dominicana, con la cual este país está en deuda, se trata del doctor Raymundo Amaro Guzmán (7-1-1934/13/7/2018), quien hizo lo imposible por el fomentar el libro y la lectura en nuestra sociedad.

Se graduó de doctor en Derecho en el año 1958, en la Facultad Derecho de la entonces Universidad Santo Domingo, donde, luego, fue investido, con el título de Profesor Honorario de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, el 18 de junio de 2009, esto nos indica que, desde un principio marcó su horizonte de servicios de hombre apegado a las acciones culturales. Fue, en los hechos, un eficaz gestor cultural, a quien, el actual funcionariado estatal, debe estudiar y seguir su ejemplo de sujeto ético en esta sociedad.

Aunque reconozco que el olvido, con frecuencia es el tributo recibido, debo resaltar que como profesional al servicio de la sociedad dominicana, el doctor

Amaro Guzmán inicio como servidor público a los 25 años y fue designado Juez de Paz para los municipios Moca y Puerto Plata y en el Distrito Judicial de Santiago.

En 1962 trabajó en la División de Organización y Métodos de la Secretaría de Estado de Salud y Previsión Social, como Técnico Administrativo. Es decir, la imagen de ese dominicano.que hoy me llega a la memoria, trae un historial de entrega al trabajo público, por lo que no me traiciona mi memoria al fijarse aquella imagen serena, flemática y sabía del doctor Amaro Guzmán.

Aunque reconozco que el olvido, con frecuencia es el tributo recibido, debo resaltar que como profesional al servicio de la sociedad dominicana, el doctor Amaro Guzmán inicio como servidor público a los 25 años y fue designado Juez de Paz para los municipios Moca y Puerto Plata y en el Distrito Judicial de Santiago.

En 1962 trabajó en la División de Organización y Métodos de la Secretaría de Estado de Salud y Previsión Social, como Técnico Administrativo.

Es decir, la imagen de ese dominicano.que hoy me llega a la memoria, trae un historial de entrega al trabajo público, por lo que no me traiciona mi memoria al fijarse aquella imagen serena, flemática y sabía del doctor Amaro Guzmán.

En 1963 fue Juez de la Cámara Civil y Comercial del Distrito Judicial de Santiago, y un año más tarde comenzó a laborar como coordinador de programas de la Escuela de Administración Pública de la Universidad de Puerto Rico-Recinto Río Piedras, donde obtuvo su primera Maestría en Administración Pública.

A ese señor, la administración pública de este país, en lo bueno o lo malo que usted le encuentre, le debe el haberse encaminado a un proceso institucional. Esa fue su intención, aunque otros intereses, así no le permitieran avanzar.

Del año 1978 al 1999 dirigió la Oficina Nacional de Administración y Personal (ONAP), y paralelamente- entre el 1985 y el 1996- el Dr. Amaro Guzmán también asumió la Presidencia de la Comisión Organizadora de la Feria Nacional del Libro. Aquí es donde quiero resaltar el punto luminario de este personaje que hoy nadie recuerda, salvo sus más cercanos familiares.

Amaro Guzmán, desde la feria del libro organizó innumerables eventos con el objetivo de promover y/o fomentar el libro en este país y merece ser recordado con profundo afecto y ser reconocido, como una forma de emular, a quien por sus méritos se enaltece y engrandece a este país.

Raymundo Amaro Guzmán, recibiendo una placa de reconocimiento.
Raymundo Amaro Guzmán, recibiendo una placa de reconocimiento.

 

En su tiempo, mientras otros andaban persiguiendo y asesinando, este hombre andaba pensando en hacer del libro y de la lectura, el inalienable símbolo de desarrollo de nuestra nación.

Se caracterizó como un académico. Fue co-fundador, en 1969, de la universidad O&M, en la cual ocupó la posición de Vicepresidente. Fue catedrático de la UASD y en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU). Fue un defensor del libro, en ese momento, del libro.físisco y también del virtual, porque desde ONAP, fueron bastante los seminarios y talleres que se desarrollaron, promocionando la lectura y la creación literaria.

Recuerdo que desde el 1981, la Oficina Nacional de Administración Pública (ONAP), se puso en contacto con el Centro Regional para el Fomento del libro en América Latina y el Caribe, el cual es un organismo intergubernamental, auspiciado por la UNESCO que trabaja en la creación de políticas que contribuyan con el fomento de la lectura y con la creación de condiciones para el desarrollo de sociedades lectoras.

Por ahí apuntaban sus objetivos, ya que antes de crearse el Ministerio de Cultura, era la ONAP, el organismo gubernamental responsable de la feria del libro, por eso me familiaricé bastante con sus políticas culturales, ya que, desde ese año 81, el país inició, con la promoción de políticas en favor de la niñez dominicana y fue también en ese mismo año, cuando, en la UASD, se creó la asignatura Literatura Infantil, y, mientras el gobierno creó el Consejo Nacional para la niñez (CONANI).

Fue con el doctor Amaro Guzmán que se asumió, como política de Estado, en los hechos, no en simple teoría y/o retórica propagandística partidarista o politiquera, el fomento de la lectura voluntaria en niños y adolescentes.

Es la hora de recordarles que debemos seguir las positivas huellas dejabas en ONAP, en torno a la cultura, por el doctor Raymundo Amaro Guzmán. Reconozco que ya tenemos un Ministerio de Cultura que va trillando un largo camino de transformación y un Ministerio de Educación que procura reinventarse, entre los intereses de los empresarios de la educación y el COVID-19.

En el doctor Raymundo Amaro Guzmán, a quien recuerdo en esta hora cibernética, dentro de este tiempo enfermizo, tenemos un válido referente de gestión cultural transformadora. Estudiemos sus aportes y repliquemos sus imborrables huellas de ciudadano ejemplar.