Miami; Fl.- Cuando Arianna Puello aterrizó en Quisqueya en 2012 para trabajar en la producción de su penúltimo disco, la acogida de sus colegas criollos fue muy diferente a la que esperaba. Lo que ni ella ni nadie suponía era que cuatro años más tarde, la petromacorisana ostentaría no a uno, sino a dos premios Grammy Latinos.
“En el año completo en que estuve en mi país traté de tener un acercamiento con los Raperos de allá”, señala Puello. “Pero lo que vi fue que cada quien ‘jala’ pa’ su lao’ en el medio artístico”, concluye la misma chica que a los ocho años salió de San Pedro de Macorís rumbo a España y que hoy, a los 39, figura como nominada en uno de los galardones de mayor prestigio en la música iberoamericana.
“El tipo de Rap que yo hago es muy consciente, no tiene nada que ver con lo que allá se estila, que no hace falta que te diga ¿verdad?”, dice sin soberbia, pues a pesar de todo Arianna mantiene “el orgullo dominicano que le corre por la sangre” y que para ella es inevitable.
Pero fue en Gerona (ES) específicamente donde ‘Ari’, como cariñosamente le llaman, “se hizo como persona, como artista, como todo”, por lo que ve normal que un pedacito de ella se sienta español. “Represento ambos lados con mucho orgullo”, dice entre risas.
Si bien es cierto que el llamado género urbano ha ido ganando aceptación dentro de todos los estratos sociales de nuestro país, no menos cierto es que hoy día cualquiera que pueda poner Autotune en el estudio; copiar, pegar y reciclar samples de otros discos sin ser capaz de abarcar más de cinco notas, puede catalogarse como “músico”.
Salvo raras excepciones como “El Lápiz” (destitulado del “consciente”), Vakeró o “Mozart La Para”, recién contratado por Rock Nation Latin, quienes han ido acicalando su léxico para la aprobación de todo público, el contenido chabacano de esta música pareciera ser un requisito para la mayoría. Y qué decir de las mujeres del género que desperdician el año en chismes de patio u ofreciendo fajas moldeadoras en redes sociales.
“En R.D. hay mucho talento, pero también mucha necesidad”, explica Arianna en referencia a sus colegas dominicanos que, a su juicio, aunque les sobra el ingenio y podrían emplear sus temas como una herramienta para concientizar, al final terminan “vendiéndose”.
Y es que la música que suena en nuestra radio no es urbana, ni del pueblo. No habla de la vida y los valores de los sectores humildes, en cambio, da cátedras de ‘fumadera', ‘pandillas’, ‘plomo’, ‘mamichulas’ y ‘tiradera’. Temas que no buscan una expresión popular, sino dinero, porque a la gente le gusta el morbo.
“Eso es lo que vende”, se lamenta Arianna. “Tienen que transformar los buenos mensajes con los que empiezan porque la misma sociedad se lo pide. Necesitan dinero para comer, para darle leche a sus hijos, para vivir”.
Contrario a lo que muchos puedan pensar, a esta muchacha la ruta hacia el éxito no se le ha hecho fácil. Arianna llegó a España allá por los ochenta, en pleno apogeo de los skins neonazis, aquel grupo de racistas, xenófobos, extremistas. Y ella, ‘sudaca’ y de piel morena, era la viva representación de todo lo que ellos odiaban.
“Mi camino hubiera sido otro totalmente, porque en España algo que me motivó a empezar en el Rap fue la lucha contra el racismo que me tocó vivir”, dice Arianna al cuestionarle sobre lo que hubiera sido de su vida si nunca se hubiera marchado de la isla.
Con dieciocho años y una ‘maquetita' de cinco canciones bajo el brazo, Ari se lanzó al Festimat 2004 en Madrid, el primer concierto masivo con un escenario de HipHop donde empezó a regalar muestras de su trabajo entre el público y los participantes.
“Experiencias desagradables he pasado, pero dolorosas nunca”, cuenta Puello. “Siempre me he plantado con agallas, orgullo y autoestima y no he dejado que nadie me rebaje, ni me insulte”.
Tras formar parte de diversos grupos locales de Gerona, en 1996 emprendió su camino en solitario y un año más tarde empezó a ser conocida por su colaboración con “El Meswy” (uno de los integrantes del grupo “El Club De Los Poetas Violentos”) en el tema “Mujer Chunga”, el cuál la lleva a grabar en 1998, con el nombre de Ari, su primer trabajo profesional.
“Al final ‘Zona Bruta’, la misma disquera de ellos me llamó y firmé. Fue todo muy rápido”, recuerda Puello.
Tras veinte años haciendo Rap y sin esperarlo, ha sido nominada en dos categorías en el renglón de música urbana de los Grammy Latinoamericanos: “Despierta”, como Mejor Álbum y “Hardcore y Feroz” como Mejor Canción. Sus temas han sido ‘hits’ desde España hasta Colombia, sin embargo no encuentran “coro” en República Dominicana. No suenan, ni tienen repercusión.
“Yo nunca aspiro a nada, solamente estoy haciendo lo que tengo que hacer. Lo que me gusta”, dice Arianna y agrega que la nominación ha llegado en un momento fundamental de su carrera, pues recién abrió su propia disquera junto a su ex-esposo y productor Factor Primo.
Tres años de trabajo fue lo que les costó el álbum “Despierta”, el mismo que para elegibilidad de un Grammy debe contener mínimo 51% del tiempo total grabado con material nuevo y que incluye el también nominado sencillo “Hardcore y feroz”, que Arianna describe como una canción de descarga.
“Es una fusión de Rock and Roll con Rap”, explica la intérprete. “Habla de una mujer como yo, que se levanta un día con ganas de comerse el mundo, pero al final lo que le importa es lo que ella está transmitiendo, su verdad, sin esperar nada a cambio”.
La música de Arianna ante todo reivindica lo que no está bien. Hace Rap “para transformar la oscuridad en arte”. Para combatir la violencia y las injusticias. Para que a través su trabajo la gente busque dentro de sí, intente conectar con la espiritualidad, con el lado bueno de las cosas. Considera que lo principal para enderezar el mundo es empezar el cambio por uno mismo.
“Ahí está la verdadera lucha. Somos muy sumisos. Todo se acepta, todo vale, toda la maldad pasa por enfrente de nuestras caras y no hacemos nada”, dice. “Si no hacemos ese cambio nos vamos a ir todos en el mismo barco y nos vamos a hundir.”
Artistas favoritos tiene muchos, pero le encantaría colaborar con los que siente suyos, aquellos grandes latinos como Rubén Blades, Juan Luis Guerra. “Esos me influenciaron mucho. “No solo me curtí escuchando Rap o música afroamericana”, cuenta Ari. “Yo escuchaba de todo, Jazz, Soul y mi música latina… así como la salsa con mensaje de Hector Lavoe.”
El 17 de noviembre, cuando Arianna Puello pise la gala de la Academia Latina de Grabación junto a compatriotas reconocidos como Johnny Ventura o “El Torito”, posiblemente muchos dominicanos querremos ufanarnos del fruto de su esfuerzo, aunque a decir de nuestro carente apoyo, bien podría privársenos del derecho a aplauso.
“Pero lo importante es el reconocimiento del buen trabajo” dice Ari. “Ya si nos llevamos el Grammy o no queda en manos de Dios”.