SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El éxito de Rápidos y Furiosos 8 era previsible. Desde luego hay que hacer la reserva del derecho de quienes no gustan de este tipo de oferta, caracterizada por la simplicidad y previsibilidad de sus personajes, su carga evasiva, a pesar de su trabajadísima producción para entretener al máximo.
La producción es una expresión altísima del cine industrial de evasión y fantasía, facilista en su consumo, simplista en su trama, impresionante en sus efectos digitales y sus alocadas carreras en las calles de cuatro grandes ciudades alrededor del mundo, que atrapa el gusto y la imaginación de la gran masa cinéfilos que optan, por encima de su exigencia estética, una historia que les desvincule de la realidad y, mejor, sí dentro del modelo comercial cinematográfico masivo, está bien hecha.
El éxito de F 8 tiene diversas causas: una cuidada estrategia de promoción global; un dominio total de los recursos del cine, las espectaculares tomas aéreas, la fotografía, la filigrana de la edición, las actuaciones y el universo sonoro, todo conspirando para dar como resultado una entrega del cine industrial de esas que no se olvidarán fácilmente y que cimentarán en sus fans, una lealtad absoluta.
R&F 8, con la que se cumplen ya 15 años desde la primera vez que este título apareció en cartelera, en 2011, ha llevado a sus protagonistas desde delincuentes callejeros, amantes de la ilegalidad y la velocidad, a salvadores de los más temibles villanos globales que atentan contra el mundo, ha iniciado sus proyecciones y las filas que se forman en boletería, resultan perfectamente previsibles. Es este el principal bocadillo de la cartelera.
Nos llama la atención, la diversidad racial del elenco, que ya venía mostrando actores blancos frente a los afroamericanos, (los cantantes Tyrese Gibson, Christopher Brian Bridges, Don Domar y Tego Calderón – estos dos últimos con una aparición tan breve que entendemos no valía para nada el esfuerzo para hacerlos aparecer en los créditos) pero que en este caso agrega una actriz de pelo natural, la británica Nathalie Joanne Emmanuel, (que vimos en 29 capítulos de la serie Juego de Tronos) al tono de un movimiento de autenticidad racial que nos da el gusto de ver el llamado “pelo malo” – eufemismo y tabú- en el altar espectacular de la pantalla grande.
La producción es una amplía y atractiva gama de acciones y y aventuras y en la que muchas de sus secuencias, a pesar de la exageración en los efectos, colma la necesidad de fantasía de los incondicionales cinéfilos que se rindieron ante la nueva entrega.
Inolvidable esa primera secuencia, la carrera salvaje entre dos cucacharones (que en el lenguaje de la clase media cubana es "almendrones") de los años 50´en las calles y el malecón de La Habana, (la primera de una super-producción norteamericana luego de la normalización de relaciones).
Claro. hubiera sido muchísimo mejor hacerla menos "yanqui-centríca" definiendo una relación más igualitaria y justa de los personajes con el pueblo cubano, menos paternalista y más alejada del síndrome Tarzán de los Monos con los aborígenes africanos, en la cual los que quedan como héroes generosos son los procedentes de la bandera de barras y estrellas. Una relación que, a pesar de todo, mantiene su sello colonialista. Un esfuerzo de guión, no habría sobrado.
El conjunto de actuaciones están en buen nivel: Vin Diesel (Dominic Toretto), Michelle Rodríguez (Letty Ortiz) y Kurt Russell (Frank Petty), Tyrese Gibson (Roman Pearce) y Chris Bridges (Tej Parker), Dwayne Johnson (Luke Hobbs), Jason Statham (Shaw), Charlize Theron (la temible terrorista cibernética Cipher,) y Nathalie Joanne Emmanuel (Megan Ramsey), pero sin nadie que se aviste en las nominaciones los premios Oscar a mejor actor.
El triller logra ahora su más alto nivel en perfección en sus efectos, los enfrentamientos y una trama de giros sorprendentes y variados escenarios, desde el ambiente urbano de Cuba hasta las estepas nevadas de Islandia. Aun cuando en pantalla se ven destruidos decenas de vehículos, solo fueron 30 los comprados expresamente para ese fin. El resto se debe inscribir en la lista de los liquidados vía efectos especiales.
Una de las sorpresas es la actuación, cargada de autenticidad maligna y un poder de seducción bastante afirmado, de la actriz sudafricana oscarizada Charlize Theron, como la villana cibernética.
Ficha:
Director: F. Gary Gray
Guión: Chris Morgan
Productor: Neal H. Moritz
Elenco: Vin Diesel (Dominic Toretto), Michelle Rodríguez (Letty Ortiz) y Kurt Russell (Frank Petty), Tyrese Gibson (Roman Pearce) y Chris Bridges (Tej Parker), Dwayne Johnson (Luke Hobbs), Jason Statham (Shaw), Charlize Theron (la temible terrorista cibernética Cipher,) y Nathalie Joanne Emmanuel (Megan Ramsey).
Sinopsis:
Dom y Letty están de luna de miel. Brian y Mia se han retirado del juego, y el resto del equipo ya no tiene que vivir huyendo de la ley, Pero cuando una misteriosa mujer (la oscarizada Charlize Theron) seduce a Dom para arrastrarlo al mundo del crimen del que parece no poder escapar, traicionando a aquellos que más le importan, el equipo tendrá que afrontar desafíos que pondrán a todos a prueba hasta límites desconocidos.